La temida guerra entre Estados Unidos e Irán parece más cerca que nunca. En la noche del viernes un ataque aéreo estadounidense mató al jefe de la Guardia Revolucionaria Iraní, Qasem Soleimani . En el hecho también perdió la vida Abu Mahdi al-Muhandis, vicecomandante de las Fuerzas de Movilización Popular, la coalición de milicias iraquíes que atacó la embajada de Estados Unidos en Bagdad el martes pasado. El presidente Donald Trump sostuvo que Soleimani estaba planeando matar a estadounidenses. El líder supremo de Irán, ayatollah Ali Jamenei, advirtió que una dura venganza espera a Estados Unidos.
El general Qasem Soleimani, además de ser el líder de la Guardia Revolucionaria, era el arquitecto de las intervenciones de Irán en Medio Oriente. Su muerte se produjo en las afueras del aeropuerto de Bagdad cuando un dron le disparó al coche en el que viajaba. Diez personas murieron en el bombardeo, incluyendo a cinco miembros de la Guardia Revolucionaria y al yerno de Soleimani, según la TV estatal iraní.
Trump, de vacaciones en su club privado de Palm Beach, Florida, tuiteó que ordenó el ataque porque Soleimani estaba planeando matar a muchos estadounidenses. Además lo señaló como el responsable de asesinar o herir a miles de sus compatriotas en Medio Oriente. “Fue directa e indirectamente responsable de la muerte de millones de personas, incluido el gran número de manifestantes recientemente asesinados en el propio Irán”, escribió el mandatario en Twitter.
Más tarde, en declaraciones desde su casa en Palm Beach, Trump dijo que no buscaba un cambio de régimen en Irán y que no quería comenzar una guerra, sino evitarla.
Desde el Departamento de Defensa dieron más precisiones sobre los supuestos planes de Soleimani. Según informaron tenía programado atacar a diplomáticos y militares estadounidenses en Irak y en toda la región. El secretario de Estado, Mike Pompeo, dijo a la cadena CNN que Soleimani habría puesto en riesgo las vidas de decenas de estadounidense. Pompeo no precisó cuándo ni dónde se esperaba el atentado pero dijo que habría producido la muerte de muchos musulmanes e iraquíes, entre otras personas.
En otra tanda de tweets Trump sostuvo que la muerte de Soleimani debió haberse producido mucho antes. Después se refirió a la realidad de Iraq. “El pueblo de Iraq no quiere ser dominado y controlado por Irán, pero en última instancia, esa es su elección. En los últimos 15 años, Irán ha ganado más y más control sobre Iraq, y el pueblo de Iraq no está contento con eso”, sostuvo el mandatario.
Estados Unidos urgió a todos sus ciudadanos a abandonar Irak "inmediatamente". La embajada en Bagdad cerró sus puertas y suspendió todos los servicios consulares. Unos 5.200 soldados estadounidenses están desplegados en Irak, donde entrenan a las fuerzas de seguridad locales y ayudan a combatir al grupo islamista Estado Islámico (EI), también enemigo de Irán.
Por su parte, el líder supremo de Irán, ayatollah Ali Jamenei, declaró tres días de duelo por la muerte del comandante, considerado el hombre más poderoso de Irán detrás del ayatollah. En su reemplazo nombró al general Esmail Ghaani. Decenas de miles de manifestantes iraníes tomaron las calles de Teherán luego de las plegarias islámica de los viernes. En varias esquinas de la ciudad hubo quema de banderas estadounidenses al grito de "muerte a Estados Unidos". El presidente iraní, Hasan Rohani, calificó el asesinato de crimen atroz.
El primer ministro de Irak en funciones, Adil Abdul-Mahdi, condenó el ataque como una agresión contra Irak. El Parlamento iraquí convocó para mañana a una sesión de emergencia. Allí tomarán decisiones para poner fin a la presencia de Estados Unidos en Irak, dijo el vicepresidente de la cámara, Hassan al-Kaabi. El influyente líder chiita iraquí, Moqtada Sadr, anunció la reactivación de su milicia anti-EEUU, el Ejército de Mehdi. Sin embargo, las protestas populares que han sacudido a Irak desde hace meses indirectamente han tenido como objetivo también a las fuerzas chiitas proiraníes que crecientemente controlan el país.
Tras el derrocamiento del régimen de Sadam Husein, y mientras Estados Unidos apuntalaba un nuevo y frágil sistema político, Teherán y los proiraníes se infiltraron en el país. Estos últimos acumularon un arsenal gracias a Irán, pero paradójicamente también a lo largo de años de combate junto con los estadounidenses, en particular contra el Estado Islámico. Soleimani era considerado uno de los grandes responsables en esa lucha sangrienta y sin cuartel contra el yihadismo sunita.
Su asesinato constituye una abrupta escalada en el enfrentamiento entre Washington e Irán. La relación se había deteriorado desde que Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear firmado junto a otras potencias en 2015. Luego impuso fuertes sanciones económicas a Teherán. La muerte del líder militar iraní, así como cualquier represalia de su gobierno, podría encender la mecha de un conflicto que haga arder a Medio Oriente.