Ya sin actividad parlamentaria hasta fines de enero, el diputado radical por Mendoza Luis Petri estudia la agenda del Congreso para este nuevo año, desde su provincia natal. Antes de terminar su jornada, se hizo un rato para conversar con Página/12 sobre el rol de la oposición en este nuevo gobierno, los desafíos de la Unión Cívica Radical (UCR) dentro de Juntos por el Cambio y la derogación de la norma que autoriza la minería con contaminantes en Mendoza, entre otros temas. "La UCR tiene que ser protagonista y tiene que dar ofertas electorales competitivas para 2023", destacó.
--Ya vivió las dos experiencias: ser opositor y ser oficialista. ¿Cuál le queda más cómoda?
--Son absolutamente distintas, el opositor tiene la función de controlar fundamentalmente el accionar del Poder Ejecutivo. Desde el oficialismo se tiende a defender las acciones del Gobierno desde el Parlamento. Me gusta más la idea de ser oficialista, uno se transforma en el interlocutor de la Casa Rosada en el Congreso, y pasás a tener mayores responsabilidades. Siendo opositor lo que uno hace es fiscalizar y cuestionar cuando no está de acuerdo.
--Los gobernadores radicales colaboraron con la sanción de la Ley de Emergencia: ¿Ve una situación similar a la de los mandatarios provinciales peronistas, los “dialoguistas”, durante el gobierno de Mauricio Macri con la de los gobernadores radicales, ahora que no son oficialismo y necesitan buena relación con la Casa Rosada?
--Nosotros siempre dijimos que íbamos a ser una oposición constructiva, que tienda puentes, con nuestras diferencias y respetando lo que representamos. Los gobernadores respetan esto también. Obvio que con otras responsabilidades en sus casos, defendiendo los intereses de sus provincias y de la ciudadanía que los votó. Pero bajo la misma mirada de tender puentes, para acercar posiciones y encontrar lo que nos une más allá de lo que nos separa. Eso no significa que no vamos a ser una oposición. Cuando no estemos de acuerdo lo vamos a decir y manifestaremos nuestra posición.
--¿Cómo ve la conducción de Juntos por el Cambio en esta nueva etapa, sin seguir las indicaciones del Gobierno?
Se vive con bastante intensidad, con mucho debate. Cuando uno es oficialista tiene menos debate interno y se encolumna detrás de la versiones del Presidente, sin que esto silencie el debate. Al ser opositor se multiplica la discusión y las voces porque es el lugar en el que se construyen las posiciones que se van a adoptar posteriormente a la hora de tratar una ley. Hubo mucho debate interno y mucho consenso, producto de ese debate surgieron acuerdos, eso es lo importante. Es un gran desafío mantener la coalición de este frente político de tres partidos, dónde hay visiones distintas y a veces complementarias.
--¿Y cuáles son los desafíos de la UCR que debe afrontar en esta nueva etapa de Juntos por el Cambio?
--El radicalismo es el socio mayoritario por la representación territorial, la cantidad de gobernadores, legisladores, intendentes y concejales, que le dan una amplitud muy fuerte al espacio. Yo veo al radicalismo liderando, con el PRO y la Coalición Cívica, de manera compartida. La UCR tiene que ser protagonista y tiene que dar ofertas electorales competitivas.
--¿Cómo ve esa convivencia teniendo en cuenta las fuertes diferencias internas? Lousteau quedó muy enojado luego de la sanción de la Ley de Emergencia.
--Las diferencias se superan con diálogo, está claro que pueden haber y pueden surgir más. Pero debe haber reglas claras, con debate interno, para que se pueden superar. A los bloques los veo bien, están consolidados después de la pérdida de los tres diputados que sufrimos al comienzo. Estamos dispuestos a defender al electorado que nos votó. También debemos superar la grieta, esté es un objetivo que tenemos en común con el oficialismo, el de superar esa profunda división que existe entre los argentinos.
--¿Qué sensación le dio al enterarse que Macri se iba a otro continente a ver la final de un torneo de fútbol cuando dijo que iba a estar cerca de sus votantes?
--Él puede hacer lo que quiera. Hoy ya no es más Presidente de la Nación. Imagino que después de cuatro años, largos y duros, está en todo su derecho de tomar un descanso dónde y cómo quiera. La agenda la plantea el oficialismo.
--Tuvo que salir mucha gente a manifestarse en contra de la norma 9209 que autorizaba la minería con contaminantes en Mendoza para que se la derogara. ¿Suarez no estaba al tanto de que era una ley perjudicial para el medio ambiente?
--La ley establecía grandes controles ambientales, y hubo una fuerte resistencia de la ciudadanía. Cabe decir que el tema de la minería estuvo presente en toda la campaña, fue un tema muy debatido y discutido. El gobernador explicitó en cada debate la necesidad de que se hiciera minería, por la intensión de amplificar la matriz productiva pero con el cuidado del medio ambiente. Fue tan debatido el tema que se trabajó en varios proyectos, tanto del oficialismo como de la oposición. Hubo un gran acuerdo político, que no tuvo el respaldo social, que posibilitó que esta norma no solo se aprobara con el voto del oficialismo, sino también con el de la oposición. Lo que me parece es que lógicamente no tuvo el consenso social que sí tuvo en lo político.
Entrevista: Antonio Riccobene