Una alfombra que se seca al sol; restos de comida por doquier; una servilleta salpicada por pequeñas gotas de una nariz sangrante; cestas de pilcha por lavar, por planchar; la bacha de la cocina tapada por detritos viscosos… Imágenes que evocan rituales domésticos a partir de pequeños detalles reveladores, entre sombras suaves y colores apagados. Imágenes que según la crítica especializada “se acercan a lo sublime en su abordaje de un tópico aparentemente mundano”. El tema: las tareas domésticas y de cuidado, no remuneradas, que realizan principalmente las mujeres; “una labor física, mental y emocional que exige esfuerzo, destreza y tiempo, y que aún así, sigue sin valorarse como debiera”, en palabras de Clare Gallagher. Artista norirlandesa que comparte pics de su día a día en la flamante serie The Second Shift (en criollo, “Doble jornada”, recientemente editada en formato fotolibro en Gran Bretaña), en un intento por “darle el reconocimiento largamente negado a la complejidad y el valor de este trabajo invisible, y a su vez, llamar a resistir los sistemas capitalistas, patriarcales y estéticos que lo ignoran”, según la propia fotógrafa. Sin más, señala Gallagher que, acorde a estadísticas recientes, estas tareas equivalen al 63 por ciento del producto bruto interno anual de UK; cifra que le vale para subrayar lo evidente: “Nuestro sistema económico colapsaría sin este laburo desigual, oculto, no retribuido”…
“Lo que persiste es la ilusión de la igualdad. Y el silencio sobre este tópico, porque a la mitad de la población le conviene que la otra mitad siga apuntalando un modelo que les facilita la vida”, se exaspera la artista con residencia en Belfast, que observa en sus imágenes “un enojo tácito”. Por lo demás, menciona como inspiración la exploración conceptual de Martha Rosler sobre la tiranía de lo doméstico, la novela de Charlotte Perkins Gilman The Yellow Wallpaper, entre otras variopintas piezas feministas. Por lo demás (bis), ofrece Clare -que además de oficiar de ama de casa, tiene un trabajo full time como docente de la Universidad de Ulster-: “Aunque ha habido cierto progreso, las mujeres todavía resienten esta realidad cotidiana -fuertemente arraigada en vetustas nociones de deber femenino y respetabilidad-, su repetición agotadora y las ansiedades que genera”. Comparte, de hecho, una cita de Simone de Beauvoir que le viene como anillo al dedo maltrecho (de tanto maniobrar productos químicos de limpieza): “Pocas tareas se parecen más a la tortura de Sísifo que las domésticas, con su repetición interminable. Lo limpio se ensucia, lo sucio se limpia, una y otra vez, día tras día…”.
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