Integrantes de la Comunidad Aborigen de Ocumazo, a 18 kilómetros de la ciudad de Humahuaca, un valle en Jujuy al que se accede por caminos consolidados de difícil tránsito en épocas de lluvia, concretaron en diciembre pasado la inauguración de una minifábrica de sidras e instalaciones para disecar frutos. Con esto se espera mejorar los rendimientos económicos de la producción local y afianzar de esta manera la permanencia en el lugar.
La sala de agregado de valor de frutas y verduras locales fue construida por el Grupo de Abastecimiento Local (GAL) Ocumazo Fruti-Hortícola, en el marco del Programa ProHuerta y el INTA.
Es, en palabras del referente del grupo, el comunero Isaac Farfán, "un sueño hecho realidad", sobre todo la concreción de la producción de sidra. "Hace 3 años venimos trabajando, capacitándonos en agregado de valor a la fruta y verduras, producción que se viene manteniendo desde los antepasados. Una sala que marca la pauta de trabajo conjunto de manera asociativa, que se articula entre todos los productores de la Comunidad, que nuestra producción se pueda comercializar con una identidad local. Hay que aprovechar toda nuestra producción y a seguir concretando más sueños", dijo Farfán en el acto de inauguración de la sala, realizado el 7 de diciembre último.
Farfán relató a Salta/12 que esta sala es el resultado de un proceso de años que se originó en las capacitaciones a las que pudo acceder con ayuda del INTA, organismo que les fue muy útil a la hora de mejorar la calidad y cantidad de sus cultivos, "diempre tratando que nuestra producción sea en forma natural, porque en definitiva yo veía acá las producciones que realmente eran bastante rápida". Le empezó a llamar la atención y se dijo que su Comunidad tenía que hacer algo para mejorar su propia producción. "Y el INTA también se interesó por nosotros" porque los vio organizados.
El comunero puso énfasis en la importancia de la capacitación técnica realizada por el Estado a través del INTA. "Había muchas cosas que hacíamos pero no acertadamente". Pero ahora, "con un poco de conocimiento más a fondo nos ayudó mucho mucho a nosotros porque aprendimos" la técnica.
En el Valle Escondido de Ocumazo siembran papa andina, quinoa, haba, arvejas, maíz, trigo. "A esto venía mi preocupación porque nosotros siempre sabíamos sembrar, para mantenernos nosotros, porque nunca vimos la necesidad de mejorar la producción".
Metida en "un lugar medio oculto" que recién hace dos años empezó a promocionarse como destino turístico con su cerro de 14 colores en la Comunidad de Hornocal, la Comunidad del Valle Escondido de Ocumazo "es medio difícil para la venta", para sacar los productos al exterior debido a que los caminos no son transitables en meses estivales. "Por ese tema de la carretera es que muchos productores se desaniman, porque prácticamente hay que pagar un flete para sacar la mercadería".
Se trata, dijo Farfán, de mejorar la producción con menos esfuerzo. Porque las dificultades para poder subsistir de la producción propia están alejando a los jóvenes comuneros, que optan en su mayoría por migrar a las ciudades.
"Había montón de manzanas que se tiraba para los animales, pero ahora con la ayuda del INTA" aprendieron a aprovecharla fabricando sidra y cuentan ahora con la maquinaria para facilitar su elaboración.
También cuentan con un antiguo molino, en el que muelen el maíz y el trigo. Farfán también destacó que en el proceso aprendieron técnicas para disecar frutas. Actualmente hay funcionando "cuatro o cinco" disecadores "y la manzana y el durazno no nos queda nada".
"Recién empieza"
En la inauguración la presidenta del Centro Vecinal Ocumazo, Nora Nieves, felicitó "a todas y todos los productores y al equipo técnico que hicieron posible inaugurar esta sala de valor agregado" y aseguró que este "es un proceso que recién comienza".
El director del INTA Abra Pampa, Marcelo Echenique, destacó "la producción local y la voluntad de los productores en animarse aprovechar toda su producción y obtener nuevos subproductos" y señaló que la concreción de la sala es el resultado de "un trabajo que se viene haciendo de manera articulada desde la comunidad de Ocumazo, la UNJu (Universidad Nacional de Jujuy) y el grupo de productores con una participación activa en beneficio para los productores de la Comunidad".
Con este proyecto se logró equipar con la maquinaria necesaria para elaborar subproductos aprovechando la materia prima del lugar, la producción de frutas como manzana, durazno, pera y membrillo. La sidra “Ocumazo”, la cerveza “Nonosa”, frutos deshidratados, harinas de diferentes variedades de maíces y trigo, mermeladas, son algunos de los productos resultado de la sala de valor agregado.
En el valle de Ocumazo hay 48 familias, pero solo unas 28 residen permanentemente en el lugar. Las restantes han emigrado por motivos económicos y regresan periódicamente. Otros vuelven a su tierra natal luego de jubilarse, como es el caso de Farfán, que trabajó en Mina Aguilar. "Con esto yo lo que quiero es no crear desarraigo, sino que la gente vuelva", sostuvo el referente, quien también destacó la necesidad de facilitar las comunicaciones telefónicas, dado que en su Comunidad no hay señal de telefonía ni Internet.
La primera gestión como representante comunero de Farfán fue la instalación de la red de agua potable. Ahora, después de la sala de valor agregado, piensa en la conectividad.
Andrea Machaca también regresó a su pago tras 30 años de trabajo en Buenos Aires. En su caso volvió para producir en la parcela de su madre, que ya cumplió 80 años. "Estamos dedicados a las frutas, manzana, durazno", unas pocas plantas de pera y membrillo, contó ante la consulta de Salta/12. También produce maíz, haba, arvejas, papa; produce verduras (lechuga, remolacha, acelga, apio) para el consumo propio, y cultiva claveles y gladiolos que vende en el mercado de Humahuaca.
En Ocumazo los cultivos se realizan en parcelas de entre media hectárea y la hectárea y media, más espacios para las plantas frutales y para el pasto destinado a los animales que crían.