Diputados - Senado - Diputados - su ruta. Un camino de ida y vuelta acordado en las últimas horas incluyendo las reformas que consiguió Juntos por el Cambio en la Cámara Alta. La oposición permitió que se aprobara la ley. Se dio el gusto de activar sus manos de tijera. Se camufló como defensora de la “clase media” aunque mostró la hilacha reduciendo el aumento de impuesto a las operadoras de cable, pobres angelitas.

El proyecto de la ley Fiscal Bonaerense ingresó por la Cámara Baja donde el Frente de Todos tiene mayoría. Como Cámara iniciadora puede imponer su criterio ante divergencias o correcciones del Senado. O validarlas, como ayer. El itinerario concuerda con “el manual”: arrancar jugando donde se tiene más fuerza. Queda por descifrarse por qué el oficialismo bonaerense intentó, sin éxito, otra táctica en diciembre, comenzando en la Cámara Alta. Ayer se inclinó por el método más eficaz.

La dinámica incluyó tratativas en días previos y durante la jornada del miércoles. Los regateos pueden estar mechados con gestos de ruptura, gritos, actores que se levantan de la mesa o dan portazos… el modo de medirlos es el resultado final. No la ansiógena lectura minuto a minuto que a menudo confunde una presión con una ruptura definitiva.

La ley saldada reduce la recaudación prevista por Kicillof pero no lo deja inerme. Con momentos de estrépito, incomunicación y furia se fueron cerrando acuerdos que empiezan a trazar el mapa posible de la política provincial.

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El gobernador tiene derecho a disponer de instrumentos para recaudar en un distrito hiper endeudado tras un año de mega inflación macrista. El criterio fundante de Kicillof semeja al del presidente Alberto Fernández. Subir los impuestos para los que más tienen. El Inmobiliario, en especial, es progresivo como saben serlo las gabelas sobre patrimonios. Por cierto, debe tener algún techo y segmentarse los porcentuales.

Otra argumento válido que desarrolla Axel son los congelamientos de tarifas de servicios públicos que alivian durante unos meses a la gente común.

Simultáneamente la política nacional está mejorando en el corto plazo la ecuación de los jubilados que cobran la mínima, los beneficiarios de Asignación Universal por Hijo (AUH). Y se propone antes de fin de marzo haber repartido la tarjea alimentaria entre millones de ciudadanos, entre ellos cerca de 400.000 bonaerenses.

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Los Legislativos nacional y provinciales suelen proveer insumos para debates y sanatas. A veces se aletargan y no sesionan mucho. En ese caso, opineitors de medios o académicos se sublevan denunciando vagancia y vituperando contra el “gasto político”.

De pronto, los cuerpos sesionan a todo vapor y sacan leyes en plazos récord aún para el exigente libro Guinness Argentino. Así sucedió en 2017 con la norma que fulminó el 2x1 concedido a los represores del terrorismo de Estado. O con la ley ómnibus Solidaria aprobada por el Congreso nacional en diciembre. O en las tres sesiones al hilo de ayer. En tales circunstancias los críticos cuestionan indignados los trámites exprés.

Pocos días atrás, un editorialista de La Nación, antaño amigable con el terrorismo de Estado, consideró “inhumano” que los legisladores permanecieran en el recinto durante casi un día sin poder comer ni ir al baño. No es para tanto, caramba. Los que deben atornillarse, de ordinario, son los oficialistas para no perder el quórum. Igual pueden salir un ratito, masticar una barrita de cereal o un sanguchito. Los telespectadores pueden dar fe de que muchos parlamentarios salen a los pasillos a hacer declaraciones antes las cámaras (de tevé, se entiende) satisfaciendo sus necesidades mediáticas acaso más urgentes que las fisiológicas.

Ayer laburaron mucho y todo indica que tendrán un año recargado.

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El presidente Alberto Fernández hizo hábil uso de su legitimidad y su capital simbólico al recibir en la Rosada al intendente de Lanús, Néstor Grindetti, hombre de PRO, para arrimar posiciones en la provincia. Un gesto de convivencia, una incitación al diálogo, un aval a Axel. Un modo de aumentar el poder, compartiéndolo: no todo es suma cero en esta vida. En el día a día los intendentes y la Gobernación estarán “condenados a convivir”. Tendrán que articular acciones comunes con una praxis más cooperativa que en la Legislatura. El Plan Argentina contra el Hambre será un ejemplo. Su avance les conviene a todos, su fracaso acentuaría dificultades.

Los opositores que están en el llano tienen sobrado derecho y margen para criticar u obstruir pero (¿porque?) intuyen que perderán protagonismo y visibilidad durante, al menos, un año y medio.

Porcentaje más, dígito menos, tragando saliva Kicillof cuenta con la caja de herramientas, con el respaldo activo del Presidente.

La serpenteante aprobación de la ley consumó un tensionado triunfo para él. Minga de goleada o de unicato: hizo primar su criterio atenuado con concesiones a los adversarios.

Ahora, el Ejecutivo es dueño de la iniciativa. Tiene recursos, más chances de avanzar que sus rivales. No puede ignorarlos ni saltearlos pero cuenta con muchas más chances que ellos para mejorarle la vida a la gente común.

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