La semana pasada Lifetime estrenó la segunda temporada de Jane The Virgin (va de lunes a viernes a las 21). Telenovela con algunos toques almodovarianos que sigue la vida de Jane Villanueva (Gina Rodríguez). Es una chica que quería mantenerse virgen hasta el matrimonio hasta que la inseminaron por error durante un chequeo genecológico. Esta católica confesa, novia de un policía de Miami, que lleva en su vientre el esperma de su propio jefe, hija de un galán de telenovelas al que desconoce, con una madre y abuela de culebrón –sí, todo eso– decidirá tener ese bebé. Estos nuevos episodios apuntarán sobre la maternidad de la protagonista. Y se mantiene la lógica de triplicar la apuesta por cada embrollo. ¿Un ejemplo? A poco de dar a luz a Mateo, su hijo será secuestrado. 

Desde su estreno en 2014, la ficción ha sido bien recibida por la crítica y su protagonista obtuvo un Globo de Oro por el papel. Jane The Virgin sabe jugar con los cánones del género latinoamericano por excelencia. Mejor dicho, los dobla pero sin partirlos. Incluso aparecen las voces en off y hasta sobreimpresos inéditos para esta clase de programas. El absurdo de las situaciones apela a un espectador que conoce los clisés y artificialidades pero nunca abona el cinismo. La entrega tiene dos temporadas más en camino. ¿Una novela? Sí, pero otra clase de novela.