El gobierno relanzaría este martes el programa de Precios Cuidados, uno de los ejes de la política antiinflacionaria de la nueva gestión. La canasta se achicará en relación a las versiones que rigieron durante la etapa de Cambiemos y los productos estarán más concentrados en alimentos, bebidas, artículos de limpieza y de higiene personal de consumo esencial y en su mayoría de marcas reconocidas. El objetivo central es que Precios Cuidados pueda volver a ofrecer referencias para orientar al consumidor sobre lo que está a buen precio, lo que es barato o caro. Las principales empresas de consumo masivo, como Molinos Río de la Plata y Arcor, aportan a la lista sus "primeras marcas". Se espera que la nueva lista tenga unos 300 productos, lo cual implica un recorte de 200 items en relación al último listado aprobado por la gestión anterior.
Según estimaciones del sector privado, la inflación de diciembre superó el 4 por ciento, con lo cual la suba de los precios en doce meses roza el 55 por ciento, el récord desde el ocaso de la hiperinflación, en 1991. El movimiento de los precios en diciembre se vinculó a los incrementos de las cuotas de las prepagas y los combustibles, aunque el factor más relevante fue la suba de alimentos y bebidas, a raíz de una maniobra precautoria de parte de proveedores y supermercados, a la espera de una política más dura de control de los precios. En enero, con la caída de la medida de rebaja a cero del IVA, que instaló Mauricio Macri luego de las PASO, aumentó la presión en los precios de los alimentos básicos. En gobierno permitió un traspaso menor a las góndolas, mientras que el resto debe ser absorbido por proveedores y supermercados, que se disputan mano a mano para ver quien no resigna margen de rentabilidad. En consecuencia, el escenario de precios quedó todavía más desordenado de lo que estaba.
Un relevamiento del CEPA detalla que la quita del IVA que se realizó en agosto pasado no tuvo impacto a la baja en los precios, sino que se mantuvieron los valores de las góndolas y las empresas se quedaron con la diferencia para absorber (en parte) la suba de costos de la devaluación. De esta forma, el aumento “implícito” en aquel momento fue del 10,5 por ciento en pan Lactal; del 15 por ciento en arroz largo fino Gallo; del 13,5 por ciento en tallarín Luchetti; del 20 por ciento en los huevos; 10,5 por ciento en harina de trigo Blancaflor y 15,8 por ciento en polenta Prestopronta. Esos datos muestran que el impacto en precios de la devaluación posterior a las PASO, que el gobierno dejó que ocurriera sin intervención del Banco Central, fue atajado con recursos fiscales, por caída de recaudación del IVA.
Luego de ese primer amortiguador, los precios en
góndola subieron entre agosto y diciembre. Así, el aumento implícito (incluyendo
el porcentaje de IVA que dejaron de tributar las empresas) en ese período es del 42 por ciento
en los huevos; 28 por ciento en la harina; 26 por ciento en la leche entera;
23,5 por ciento en el arroz y 22,3 por ciento en los tallarines. En base a esos
números, las empresas proveedoras de alimentos de consumo masivo y los
supermercados fueron convocados por parte del gobierno durante diciembre para responder consultas
acerca de por qué los precios se habían movido de esa manera en el último
tiempo. El resultado de esas reuniones fue que Comercio
Interior solicitó que una parte de la reposición del IVA sea absorbida por las
empresas y también jugó en la negociación de Precios Cuidados.
Precios Cuidados en el pasado
Precios Cuidados fue lanzado por primera vez a comienzos de 2014 como modo para atajar el impacto inflacionario de la devaluación de enero de ese año. El programa fue ganando aceptación por parte de los consumidores en base a un listado de precios representativos del consumo. Esos precios no estaban congelados pero se movían con pies de plomo para asegurar referencias. La particularidad de este programa frente a otros acuerdos de precios fue que el compromiso no fue solamente de los supermercados sino también de los proveedores y mayoristas, al tiempo que se desplegó un esquema de amplios controles para asegurar el cumplimiento.
La aceptación de Precios Cuidados fue tal que el propio gobierno de Cambiemos lo mantuvo en pie, aunque con modificaciones que terminaron erosionado su legitimidad. Una de las vías fue la rápida rotación de productos, lo cual permitía que el artículo que salía de la lista tuviera un aumento inmediato y que aquel que ingresaba lo hacía con precio inflado. Al mismo tiempo, hubo un relajamiento de los controles de parte de los inspectores y se redujo la señalética.