“Veo caras asustadas, pero van a promover todos, todas y todes. De lo que vamos a hablar es de cómo erradicar las bases de la desigualdad”, dijo Dora Barrancos para romper el hielo. La escuchaban en primera fila el presidente Alberto Fernández y los miembros del gabinete nacional. Secretarios y subsecretarios de Estado llenaban el salón de honor del Centro Cultural Néstor Kirchner. Todos fueron a participar de la capacitación en género y violencia contra las mujeres y diversidades que es obligatoria para quienes se desempeñan en los tres poderes del Estado. Barrancos, socióloga y asesora presidencial y Elizabeth Gómez Alcorta, ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad fueron las encargadas de dar la “clase”. Ambas tenían el pañuelo verde en la muñeca derecha. El Presidente tenía verde la corbata. “Vine a cumplir con la ley y a que todos entendamos todo lo que hay que cambiar. Queremos una sociedad igualitaria donde todos tengan los mismos derechos para desarrollarse. Somos una sociedad pensada y construida a partir del hombre. Eso es lo que pasó, no es culpa nuestra, pero va a ser culpa nuestra si no lo cambiamos”, dijo Fernández durante el cierre del encuentro.
Hoy se cumplió un año de la promulgación de la Ley Micaela, nombrada por Micaela García, una joven militante del Movimiento Evita que fue asesinada en Gualeguaychú en abril de 2017. Esta norma establece la capacitación obligatoria en la temática de género y violencia contra las mujeres para todas las personas que se desempeñan en la función pública en todos sus niveles y jerarquías en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación. Hoy, también, la provincia de Buenos Aires firmó la adhesión al Protocolo para la Interrupción Legal del Embarazo (ILE).
Alberto Fernández llegó al CCK desde la Casa Rosada a pie junto con el jefe y la vicejefa de Gabinete, Santiago Cafiero y Cecilia Todesca, el ministro de Interior, Wado de Pedro, la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra y Juan Manuel Olmos, jefe de asesores presidenciales, entre otros funcionarios. En la puerta los esperaban Gómez Alcorta y el ministro de Cultura, Tristán Bauer, de quien depende el centro cultural. En el salón de honor hubo gran asistencia. El ministro de Salud, Ginés González García, que estaba en Misiones para participar de una reunión con ministros de Salud del NEA sobre la campaña de prevención del dengue, no pudo participar. Tampoco el ministro de Defensa, Agustín Rossi, que estaba en Mar del Plata en un homenaje a los 44 tripulantes del ARA San Juan. Justamente Gómez Alcorta mencionó a Rossi al comentar que unos días atrás habían recordado que Defensa, durante la gestión de Nilda Garré, había sido una de las reparticiones del Estado pionera en incluir una mirada y políticas de género.
La capacitación
“Esto eleva la vara, es un salto cualitativo, nadie puede decir después de esto que no puede hacer la capacitación”, aseguró Gómez Alcorta. La ministra señaló los déficits que hasta el momento tiene la implementación de la ley Micaela: falta de presupuesto, de reglamentación y falta de sistematización y publicación de datos estadísticos sobre las capacitaciones realizadas hasta ahora. “Vamos a formar a las máximas autoridades del Estado y vamos a coordinar para que en cada uno de los ministerios y dependencias del Estado se hagan capacitaciones certificadas por nosotras. Esto también se hizo en la gestión anterior con una calidad bastante débil y creemos que a un año de la promulgación estamos dando un salto en lo que se refiere a la aplicación de esta ley”.
A su turno, Barrancos les dio a los funcionarios y funcionarias una clase de historia del partriarcado, al que definió como “un sistema de opresión y exclusión de las mujeres y otredades”. “El patriarcado se erigió junto con la propiedad privada, pero antes de haber patrimonialidad sobre las cosas y los animales, lo hubo sobre las mujeres. La primera propiedad privada fue la privatización de las mujeres”, dijo. Señaló que a medida que los varones fueron ganando derechos las mujeres los fueron perdiendo. Mencionó, por ejemplo, que las mujeres tuvieron vedado el acceso a las universidades, que en la Argentina hasta 1926 necesitaban la autorización de sus maridos para trabajar y hasta 1968 no podían ser plenamente dueñas de sus bienes. También recordó que hasta 1921 el adulterio de la mujer era un atenuante si el marido la mataba. Gómez Alcorta aportó que hasta 1995 se consideraba a adúltera a una mujer si había mantenido una relación sexual fuera del matrimonio, mientras que se requería que un hombre tuviera una “manceba”, es decir, sostuviera a una mujer económicamente, para que se lo calificara como adúltero.
Barrancos agradeció lo que calificó como el compromiso por erradicar las bases de sustentabilidad de lo no democrático y de la desigualdad. “En ese último siglo –afirmó-- asistimos a una manifestación ardorosa por los derechos por la diversidad. Y la Argentina ha señoreado la escena universal. Pudimos tener la ley de Identidad de Género que me gusta decir que fue el bien de exportación más importante que tuvo nuestro país. Dinamarca copió nuestra norma y debemos sentirnos muy orgullosos. En esta nueva era espero este compromiso extraordinario de esta escena que para mí es particularmente emocionante, porque volvimos mucho mejores… volvimos mujeres”, señaló, en referencia al fallido presidencial del día de la asunción que fue tomado como declaración por muchas feministas. Los aplausos rompieron el silencio con que los funcionarios habían seguido su exposición.
Gómez Alcorta habló de los estereotipos y de cómo el lenguaje los refuerza: “Se intentó biologizar que las mujeres somos sensibles, pasivas, se naturalizan esos valores”. Y apuntó que estos conceptos eran además heterocisnormativos (“es una palabra difícil pero la tengo que decir”, acotó) porque excluían las disidencias. Tanto Barrancos como Gómez Alcorta se refirieron también de los derechos del colectivo LGBTI+ que durante años fue ubicado en el ámbito de lo desviado y lo enfermo.
La tarea
La ministra repasó las leyes que durante los últimos diecisiete años establecieron avances para los derechos de las mujeres y disidencias y apuntó que la Argentina está en la vanguardia mundial en cuanto a normativas, pero destacó que el problema está en la implementación. “Esa brecha aún es enorme. Esa es la tarea que tenemos que llevar adelante”, aseguró. Luego, repasó parte de las obligaciones que tiene el Estado para promover la igualdad y erradicar la violencia y aseguró que las políticas de género no deben ser nicho del ministerio que encabeza. Como ejemplo, mencionó la jubilación de amas de casa, que implicó un reconocimiento del trabajo de cuidado que ejercen casi exclusivamente las mujeres. Otra experiencia positiva, dijo, es el reciente anuncio del plan Argentina Hace, implementado por el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, con el que se aspira a generar 20 mil puestos de trabajo respetando la paridad de género. “Eso es una política con perspectiva de género que impacta en el ámbito laboral de las mujeres y como tiene capacitación, implica la no exclusión de mujeres en determinados oficios”. Finalmente, mencionó que junto al ministro de Educación, Nicolás Trotta, están pensando en idear una política para las personas trans, que tienen una baja expectativa de vida. “Hay que pensar en becas en el sistema educativo, en el cupo laboral, son cosas concretas que pueden hacer que esas personas vivan más. Como tarea para el hogar les dejo eso, pensar qué acciones podemos hacer en los diferentes ámbitos que tengan un impacto concreto en la política de género”.
El cierre fue del Presidente. Dijo que su palabra “estaba de más” y que lo más importante era reflexionar sobre lo que habían dicho Elizabeth Gómez Alcorta y Dora Barrancos. “Queremos una sociedad igualitaria, con plenitud para todos más allá de su condición de género y de su identidad sexual, queremos una sociedad donde todos tengan las mismas oportunidades para desarrollarse. Cada vez que llevemos derechos a la gente celebremos, porque vamos a estar siendo mejores”, afirmó.
Antes de salir del CCK, el equipo del ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad se sacó una foto con el Presidente. Pero en el momento de la selfie faltaba Alba Rueda, la primera mujer trans en ser subsecretaria de Estado. “Albaaa, Albaaa”, la llamó el presidente a los gritos sin éxito. Luego ella les contó a sus compañeras que junto con Vilma Ibarra salieron un momento del salón porque estaban emocionadas.