El juicio por los crímenes cometidos en los pozos de Banfield y Quilmes, dos de los centros clandestinos más importantes de lo que se conoció como Circuito Camps comenzará, finalmente, el próximo 5 de mayo. Así lo determinó el Tribunal Oral Federal N1 de La Plata, tras oír quejas y reclamos de sobrevivientes y familiares de desaparecidos durante una audiencia preliminar llevada a cabo a principios de diciembre pasado. Es que la espera se volvió extensa: hace casi una década que las causas fueron elevadas a juicio oral. Las querellas también lograron que el debate se realice en La Plata y no en San Martín, como pretendían los magistrados.
Se trata de uno de los juicios más esperados de la provincia de Buenos Aires. Los dos “chupaderos” son de los más importantes del llamado Circuito Camps desde el que la Policía Bonaerense y el Ejército organizaron la represión ilegal en la provincia de Buenos Aires durante la última dictadura. Se calcula que por ambos pasaron más de 400 hombres, mujeres y jóvenes, funcionaron como maternidades clandestinas, alojaron a las víctimas de la Noche de los Lápices, fueron encierros de las víctimas del Plan Cóndor. Y, aún así, los expedientes durmieron casi una década a la espera de que los tribunales federales platenses centraran su atención en ellos y se pusieran manos a la obra.
El primer paso que desempolvó la causa desde que la Fiscalía solicitó su elevación a juicio en 2012 fue la audiencia preliminar que se llevó a cabo el 6 de diciembre pasado. Para que ocurriera, primero, debió conformarse el TOF 1 de La Plata, uno de los tres tribunales federales de la jurisdicción que, hasta hace muy poco tiempo, carecía de jueces integrantes. Finalmente, Eduardo Farah, Walter Venditti y Esteban Rodríguez Eggers quedaron, de manera subrogante, a cargo de ese tribunal, que tiene a cargo las causas de Banfield y Quilmes. Tras aquel encuentro, los magistrados definieron en el 5 de mayo la fecha de inicio del debate y lo localizaron en La Plata.
Pero no era lo que tenían en mente. Son magistrados naturales del fuero federal de San Martín, razón que intentaron utilizar de argumento en la audiencia preliminar no solo para aletargar más el inicio del debate oral, sino también para trasladar las jornadas a San Martín, algo que no consiguieron por presión no solo abogadas y abogados querellantes sino también de los y las sobrevivientes y familiares de víctimas de aquellos sitios, que estuvieron presentes en la audiencia. “Nos hemos sentido llamados a realizar un esfuerzo extremo para revertir la situación de innegable menoscabo a los derechos de todas las partes”, sostuvieron en la resolución de definición.
“Es escandaloso que el tribunal no tenga jueces (naturales), hace siete años que esperamos que se extienda el proceso” hacia el debate oral, postuló durante la audiencia la abogada Guadalupe Godoy, una de las representantes de víctimas. A la primera elevación a juicio por la causa de Pozo de Banfield, en 2012, le siguió otra en 2015. El expediente de Quilmes espera su debate desde 2012 también. Desde entonces, por lo menos tres represores fallecieron sin condena. Víctimas y familiares, muchos más sin justicia.
En ese sentido, reclamó que el juicio se lleve a cabo en La Plata, con la presencia de los jueces y con una periodicidad de dos veces por semana, algo que sumó la adhesión del resto de las querellas. Respecto de la primera, lograron convencer a los magistrados, cuya intención era trasladar el proceso a San Martín. “Los juicios son reconstrucción de verdad, haciendo los juicios se saben nuevas cosas”, sostuvo Godoy. Los jueces se animaron, incluso, a proponer dirigir el juicio vía teleconferencia. “Cada vez da más la sensación que el cuerpo lo ponen sólo los testigos”, les respondió la abogada durante la audiencia en la que se opuso. “Lo próximo será un juicio sin jueces”, completó el representante de la Secretaría de Derechos Humanos, Pedro Griffo. Respecto de la periodicidad del debate, la definición del tribunal fue vaga al decir que “corresponde establecer un cronograma conforme el ritmo que cada etapa del debate requiere, sin perjuicio de lo que la dinámica del juicio indique y las posibilidades del Tribunal permitan”.