Lejos de provocar una unión, el asesinato del poderoso general iraní Qasem Soleimani, muerto en Bagdad por orden de Donald Trump, dividió profundamente al Congreso estadounidense entre demócratas y republicanos. La oposición criticó con vehemencia la decisión del presidente republicano de ordenar este ataque sin la aprobación del Congreso. Por el contrario, los líderes republicanos dieron la bienvenida a la operación que mató a Soleiman. La presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi (foto), aseguró que la muerte de Soleimani amenaza con provocar una peligrosa escalada de la violencia. "Estados Unidos -y el mundo- no pueden permitirse que las tensiones aumenten hasta límites irreversibles", dijo en un comunicado la líder demócrata. En contraste, los legisladores republicanos saludaron la decisión. "El precio de matar y herir estadounidenses ha subido drásticamente", escribió en Twitter el senador Lindsay Graham, un aliado del presidente.
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