Desde Caracas
La Asamblea Nacional (AN) de Venezuela tiene una nueva junta directiva. Juan Guaidó, quien había asumido el año pasado en esta misma fecha, ya no es el presidente del Poder Legislativo. En su lugar fue elegido este domingo otro diputado de la oposición para el período 2020-2021: Luis Parra, del partido Primero Justicia.
Ese giro ocurrido en horas de la tarde, fue seguido por otro, aún más inesperado en la noche: los diputados de la derecha que no reconocieron la elección de Parra realizaron una sesión en la sede del periódico El Nacional donde ratificaron a Guaidó al frente del Legislativo.
El domingo terminó así con dos presidentes de AN, uno desde la sede del Palacio Legislativo y otro desde la sede de un medio de comunicación opositor al gobierno. La fractura de la oposición, que venía agrandándose en la AN debido a las acusaciones mutuas de corrupción, devino en un escenario de impredescibles consecuencias.
El resultado del domingo 5 de enero en la AN legalmente convocada era predecible. Se sabía, con anterioridad, acerca de la existencia de dos propuestas de junta directiva: una encabezada por Guaidó, y otra por un sector de la oposición que había manifestado su desacuerdo con la coalición de Guaidó en los últimos meses.
Ese escenario tenía la incertidumbre acerca de quien lograría la mayoría de votos necesarios, y se especulaba que el sector de Parra contaría con el apoyo -como finalmente sucedió- de los votos del bloque de parlamentarios del chavismo.
La jornada se vio además marcada por la denuncia que realizó Guaidó desde las calles cercanas al Palacio, donde afirmó que el operativo de seguridad le impedía entrar a la sesión para presidirla y ganar con la mayoría que aseguró tener. Junto a él se encontraban otros diputados, algunos de los cuales inhabilitados por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
Esa versión fue desmentida tanto por los parlamentarios del chavismo, así como, por ejemplo, por Luis Parra y el diputado opositor José Britto, quienes aseguraron que Guaidó no ingresó a la sesión en vista de que sabía que no lograría los votos suficientes. Guaidó habría optado por mostrarse impedido de ingresar al recinto y así no perder la presidencia por los votos.
Ante la ausencia de Guaidó para dirigir la sesión, asumió la dirección el diputado más antiguo de la AN, Héctor Agüero, para presentar la propuesta de la lista encabezada por Parra, que obtuvo los votos necesarios.
“Treinta diputados de las regiones que nos cansamos del secuestro, que queremos abrirle un camino a la despolarización del país, dejamos claro cuál era nuestro planteamiento, presentamos nuestra alternativa, se dio una votación por aproximadamente 150 diputados que están registrados en cámara”, afirmó Parra luego de su elección al frente de la AN.
El gobierno norteamericano se pronunció rápidamente a través de Mickael Kozak, subsecretario adjunto de la oficina de asuntos del hemisferio occidental del Departamento de Estado, y calificó la sesión como de “farsa” y aseguró que Guaidó seguía siendo el “presidente interino de Venezuela”.
Ese reconocimiento fue una luz verde para que Guaidó y el bloque político que lo acompaña iniciaran la sesión en la sede del periódico opositor El Nacional. Al ser ratificado en esa instancia paralela, el gobierno norteamericano puede mantener su reconocimiento a Guaidó como presidente encargado del país.
¿Qué hará la AN que dice presidir Guaidó desde fuera del hemiciclo? No sería la primera vez que la oposición busca crear una institución paralela, como el caso del denominado TSJ “en el exilio”, formado en el 2017 y, desde entonces, fuera del país y, sobre todo, fuera de los debates de la gente. La AN paralela corre el riesgo de quedar en el olvido en caso de no realizar acciones de envergadura en tiempos breves.
Preguntarse por Guaidó significa anticipar qué buscará hacer el gobierno norteamericano que, hasta el momento, ha realizado cálculos errados: Guaidó nunca construyó un esbozo de gobierno paralelo, su capacidad de movilización tuvo su último fracaso en el mes de noviembre, y la oposición se fracturó sin retorno, por el momento, a la unidad.
Esa pregunta por Estados Unidos (EEUU) lleva a analizar el escenario norteamericano, donde Trump, enfrentado a un juicio político, cuenta con el apoyo de su partido que lo defenderá en el Senado y en las urnas del 2020, pero ese respaldo se ha traducido en la mayor apertura interna a los sectores neoconservadores.
Lo sucedido el domingo, calificado mediáticamente como un golpe de Estado en el parlamento, puede ser una oportunidad para justificar un nuevo escalón en el ataque contra el gobierno venezolano y el proceso político que encabeza.
Los próximos pasos a esperar serán los anuncios de la AN presidida por Guaidó, las medidas públicas y operaciones encubiertas que tomará EE.UU., y la convocatoria a las próximas elecciones legislativas que, en vista de los acontecimientos, no serán reconocidas por el gobierno norteamericano y, en consecuencia, por quienes han creado una AN paralela.