Ante la indiferencia general por los continuos desaciertos y la complicidad de la mayoría de los medios en difundir las proyecciones, el siguiente ejercicio de este diario se ha vuelto una costumbre que, a esta altura, es un estupefaciente: comparar los pronósticos de economistas del establishment para el año que se iniciaba con los datos duros de la realidad transcurridos doce meses. En este caso, contrastar lo que decían a fines de 2018 acerca de lo que iba a pasar en el 2019 y lo que realmente sucedió.
En estos días de difusión de las estimaciones económicas para el 2020 resulta ilustrativo, además de ser una práctica de prevención para no caer en confusiones, realizar ese cotejo.
Lo que decían
Los pronósticos que realizaron para el 2019 sobre las variables más importantes fueron:
* Aseguraban que la economía iba a dejar de caer y, si lo hacía, iba ser en forma leve.
* La inflación bajaría con respecto al año anterior.
* La tasa de interés del Banco Central para las Leliq también iba a disminuir.
* El dólar subiría hasta 48 pesos como máximo.
Revisar las cifras de las principales variables macroeconómicas estimadas por quienes se definen como economistas profesionales cuando, en realidad, son hombres de negocios dedicados a la comercialización de información económica, los deja en ridículo. Una vez más.
Lo que sucedió
La realidad de los datos clave del 2019 está bastante lejos de esas estimaciones:
* El PIB descenderá de 3,0 a 3,3 por ciento, cifra final que se conocerá en un par de meses. La magnitud de esta caída no fue prevista por ninguno.
* La tasa de inflación se ubicará por encima del 55 por ciento anual, muy por arriba de cualquier cálculo realizado por esos economistas.
* La tasa de interés de las Leliq, que actúa de referencia para el resto de la economía, terminó en el 55 por ciento anual luego de dos correcciones a la baja realizada por la nueva conducción del Banco Central. El pico fue de 86 por ciento anual el 12 de septiembre pasado.
* El mercado cambiario fue un terremoto en el 2019. Ninguno previó una paridad de 60 pesos en el mercado oficial, y mucho menos de casi 80 pesos en el paralelo a fin de año
Ni el tiro del final
Los denominados gurúes de la economía volvieron a confundir deseos con realidad. Como es una práctica que se reitera, sería una ingenuidad evaluar que se trata de errores involuntarios: sobreestiman la evolución de las variables cuando los gobiernos son conservadores, y la subestiman cuando el poder político está en manos de partidos que no son de su agrado.
Ese comportamiento eminentemente político, alejado del análisis riguroso de la dinámica de los ciclos económicos, los sumerge en fallidos permanentes.
La revisión del 2019 es impactante:
* Inflación.
Los participantes del Focuseconomics, que reúne las proyecciones de economistas de bancos locales e internacionales y de las principales consultoras del mercado, habían estimado que la inflación 2019 sería del 29 por ciento anual. El argumento que presentaron para respaldar esa cifra fue que "el Banco Central probablemente mantendrá condiciones monetarias estrictas". Ni la aplicación de postulados de la teoría ortodoxa les brindó resultados satisfactorios.
Además destacaban que el pronóstico era similar al 28,7 por ciento que había anotado el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, a fines de diciembre de 2018. El REM reúne también las proyecciones de los principales protagonistas del mercado.
Moody's había vaticinado un aumento del 32,8 por ciento; el JP Morgan, un alza del 25,9 por ciento; y FIEL, del 25,5 por ciento. El presupuesto de Macri para ese año esperaba que la inflación anual no superara el 23 por ciento.
Como se mencionó, la inflación del último año del macrismo será la más elevada desde 1991, un poco por encima del 55 por ciento en el año. El dato de diciembre será difundido por el Indec el 15 de enero.
* Dólar
El Focuseconomics Consensus Forecast esperaba que el dólar cerrara 2019 en 48,03 pesos; el promedio del presupuesto era de 40,10 pesos.
La consultora Quantum Finanzas, que dirige Daniel Marx, estimó para diciembre de 2019 un dólar a 54,80 pesos; la consultora Ecolatina, que fue fundada por Roberto Lavagna y actualmente dirige Santiago Paz, pronosticó un valor de 51,50 pesos; Fundación Capital, de Martín Redrado, hablaba de 51,20 pesos, y Analytica, de Rodrigo Alvarez, de un dólar a 42,86 pesos.
El año comenzó con un mercado sin ningún tipo de restricciones para la compraventa de dólares, para terminar con un esquema de control y limitaciones dispuesto por la administración macrista más rígido que el vigente durante el segundo mandato de CFK.
Esos mismos economistas que utilizaron la palabra "cepo" para descalificar la política de control de cambios pasaron a considerar que era necesario un sistema de administración de divisas. Habían llegado al absurdo de postular que la libertad estaba en peligro por la "dictadura K" porque no se podía comprar dólares sin límites.
No sólo se equivocaron en la previsión del precio del dólar, sino que ni consideraron la posibilidad del regreso de urgencia a un régimen de control y, más humillante para ellos, terminar de convalidarlo como necesario para evitar que Macri culmine en un caos cambiario aún mayor que el que dejó.
* Tasa de interés.
Los economistas de la city esperaban que la tasa de las Leliq a 7 días terminara en 2019 en 39,03 por ciento anual. El manejo de la tasa de interés por parte del Banco Central macrista fue errático, con subas y bajas a lo largo del año, con un pico delirante del 86 por ciento anual, que implicó tasas descomunales del 120 al 150 por ciento por descubierto en cuenta o por financiamiento de saldos de tarjetas de crédito.
El macrismo se fue del Banco Central con una tasa del 63 por ciento anual. La nueva conducción aplicó rápidamente dos reducciones, para ubicarla en el 55 por ciento el último día del año pasado.
* PIB
Respecto del pronóstico acerca de cuál sería la variación del Producto Interno Bruto de 2019, a fines de 2018 la consultora dirigida por Orlando Ferreres resultó la más optimista, al vaticinar un aumento de 1,7 por ciento, cuando el propio presupuesto nacional del Gobierno estimaba una baja de 0,5 por ciento.
Consultoras del exterior pronosticaron una caída pero no tan pronunciada como la que se produjo. La calificadora de riesgo Moody's estimó una reducción de 1,5 por ciento, en tanto que el FMI previó una baja de 1,7 por ciento. Miguel Bein y la consultora Analytica calcularon caídas de 1,9 y 2,5 por ciento, respectivamente. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) previó que para 2019 el PIB argentino se contraería 1,8 por ciento.
La economía 2019 completó dos años de recesión, con fuerte devaluación, rebrote inflacionario y derrumbe del consumo doméstico.
Nombre por nombre
Economistas de la city no sólo se limitan a tirar cifras que adelantarían la evolución de variables clave de la economía, orientando la expectativa social acerca de qué sucederá en un área muy sensible, sino que también se dedican con entusiasmo al declaracionismo. Opinan sobre diversos temas en los que, en algunos casos, sólo pueden exhibir ignorancia.
Los miembros de la secta denominada "libertarios" circulan por los medios como si fueran representantivos de un sector importante de la sociedad o de la comunidad de economistas. Las últimas elecciones presidenciales dejaron en evidencia que son una ínfima minoría. Sólo porque capturan audiencias que generan rating son convocados a los medios. Lo cierto es que colaboran para construir sentido en la comprensión de los fenómenos económicos y, más importante, el papel de payasos mediáticos que ejercen con placer hace aparecer moderados y serios a gran parte de los economistas ortodoxos.
Algunos casos destacados de declaraciones disparatadas de economistas del establishment de 2019 que, en comparación con los "libertarios", parecen sensatas, son las que siguen:
* Miguel Kiguel, director ejecutivo de Econviews: "Creo que el año que viene (2019) deberíamos tener cuatro trimestres consecutivos de crecimiento (los cuatro fueron negativos)". Y lo dijo porque "la economía argentina empieza con muchos mejores fundamentals". Entre ellos, "la política monetaria claramente ayuda a estabilizar el tipo de cambio". (El Cronista, 13 de diciembre de 2018).
* Miguel Ángel Broda: Dijo que la recesión terminó en el cuarto trimestre de 2018. "Caímos a una velocidad anualizada de 9,3 por ciento, tres veces la velocidad de las recesiones light del 2012, 2014 y 2016. La economía tocó fondo, pero lo más probable es que haya una slow motion recovery y nuestro modelo da una caída de 1,1 por ciento". No sólo utilizó giros idiomáticos absurdos y su modelo siguió fallando (la economía se derrumbó arriba del 3,0 por ciento en 2019), sino que dijo que "no es un programa picapiedra", en alusión a la expresión de Carlos Melconian. Se ilusionó con que "yo veo a este programa como el inicio de algo diferente; estamos mal, pero vamos bien". (El Economista, 14 de marzo de 2019, disertación en el Rotary Club).
* Carlos Melconian: Analizó el plan económico del Gobierno y pronosticó que "va a bajar la inflación a las piñas" pero que "no habrá crecimiento". La inflación 2019 no bajó: fue la más elevada desde 1991. Afirmó que "el plan picapieda intenta asegurar determinada estabilidad cambiaria y algún respiro inflacionario". No logró ni una ni otra. (Infobae, 17 de marzo de 2019).
* Fausto Spotorno, del Estudio Ferreres: Aseguró que "esperamos un crecimiento de 1,7 por ciento para 2019. Solo el agro aportará 2 puntos porcentuales. Ese es nuestro escenario base. El crecimiento de 1,7 por ciento podría ser aún mayor si la soja sube y si vemos alguna mejora en Brasil". (iProfesional, 7 de octubre de 2018). Nada de eso sucedió: la economía se derrumbó, la soja no subió y la economía brasileña no mejoró.
* Ramiro Castiñeira, de Econométrica: "Estamos trabajando con un rebote de la actividad producto de que el proceso recesivo es muy marcado este año (por 2018). Pero el año que viene (por 2019), con la cosecha y el supuesto de que las tasas bajan, esperamos que la actividad suba 1 por ciento" (iProfesional, 7 de octubre de 2018).
2020
El riesgo país terminó 2018 en 829 puntos. Llegó a su pico máximo de 2532 puntos el 30 de agosto pasado. Economistas de la city explicaban que esa suba debía atribuirse a la incertidumbre política por las elecciones, y no por el desastre de la economía macrista que colocó a la deuda argentina en virtual default.
El fantasma del regreso de CFK era presentado como el principal motivo de esa suba abrupta del riesgo país. Sin embargo, la fórmula Fernández-Fernández ganó las elecciones y desde que tomaron el control de la Casa Rosada ese indicador comenzó a descender hasta niveles de los 1800 puntos. Estos números muestran que el problema era Macri; no CFK.
Otro fiasco de ese grupo de economistas que igual, con impunidad, sigue haciendo pronósticos. Ahora para el 2020. Esas cifras ya están siendo anotadas para un próximo artículo dentro de doce meses.
El insumo está disponible. El 3 de enero el Banco Central difundió los pronósticos de 24 consultoras y centros de investigación locales, 14 entidades financieras argentinas y 2 analistas extranjeros. Para el 2020, esos participantes del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) estiman la inflación general en 42,2 por ciento anual, una caída de 1,6 por ciento del PIB, una tasa de interés de las Leliq en pesos de 37 por ciento en diciembre de este año y un dólar a 80,5 pesos.
Daño
Vicenç Navarro escribió en el medio español Público "El enorme daño causado por los economistas neoliberales", basado en el texto del premio Nobel Joseph Stiglitz, The end of neoliberalism and the rebirth of history, en el cual señala las consecuencias negativas de la aplicación de políticas neoliberales en la calidad democrática de los países, así como en el bienestar de las clases populares.
Navarro apunta que el objetivo del artículo de Stiglitz es denunciar a los economistas que han promovido el neoliberalismo, los cuales han alcanzado un dominio casi completo en centros académicos donde se reproduce la sabiduría convencional de los establishments políticos y mediáticos.
Señala que ese dominio ha sido promovido por las élites financieras y empresariales, así como por los sectores más pudientes de la población, que ejercen una enorme influencia sobre tales establishments y que son los que se benefician más de la aplicación de tales políticas, beneficios que están basados, según Stiglitz, en una enorme explotación de las clases populares, cuya calidad de vida ha empeorado considerablemente como resultado de la aplicación de esas políticas.
Una de las consecuencias ha sido el enorme crecimiento de las desigualdades en la mayoría de estos países en que las políticas neoliberales se han aplicado.
Navarro propone que se eche un vistazo a los gurúes económicos que aparecen en los grandes medios (radiofónicos y televisivos) y que se verá que la única diferencia entre ellos es que unos proponen la versión dura del neoliberalismo y los otros su versión blanda, presentando inexactitudes (con gran pomposidad y arrogancia) como "verdades científicas", aunque en realidad sean falsedades que carecen de credibilidad.
En el cierre económico de otro año y en el inicio de uno nuevo, la evolución de las principales variables vuelve a enemistar a los gurúes de la city con la realidad. A esta altura resulta un ejercicio abusivo señalar los pronósticos fallidos de los autodenominados expertos, pero éstos se empeñan en mantener su racha de equivocaciones. Se afirma que del ridículo no se vuelve, pero los economistas de la city, especializados en el error, son la excepción a esa regla.