Tractores, aprietes y vandalismo fue la postal que dejó la primera medida de fuerza que un sector de los productores agropecuarios le hizo al gobierno. A menos de un mes de su asunción, el albertismo ya tuvo su primer tractorazo por haber actualizado el nivel de derechos de exportación que había restablecido el anterior gobierno, al cual no le hicieron en cuatro años una sola medida de fuerza. La convocatoria para este martes fue motorizara por la Sociedad Rural y la Confederación de Asociación Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), que representan a los grandes latifundistas. En Pergamino el titular de la Federación Agraria (FAA), Sebastián Campos, intentó ser el nexo entre los ministros de Agricultura nacional y bonaerense, quienes se mostraron abiertos a un diálogo con los ruralistas, pero en respuesta le vandalizaron el acoplado de su camión el fin de semana y lo tildaron de kirchnerista.
Tal como estaba previsto en la convocatoria, el tractorazo comenzó a las 10 en las localidades bonaerenses de Salliqueló y Pergamino, donde se manifestaron cerca de 300 productores en asamblea. La mitad arribó subida a sus vehículos de carga y trabajo. La concentración fue en las rutas 8 y 188 y la marcha de los productores se extendió por espacio de una hora. El motivo de la medida fue, según argumentaron los ruralistas convocados, para manifestarse en contra de la actualización de las retenciones a la soja, el trigo y el maíz a nivel nacional y la suba en el impuesto inmobiliario rural bonaerense. En la asamblea se pidió a los referentes de la Mesa de Enlace que endurezcan la posición y anuncien un paro de comercialización, un lockout patronal como el que se hizo hace diez años.
La previa
Antes de las elecciones presidenciales de octubre los productores habían realizado asambleas al costado de la ruta. “Cuando asume el actual gobierno se abrió una puerta de diálogo que no teníamos ni a nivel provincial ni nacional. A Leonardo Sarquís (ministro de Vidal) lo vi en un acto y a Luis Etchevehere en el cierre de campaña”, señaló Campos en diálogo con Página/12. Hubo dos reuniones. La primera con el ministro de Agricultura Luis Basterra, el 23 de diciembre, donde la FAA le pidió que “se trate de manera diferente a los que tenemos estructuras diferentes”. “Le pedimos que las retenciones sean segmentadas para productores más pequeños”, aclaró. "La segunda reunión fue con el ministro provincial, Javier Rodríguez, el 3 de enero, a quien le expresamos la necesidad de hacer una progresión sobre el impuesto inmobiliario”, dijo el titular de Federación Agraria.
“Ese mismo viernes le manifiesto que en Pergamino hay asambleas permanentes y el ministro se ofrece ir a discutir los temas. Con el ministro delante les escribo a los compañeros autoconvocados al grupo de Whatsapp acerca de que estaba la posibilidad de un diálogo. Y les ofrezco el salón de la Federación. Hubo una hora de silencio en el grupo. Pasado ese tiempo se publica una foto y dos audios con la convocatoria al tractorazo. No había predisposición”, comentó Campos.
El vandalismo
El directivo de FAA fue agredido en las redes y se viralizó el audio en el que llamaba al diálogo y al sábado siguiente le vandalizaron su vehículo de trabajo. “El sábado a la mañana, en Acevedo, donde vivo, voy al galpón a enganchar el acoplado para darle de comer a los terneros y encuentro que tengo cinco tuercas de la rueda izquierda-delantera aflojadas. Por suerte la vi y las ajusté”, denunció Campos. “Ojo, también recibí apoyo de otras filiales de FAA, familiares y productores pequeños. Acá en Pergamino la mayoría son pequeños productores muy vulnerables, con menos de 200 hectáreas propias”, agregó.
La idea de la protesta surgió en Guerrico, cerca de Pergamino, a la que rápidamente le dieron forma la Sociedad Rural local, Carbap y Coninagro, tres de las cuatro patas de la Mesa de Enlace. Desde Federación Agraria no se sumaron e intentarán ir por el canal del diálogo para conseguir el objetivo de la segmentación.
Los propios productores reconocen que la queja no es por el presente. Es a futuro: dicen adelantarse a una eventual política de constantes aumentos impositivos al sector. Y pasado: una sensación de hartazgo por la presión impositiva. Sin embargo, no hubo marchas ni quejas cuando el macrismo reimplementó las retenciones al sector. Incluso los ruralistas habían reconocido la necesidad de poner el hombro. Este martes, para la misma situación, pusieron los tractores en la calle.