Si es como dijo el jefe de la Policía de la provincia, Victor Sarnaglia, que la continuidad en el cargo de los jefes policiales "depende de los resultados", el nuevo titular de la Unidad regional 2, Danilo Villán comenzó con un dato a favor, como fue la detención ayer del presunto autor del crimen ocurrido el primer día del año (ver aparte), que "desató una guerra entre narco bandas por el control de territorios", según la descripción de su antecesor, el efímero jefe Claudio Romano, quien permaneció en el cargo apenas unos días. El detenido es hijo de una de las víctimas de otro crimen de esa saga --Marcelo Berlani-- , ocurrida el 8 de enero, cuando se produjo una balacera en barrio Yrigoyen que también se llevó la vida de su nuera, Antonella Albornoz. La detención se produjo por el trabajo de diferentes dependencias, en especial la Brigada de Homicidios, y la concreción de 7 allanamientos ordenados por la Fiscal Marisol Fabro.

La noticia lleva algo de alivio al gobierno de Omar Perotti, que en menos de un mes de gestión tuvo 3 jefes de policía de Rosario, sin dudas la ciudad más connotada por la narcocriminalidad de la Argentina. En círculos políticos asocian la retahíla de crímenes a los cambios en la policía, y suponen a la vez una respuesta al ministro de Seguridad Marcelo Sain, quien opinó profusamente sobre la fuerza antes y después de haber asumido. No hace falta remontarse a aquellas declaraciones en las que sostuvo que "el principal cartel de la droga en Santa Fe es la policía", sino a algunas mas recientes en las que daba cuenta del vínculo de las bandas narco rosarinas con diferentes sectores de la policía. A esta altura, son pocos los que tienen dudas acerca de la verosimilitud de las afirmaciones del ministro, pero resulta cuanto menos controversial: es con esos policías que tendrá que brindar seguridad en la provincia. 

Perotti dijo durante la campaña que iba "a conducir la policía personalmente" y antes de ser electo ya sabía que de llegar a la Casa Gris su jefe iba a ser Victor Sarnaglia. El nombre de Marcelo Sain, que venía trabajando en un organismo ligado al Ministerio Publico de la Acusación durante la gestión de Miguel Lifschitz, apareció tiempo después, como sugerencia del actual Presidente Alberto Fernández. Sus antecedentes profesionales y académicos abonaron el acierto en la designación, pero a la vez produjeron inquietud en diferentes sectores del gobierno que inmediatamente se pusieron en guardia. 

En círculos políticos asocian la retahíla de crímenes a los cambios en la policía, y suponen a la vez una respuesta al ministro de Seguridad Marcelo Sain

La intervención de la regional policial de San Lorenzo provocó algún malestar en el grupo que lidera el senador del departamento Armando Traferri y se hizo público a través del reclamo de intendentes de la zona sobre situaciones relacionadas a la seguridad en la región. Eran los días posteriores al tratamiento y aprobación del presupuesto plantado por la UTLE (unión transitoria de legisladores) Lifschitz-Traferri, que tanto molestó a Omar Perotti. después sobrevino la movilización en Rafaela, que si bien tuvo un origen genuino y una masividad como nunca antes se vio, no deja de llamar la atención que haya tenido derivaciones como el ataque a una dependencia judicial y a la casa de familia del gobernador. Sain responsabilizó de esto último a militantes mandados por "Miguel Lifschitz y Ruben Galassi, que tendrá que dar explicaciones". Perotti le bajo el tono y nadie más habló del asunto.

En medio de todo esto, el alto costo de pagar el primer sueldo del mandato fuera de tiempo y forma. Esta semana Perotti mismo dijo en la televisión rosarina que se hacía cargo de lo que representaba su decisión pero insistió en que "la responsabilidad es de Lifschitz que no solo dejó las cuentas en rojo", sino que mandó un presupuesto que lo maniataba, "y además no trató las leyes de emergencia que nos dieran los instrumentos para no llegar a esta situación".

La Ley de Emergencia --que con algunas modificaciones Cambiemos le voto a Axel Kicilloff en Buenos Aires y a Alberto Fernández a nivel nacional-- el Frente Progresista la mandó a archivo sin tratarla el año que recién terminó. Ni el macrismo más rancio y reaccionario se atrevió a tanto: Lifschitz es la figura más dura del antiperonismo dentro del espectro político a juzgar por sus actos. Salvo sus incondicionales --diputados puestos de puño y letra por él mismo en las listas-- hay dentro del FP algunas voces que comenzaron a hacerse escuchar. Sin ir más lejos, dirigentes de la UCR que tienen responsabilidad de gobierno en decenas de municipios se preguntan --y deberían hacérselo saber a Lifschitz-- cómo pagaran los próximos sueldos a sus empleados y a proveedores o contratistas.

Es por eso que en pocos días más, cuando se formalice la convocatoria a sesiones extraordinarias, se presume que el escenario puede ser diferente.

Por un lado, porque Perotti --que paga cara la curva de aprendizaje-- parece haber "acomodado los tantos" en la Legislatura, y aparenta hacer lo mismo en otras areas. Los nombres son los mismos, los roles diferentes.

La aparición en la escena pública del Jefe de Policía Víctor Sarnaglia reclamando mejoras para los hombres de azul al sostener que "la policía de Santa Fe es la más barata de la Argentina", no es únicamente un mensaje hacia el interior de la fuerza donde quiere reafirmar su liderazgo, sino para los legisladores que deberán tratar la emergencia, que entre otras cosas permitirá dotar de medios y remuneraciones a los uniformados.

 

El desdichado contexto en el que se dará la discusión es diferente al de fin de año, cuando fue rechazada la ley en diputados. Por un lado, el maltrato a los trabajadores estatales, por otro la escalada de violencia del comienzo de 2020, demandan un nivel de prudencia que entre otras cosas supone trabajar en la búsqueda de consensos, en algún caso bajar el perfil, y sobre todo dar vuelta la página. Parafraseando el célebre monólogo de José Sacristán en "Solos en la madrugada": No podemos pasarnos los próximos años hablando de los que han pasado.