A partir de las 8 de la mañana, Omar Perotti preside la primera reunión de gabinete de 2020. La agenda refiere exclusivamente a los pasos a seguir tras el rechazo de la ley de emergencia en la Cámara de Diputados y la conflictiva sucesión que derivó en el cronograma de pago de salarios que ha levantado a los gremios estatales. Cuando promedie el encuentro, un grupo de sectores sindicales estará manifestando frente a la sede de gobernación (ver aparte), frente a una situación que describen no solo como injusta sino como ilegal, que es la postergación del cobro más allá de lo estipulado y avanzando sobre la segunda quincena de enero. En ese sentido, desde el gobierno han iniciado contactos frente al banco para prorrogar los vencimientos de las tarjetas de los agentes estatales, lo cual podría ser un paliativo que de ningún modo cubre las expectativas de quienes venían percibiendo sus haberes con relativa puntualidad --salvo los últimos meses -- y quieren asegurarse de que esta situación no se instale como metodología de aquí en adelante. A la vez, algunos ministros han tomado contacto con referentes sindicales para ponerlos al tanto de los números de la provincia y las limitaciones que provoca la ausencia de la Ley de emergencia, de modo tal de evitar una escalada del conflicto, ya que de no modificarse la situación en la Legislatura, el cobro de los haberes de enero podría seguir la misma lógica. Para eso, en la reunión que sucede en la Casa Gris, se evaluaran diferentes alternativas. "No queremos actuar en caliente después del rechazo en Diputados, la idea es buscar una solución y que se trate esto en extraordinarias" dijo a Rosario/12 una fuente del gobierno que no esperaba un comienzo de año tan complicado.

Miguel Lifschitz encolumnó a los diputados que llevó en la lista que encabezó y sumó otros sectores opositores --Cambiemos-- para rechazar el proyecto de Ley de emergencia que tenia media sanción --sin votos en contra-- en el Senado Provincial. Hasta el último día hábil del año --el lunes que pasó-- se intentó su aprobación o en todo caso su paso a comisión, que aparecía como la opción más viable ya que aprobarla hubiera representado implícitamente aceptar la situación descripta por Perotti desde el mismo instante que juró como de una provincia "deficitaria y con ausencia de control". Un dato destacado en ese sentido es que el voto del macrismo de algún modo avaló lo actuado por Lifschitz en los años pasados ya que sus diputados levantaron la mano junto a la bancada de la mayoría del Frente Progresista. Esto es una tendencia que se va afirmando desde el sector del PS que lidera el presidente de la Cámara de Diputados,  que pretende erigirse en el líder del antiperonismo, una construcción con sectores de la derecha y otros que no necesariamente tienen una definición ideológica que vaya más allá de su rechazo al PJ y lo que representa. Una prueba de eso se verá próximamente en los comicios de San Guillermo para intendente, donde habrá una primaria entre los sectores de cambiemos el Frente Progresista , incluidos radicales, y otros sectores encolumnados para enfrentar al candidato del peronismo.

El voto del macrismo de algún modo avaló lo actuado por Lifschitz en los años pasados ya que sus diputados levantaron la mano junto a la bancada del Frente Progresista. 

Desde ya que esa es una preocupación menor frente al problema que se enfrenta, que es nada menos que el modo en que se hará frente a los compromisos, no solo salariales sino a proveedores y contratistas que ni siquiera tienen cronograma. No obstante, es un dato a tener en cuenta para medir fuerzas en la legislatura, donde en pocos días más habrá otros "rounds" y donde parece también haber cerrado filas en Senado, en una relación con el bloque que lidera Armando Traferri que habrá que seguir paso a paso.

Frente a esto, el gobernador parece dispuesto a pagar el costo político que representa, en el primer mes de gestión, tener protestando a los trabajadores estatales, y para peor con derecho y con razón.

Entre los funcionarios más cercanos al rafaelino no hay unanimidad en que esta sea la manera de "exponer" el agujero que dejó la gestión de Lisfchitz, que llegó a pagar tasas superiores al 70% para pagar los sueldos, como lo confirmó el Ministro Walter Agosto.

Perotti se resiste a entrar en ese circuito, en la convicción de que los santafesinos han tomado nota de la situación que ha heredado.

Otros integrantes de su staff intentan hacerle ver que más allá de "la bomba de tiempo" que dejó corriendo el gobierno anterior, a los trabajadores poco les importa el estado financiero de la provincia que Perotti sabía que iba a recibir y menos aun la relación de fuerzas en la legislatura que impidió la sanción de la Emergencia. En todo caso, el interés cede frente a lo que supone el quebranto de no cobrar en tiempo y forma.

Perotti va a insistir con la Ley de Emergencia, y no parece dispuesto a ceder en ninguno de los rubros. Algo había trascendido acerca de la emergencia en Seguridad y su posible supresión. No parece que esa sea la idea del Gobernador que hizo campaña a partir de esa situación de desmanejo policial, ratificada en cada una de las apariciones públicas del ministro Marcelo Sain. Tampoco está convencido de que haya puntos en el texto que deban "negociarse", ya que se trata de una posición política que no obedece --por parte de los seguidores de Lifschitz-- a ningún análisis del proyecto. De todos modos, la mecánica parlamentaria obliga a la presentación de un nuevo texto, diferente al rechazado en la ultima sesión del año que terminó.

Otra cuestión a analizar es por donde ingresará el proyecto, y si será inmediatamente o en febrero. El riesgo que se corre si se extienden los tiempos es que se llegue al tratamiento en vísperas de la apertura de negociaciones paritarias, y la proximidad del inicio del ciclo lectivo, con todo lo que eso representa. SI la situación del cobro de haberes no se endereza para entonces, los ánimos están caldeados y eso lo saben en la Casa Gris.

A todo esto, dentro del bloque del Frente Progresista hay diferencias, aunque en la votación de la Ley de emergencia se consolidó una mayoría opositora. No piensan lo mismo los diputados que responden a sectores de la UCR, que a su vez tienen intendentes y jefes comunales, que algunos socialistas que no tienen otro dirigente al que reportar que no sea Lifschitz. Así se vio en la sesión, en la que alguno propuso el paso a comisiones antes que el rechazo, y otros "acompañaron" sin demasiada convicción a la espera de que se terminara el año. No obstante, y con argumentos que son difíciles de sostener --como decir que se quiere analizar el contenido de la ley detenidamente por parte de la misma bancada que votó el presupuesto 2020 a un par de días de irse del gobierno y a libro cerrado-- el Frente Progresista festejó su "victoria" y trató de disfrazarla de un "freno a los superpoderes" para el gobernador.

Algo similar está padeciendo en provincia de Buenos Aires Axel Kicillof, quien frente a una situación aún más grave que la de Santa Fe no consigue que quienes dejaron "el paquete" le den una mano para desatarlo. La diferencia es que María Eugenia Vidal nunca se presentó como progresista. No obstante, no parece que sea solamente una cuestión ideológica.

Hay otras cosas, y podrán verse mas adelante. Tal vez el gran Alfredo Lepera dé una mano para entenderlo, con aquel tangazo que escribió en la década del 30, en el que hablaba de "la vergüenza de haber sido y el dolor de la ya no ser".