En un año nuevo nacen nuevas ideas. Esta vez, de la mano del Teatro Metropolitan, que se postula como un oasis en el asfalto caliente de la Ciudad e invita a los porteños a vacacionar en sus salas. Con una propuesta novedosa, que comienza el 4 de enero y que durará todo el verano, el Teatro organiza el ciclo “Verano Off en el Met”, que abre sus salas a doce obras provenientes del teatro independiente y del teatro público. Se trata de un ciclo que es resultado de años de exploración, durante los cuales el director del Metropolitan, Jon Goransky, generó espacios para las obras alternativas al circuito comercial.
A lo largo del 2019, La omisión de la familia Coleman tuvo sus funciones en el Teatro Metropolitan, espacio que de a poco se fue llenando de obras independientes. A ella se sumaron La fiesta del viejo de Fernando Ferrer, Todo tendría sentido si no existiera la muerte de Mariano Tenconi Blanco y Ojalá las paredes gritaran de Paola Lusardi, todas del off. Y el resultado fue muy bueno, desde lo económico y a nivel artístico, según cuenta el propio Goransky. Fue así como el tan valioso teatro off empezó incursionar en territorios inexplorados aportando nuevos elementos atractivos a la escena comercial.
Pero fue sin dudas la irrupción de Petróleo de las Piel de Lava (estrenada originalmente en el Complejo Teatral de Buenos Aires), el suceso que preparó el terreno para lo que venía. Su explosión en el Metropolitan fue clara: empezó los martes y, al agotar rápidamente sus entradas, pasó a estar en el horario central y en la sala más grande. “El fenómeno de Petróleo nos envalentonó para pensar un verano diferente y lo suficientemente disruptivo como para competir con otros espacios de una manera distinta y creativa. Estamos constantemente intentando unir los diferentes circuitos y apostar al teatro en general sin quedarnos con la idea de que en la calle Corrientes hay un tipo de teatro diferente al que podría haber en otros espacios”, expresa Goransky.
Las obras que integrarán “Verano Off en el Met” serán Petróleo, del grupo Piel de Lava; la versión millennial de Hamlet Ojalá las Paredes Gritaran de Paola Lusardi; La savia, con Mirta Busnelli, originalmente producida por el Teatro Nacional Cervantes; Romance del Baco y la Vaca de Gonzalo Demaría, estrenada en Timbre 4; La Pilarcita de María Marull, obra del Camarín de las Musas; Coreomanía, de Josefina Gorostiza; la versión de Rey Lear La Fiesta del Viejo, de Fernando Ferrer, surgida en el Espacio Callejón; la reposición luego de 350 funciones y 8 temporadas de La Sala Roja, de Victoria Hladilo; Delia, de Sebastián Suñé; Claveles Rojos, de Luis Agustoni; y Clavemos el Visto, de Ezequiel Hara Duck y Jony Camiser (una experiencia en la calle y por whatsapp).
A estas once obras se sumará una coproducción sorpresa entre el Metropolitan y el FIBA (Festival Internacional de Buenos Aires) que se anunciará cuando se de a conocer oficialmente la programación del Festival. “La idea es retomar obras que estuvieron muchos años triunfando en el circuito independiente y que hasta ahora no habían tenido la oportunidad de pensarse para un público distinto y en una calle diferente”, subraya Goransky.
Para el director del teatro, “Verano Off en el Met” abre una serie de posibilidades: “permite empezar a dialogar con artistas que hasta ahora el espacio del Metropolitan no dialogaba, llegar a un público diferente y acercar una programación un poco más disruptiva al público de calle Corrientes”. Es una experiencia que, por un lado, interactúa con un espectador diferente al acostumbrado; y por el otro, apuesta a la autoría nacional contra una calle Corrientes que casi siempre naufraga en su predilección por las obras extranjeras.