Por Martín Granovsky

Derecho y por el aire, de Bagdad a Buenos Aires hay 13.071 kilómetros. Muchos para la cartografía. Pocos para la geopolítica: las palabras “Irán”, “petróleo”, “Irak”, “incertidumbre” y “Trump” pueden ser tan cotidianas como “hambre”, “deuda” y “Argentina”. Los misiles disparados por el drone MQ-9 Reaper contra el general iraní Qasem Soleimani y el comandante iraquí Abu Mahdi al Mohandes no solo provocaron una explosión incendiaria en las cercanías del aeropuerto de Bagdad. Despertaron en la Argentina inquietudes por eventuales efectos que por el momento nadie, igual que sucede en el resto del mundo, puede medir con exactitud.

Soleimani, jefe de las fuerzas especiales Quds, era el segundo hombre más poderoso y popular después del líder supremo de la República Islámica de Irán y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Alí Hoseini Jamenei, en ese puesto desde hace 30 años.

Los militares iraníes representan el 2,7 por ciento del Producto Bruto de Irán, una cifra cercana al 3,2 por ciento de los Estados Unidos. Sin armas nucleares, el Estado cuenta con 350 mil efectivos en el Ejército, 30 mil en la Fuerza Aérea, 18 mil en la Marina, 40 mil paramilitares y 125 mil en la Guardia Revolucionaria Islámica. En términos numéricos, son las Fuerzas Armadas más numerosas que enfrentaron los Estados Unidos de modo directo desde la guerra de Corea, terminada en 1953, y la de Vietnam, país con el que Washington firmó la paz en 1973 y retiró el último soldado en 1975.

En un comunicado, el canciller Felipe Solá señaló que la Argentina "ve con preocupación los recientes acontecimientos ocurridos en Medio Oriente" porque "eventos violentos protagonizados en un mundo global y consecuentemente hiper-conectado tienen el potencial de tener consecuencias directas en todo el planeta". Según el texto, "los argentinos podemos dar testimonio de lo dicho" ya que "en nuestro pasado reciente hemos sido víctimas al menos en dos oportunidades de actos de terrorismo internacional". El Gobierno "insta a las partes en conflicto a que dispongan las medidas que permitan contener la tensión y trabajar en pos de una salida pacífica y negociada que evite escaladas que pongan en riesgo la seguridad internacional".

Tras el ataque, Donald Trump puso un tuit simple: solo la bandera norteamericana. Barras y estrellas. El presidente brasileño Jair Bolsonaro lo imitó, e incluso subió la apuesta: puso un tuit con decenas de pequeñas banderas norteamericanas. El viernes a la noche declaró al periodista José Luis Datena, de TV Bandeirantes, con tono de intriga y sin dar elementos precisos: “De lo que sabemos hasta ahora sobre el funcionario iraní que perdió la vida ayer, según informaciones de las que disponemos aquí, sería una persona que estaría involucrada en ataques a la entidad judía que existía en la Argentina”. El diario O Globo de Brasil interpretó esa alusión como dirigida al atentado a la AMIA en Buenos Aires en julio de 1994. Pragmático, Brasil exporta dos mil millones de dólares por año a Irán. Un tercio de las exportaciones brasileñas de trigo van al mercado iraní. Quien quiera ver la entrevista completa a Bolsonaro puede hacer click en https://bit.ly/2QJzPOU .

Las declaraciones de Bolsonaro introduciendo --sin dar fundamentación-- una relación entre el atentado a la AMIA y el asesinato del general iraní, quedaron superpuestas en estos días a la reaparición de otro nombre más, “Nisman”, por el documental sobre el fiscal muerto que lanzó Netflix el 2 de enero.

Hezbollah

Uno de los legados de Mauricio Macri a la cercanía geopolítica de la Argentina con el Medio Oriente fue la decisión de abrir en el Ministerio de Justicia el RePET, Registro Público de Personas y Entidades vinculadas a actos de Terrorismo y su Financiamiento. Tiene un buscador de personas y entidades. Al teclear la palabra “Soleimani” el resultado es “no hay resultados para su búsqueda”.

Cuando se teclea “Hezbollah” aparecen tanto esa entidad, inscripta el 18 de julio de 2019, como “Organización de seguridad externa de Hezbollah”.

La búsqueda es pertinente porque el segundo asesinado de Bagdad era el jefe de la fuerza iraquí Kataeb Hezbollah. “No hay resultados para su búsqueda”, dice la web del Ministerio de Justicia cuando se escribe “Kataeb”.

Hezbollah no es considerada organización terrorista por la Organización de las Naciones Unidas pero sí por la Casa Blanca.

Macri abrió el RePET e inscribió a Hezbollah y a funcionarios libaneses como parte de su acercamiento financiero y estratégico con Donald Trump, acentuado en plena campaña electoral.

Otra misteriosa asociación entre la deuda argentina y el frente externo apareció en el servicio informativo especializado Bloomberg.

El 2 de enero un artículo de los periodistas Ben Bartenstein y Patrick Gillespie arrancaba con este párrafo: “Estados Unidos advirtió al presidente argentino Alberto Fernández que sus primeras medidas de política exterior podrían poner en peligro tanto el apoyo del Fondo Monetario Internacional como la inversión estadounidense en los vastos campos de shale y gas de esquisto del país”. Atribuía a “un alto funcionario de la administración Trump” un dicho según el cual “haber dado asilo al ex presidente boliviano Evo Morales y comprometerse con el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela cruzaba un límite y podría costarle a la Argentina el respaldo de nuevos fondos e inversiones del FMI en los campos de shale en Vaca Muerta”.

Consultado por este diario, un funcionario de confianza de Alberto Fernández negó haber recibido una advertencia de ese tipo por parte de la Casa Blanca. “Me huele a una maniobra originada en el interés de algún grupo de bonistas”, dijo. “Y además, cuando los norteamericanos quieren decir algo no se andan con muchas vueltas, ¿no? Basta recordar el 10 de diciembre.” Ese día, cuando AF asumió la Presidencia, el asesor del Consejo de Seguridad Nacional para América Latina Mauricio Claver-Carone se retiró en protesta por la presencia del enviado de Nicolás Maduro y ministro venezolano Jorge Rodríguez.

En cuanto a la presencia de Evo Morales como refugiado en la Argentina, más allá de registrar que pueda ser molesta para los Estados Unidos Fernández suele explicar a interlocutores extranjeros dos cosas. Una, que la Argentina de ningún modo busca hostilizar a Washington. La segunda, que la presencia de Evo aquí no es distinta a la presencia, en tiempos de dictadura, de refugiados que buscaban la normalización democrática en sus países. Incluyendo a refugiados argentinos en el exterior.

Tensiones

Además de la intensificación de operaciones de inteligencia, ¿hay otras esquirlas que hayan caído aquí después de la explosión en Bagdad? El ex canciller y actual senador del Frente de Todos Jorge Taiana dijo a Página/12 que lo preocupa “el agravamiento de las tensiones”. Reflexionó Taiana que “la Argentina tiene una tradición de solución pacífica de las controversias” y que “son inquietantes las acciones que se producen fuera del Derecho Internacional”. La acción norteamericana en Bagdad “fue un acto de guerra por parte de un Estado sin declaración de guerra previa, y el muerto fue un alto funcionario de otro país”. Dijo Taiana que registró el argumento de que había un peligro inminente contra los Estados Unidos pero opinó que “hasta el momento no hay coincidencia sobre en qué consistiría ese peligro ni siquiera cuando se leen las declaraciones de congresistas norteamericanos”.

“La Argentina ha sido víctima de atentados y de ataques y conoce por experiencia propia las consecuencias de que aumente la inestabilidad en un mundo que ya es inestable”, dijo Taiana. “Si además crece la chance de una crisis económica el escenario se tornaría aún más negativo.”

Miguel Ponce, coordinador de la Comisión de Economía de la convención radical y experto en comercio exterior, opinó en el programa radial “Lo peor ya pasó” que cuando hay sacudones “los capitales van a destinos que consideran más seguros, como los bonos del Tesoro de los Estados Unidos”.

Energía

El petróleo subió de inmediato después de la explosión un tres por ciento y continuó su ascenso. Luis Tognon, especialista del Instituto de Estudios Scalabrini Ortiz (Ieso, con dedicación a la energía) dijo a este diario que el alza del precio internacional del petróleo “afecta a la Argentina pero no directamente” porque una suba del 4 por ciento no es tan alta teniendo en cuenta los cánones inflacionarios del país .Es decir: “Por un lado afecta los balances de las empresas globalizadas y por otro lado afecta la puja política por subir el valor local de los productos derivados del petróleo”.

En cuanto a Vaca Muerta, paradójicamente sí podría ser útil la convulsión. “Tal como está planteado es un negocio burbuja.” Según opinó otro miembro del Ieso, el director del Instituto del Gas y del Petróleo de la Universidad de Buenos Aires Aníbal Mellano, “si sube el precio del petróleo pueden subir los precios de los equipos de perforación y fracking para el shale gas de los Estados Unidos y puede hacerse más caro contar con esos equipos en Vaca Muerta”.

“La clave es que sin política estratégica para los hidrocarburos y la energía estamos a merced de cualquier brisa del mercado internacional”, dijo Mellano. Pronosticó por ejemplo que “es posible, desde ya, que las empresas reclamen una suba en el barril interno”. El problema, para Mellano, es que “el Estado carece de conocimientos para discutir y lo único que entiende es la extorsión y el miedo a que paren proyectos y a que despidan”. Las petroleras lo saben. “Tienen espalda. Puede esperar y, mientras, extorsionar.”

Bruno Capra, también del Ieso, dijo a Página/12 que vaivenes mundiales como el que generó el misil de Bagdad revelan una situación permanente: “Para nuestro país, los precios internacionales son un componente tóxico porque no somos un país petrolero sino con petróleo”. Agregó Capra que “la ambición debería ser convertirnos en autosuficientes y solo exportar excedentes”. Según el experto, en los años de Mauricio Macri quedó claro que la exportación creciente de petróleo “solo es posible con más recesión y con miseria”. La base de este razonamiento es que combustibles y alimentos son un insumo económico que integra todas las cadenas de valor. “El gas y la electricidad deben ser baratos en la Argentina, con valores cercanos al costo en pesos, susceptibles de inversiones en pesos argentinos y con realizaciones por parte de empresas argentinas.”

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