Ya son 23 las personas fallecidas y más de 480 millones los animales muertos durante los incendios que azotan a Australia
. Además, hay cerca de 15.000 viviendas destruidas por el fuego. Según el primer ministro Scott Morrison, que enfrenta duras críticas, la situación es "catastrófica". Dentro de la cifra de animales muertos, se encuentran especies protegidas. En las últimas horas murieron 25.000 ejemplares sanos de koalas
(la especie se encuentra infectada por una bacteria), la mitad del total de la especie que se considera en extinción.
"Las próximas 48 horas serán increíblemente difíciles", había dicho el viernes el primer ministro australiano Scott Morrison en relación a los incendios forestales que azotan buena parte del territorio australiano. Entre la noche del viernes y la tarde del domingo, el número de fallecidos se elevó de 16 a 23 personas, mientras que son cerca de 15.000 las casas destruidas. Las llamas, que mantenían su foco en el estado de Nueva Gales del Sur, ubicado en la costa oriental del país, comenzaron a propagarse hacia el sur. En su camino, el fuego alcanzó la Isla Canguro, donde se encontraba situada una de las reservas de animales más importante de Australia; de un total de 50.000 koalas protegidos, murieron casi la mitad.
“Esta última población grande y aislada tiene una importancia significativa para el futuro de la especie. Es posible que necesitemos los koalas de Isla Canguro para repoblar poblaciones en declive”; la cita se desprende de un estudio presentado en junio de 2019 por científicos de la Universidad de Adelaida. Mucho antes de que comenzaran los incendios, los investigadores revisaron la salud de los koalas de Isla Canguro y encontraron que estaban libres de la bacteria Chlamydia Pecorum, una de las principales causas que llevan al koala a encontrarse en grave peligro de extinción. Además de causar esterilidad, la bacteria puede ser mortífera.
La esperanza era que estos koalas se reprodujeran para poblar otras zonas del país. La Fundación Australiana del Koala anunció este año que la especie se hallaba en "extinción funcional", es decir, que ya no jugaba ningún rol relevante en el ecosistema. Si a esto se le suma el hecho de que, según estimaciones, el 80 por ciento de los bosques de eucaliptos, árbol del que se alimenta el koala, fue destruido por los incendios, el destino de la especie parece ir hacia la extinción definitiva.
La muerte de estos ejemplares se suma a una cifra alarmante: según la Universidad de Sidney, son más de 480 millones los animales fallecidos durante los incendios. Los investigadores llegaron a esta cifra estimada a partir del calculo entre la densidad de la población de animales y la extensión de las zonas afectadas por los 150 incendios que se encuentran activos. Así y todo, según Crhis Dickman, científico responsable del estudio, "las estimaciones son muy conservadoras, el número total de fallecidos puede ser superior al de estos primeros cálculos". Además, afirmó que el cálculo solo incluyó mamíferos, reptiles y aves. Desde la Universidad también afirmaron que ya son más de cinco millones las hectáreas de vegetación calcinadas por el fuego.
Recién ahora, con los incendios fuera de control, el primer ministro anunció que movilizará 3.000 reservistas y alquilará cuatro hidroaviones, aunque se teme que sea tarde y las críticas sobre su accionar no se detienen. Según expertos, los incendios se originaron por una doble combinación inédita, posibilitada por los efectos del cambio climático en el país: una sequía y un aumento de temperaturas sin precedentes. Sin embargo, esta situación estaba prevista. Según Scott Mullins, ex comisionado de los equipos de bomberos y rescate de Nueva Gales del Sur, "en abril, junto con otros 28 ex jefes de bomberos, tratamos de advertirle al primer ministro y no nos escuchó”. Ante las presiones de los ambientalistas, Morrison, que había asegurado que los incendios no tenían nada que ver con el cambio climático, debió anunciar en medio de la crisis que Australia "cumplirá en 2030 el compromiso de reducir un 26% las emisiones de gases contaminantes". Según Mullins, la actitud evasiva del primer ministro "recuerda al presidente Trump cuando hay múltiples tiroteos en su país".