La crisis argentina de 2001 dejó marcas en la política nacional. Durante mucho tiempo, la antipolítica fue ganando terreno hasta que el político se convirtió en un ámbito muy mal visto. Pero en los últimos diez años la tendencia se revirtió: cada vez más pibes se involucran para tratar de transformar la realidad a través de la práctica política. Y hace casi una década que pueden hacerlo, además de en las aulas, los colegios y los barrios, también en las urnas . La lucha de les jóvenes en la política no empezó, claro, en la pasada década, aunque sí se consiguió un hito que ya no tiene vuelta atrás: el llamado Voto Joven.

En 2012 se presentó un proyecto de ley para que les pibes de entre 16 y 18 años pudieran votar. Obviamente, en los partidos tradicionales hubo posiciones a favor y en contra. Lo curioso fue que algunos referentes que se oponían terminaron debatiendo en televisión con las ”juventudes” de sus mismas fuerzas . El último día de octubre de ese año, con 131 votos a favor, dos en contra, una abstención y 123 legisladores ausentes, se aprobó la ley 26.774, que habilitaba a votar desde los 16 años, eximiendo de sanciones a los menores de 18 que no lo hicieran (porque el voto en nuestro país es obligatorio).

Así, 627.364 jóvenes se sumaron a les electores que al año siguiente votarían para elegir diputades, senadores y legisladores en las distintas provincias. El número creció para las últimas elecciones presidenciales, en octubre: hubo 984.725 votantes de 16 y 17 años habilitades para sufragar. Tal vez reacciones como la de Eduardo Feinmann bardeando a pibes de centros de estudiantes  tuvieron el efecto contrario al que deseaban, y ayudaron a les jóvenes a encontrar ese camino en el que meter las patas en el barro para ayudar a otres. Porque los dinosaurios van a desaparecer. Y si las problemáticas son otras, las preocupaciones y los deseos son otros, los objetivos y las formas de buscarlos son otras, ¿qué mejor que las nuevas generaciones para conseguirlos?

Los argumentos en contra de que les pibes voten giraban principalmente en torno a la responsabilidad y la formación de quienes iban a poder decidir en las urnas a partir de la aprobación de esa ley. ¿Pero algo garantiza que les mayores de 18 sí sean “responsables” o estén “lo suficientemente formades”? Queda demostrado década tras década: se puede hacer boludeces a cualquier edad. Pero en una época de ampliación de derechos, con una gran presión social para lograrlos, la legislación debe acompañar esas transformaciones. La historia de Argentina muestra que los derechos se reclaman y la sociedad lucha por ellos, y la respuesta de la política suele darse entre dos opciones: escuchando el reclamo y haciendo una sociedad más justa, o desconociéndolo para mantener privilegios sectoriales o de clase.

 

Los resultados de este proceso comienzan a mostrarse en la participación de jóvenes en la política, y van de la mano de la arrolladora potencia del movimiento feminista en los últimos años. Sin lugar a dudas, la elección de Ofelia Fernández como legisladora de la ciudad de Buenos Aires marca otro hito en este proceso: con 19 años, es la legisladora más joven de América latina. Antes había sido presidenta del centro de estudiantes del colegio Carlos Pellegrini en 2016 y 2017. Y si cruzamos nuestras fronteras encontramos a la sueca Greta Thunberg, activista medioambiental que con tan solo 15 años fue oradora en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 2018, realizada en Polonia.

Que más pibes participen en las elecciones como votantes o como candidates no asegura que a partir de ahora todo vaya a hacerse bien. La política no tiene certificado de garantía. Pero que cada vez más jóvenes tengan las condiciones para involucrarse para mejorarle la vida a otras personas nos acerca un poquito más cada día.