El documental brasileño traducido con el nombre Al filo de la democracia (“Democracia em Vertigem”), de la realizadora Petra Costa, fue nominado este lunes a los Premios Oscar como mejor película documental. El film, que relata las maniobras del gobierno de Brasil para encarcelar al expresidente Lula Da Silva, fue nominada junto a American Factory, la tailandesa The Cave, For Sama y Honeyland. El año pasado, la cineasta había sido distinguida como "personalidad destacada de América Latina" en los Premios Democracia que entrega Caras y Caretas.
El documental de dos horas, producido por Netflix, es una mirada en primera persona de la cineasta que se sumerge en la crisis política que atravesó a Brasil. En él, la directora cuenta la etapa más gloriosa de su país, cuando el ex obrero metalúrgico y líder sindical Luiz Inácio Lula da Silva fue elegido presidente y en ocho años de gobierno logró que 20 millones de brasileños dejaran de ser pobres.
Pero también muestra la etapa más oscura y relata una cadena de sucesos que conmocionaron al país en los últimos años: la campaña contra el Partido de los Trabajadores (PT), la operación Lava Jato, el proceso judicial contra Lula, el juicio político contra Dilma, para desembocar en el crecimiento del ultraderechista Jair Bolsonaro, actual presidente del país. ¿Qué sucedió? ¿Cómo nadie advirtió el peligro escandalosamente anunciado?
Costa, hija de militantes de izquierda que se opusieron a la dictadura brasileña y se vieron obligados a moverse en la clandestinidad en las décadas del 60 y el 70, sabe bien lo que significó ese gobierno de facto y los militares en las calles. Por eso se atreve a explorar y oscilar contantemente entre su vivencia personal y los hechos públicos. "¿De dónde sacar fuerzas para caminar entre las ruinas y comenzar de nuevo?", se pregunta mientras las imágenes muestran las monumentales avenidas de Brasilia como escenario de las disputas políticas que dividieron a su país en los últimos años.
A pesar de ser una joven actriz y directora de tan sólo 36 años, Costa ya tiene una notable carrera como documentalista. Su obra debut, Ojos de resaca (2009), fue proyectada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y ganó entre otros el premio al mejor cortometraje en el London International Documentary Festival. Le siguieron Elena (2012), y Olmo & the Seagull (2015), ambas también multipremiadas.
Su trabajo le valió numerosos reconocimientos, entre ellos, el de los Premios Democracia. En su 11° edición, la cineasta brasileña fue distinguida como personalidad destacada de América Latina. El Centro Cultural Caras y Caretas comenzó a entregar los Premios en 2009, cuando se cumplieron 25 años de vida democrática ininterrumpida. Desde entonces, y con Raúl Alfonsín como primer presidente del jurado, el reconocimiento apuntó a destacar la labor de “quienes sobresalen en sus actividades con honestidad, talento y compromiso con los valores democráticos”.
Y en eso se destacó la directora, que reflexionó sobre hechos y argumentos que deberían ser estudiados por cualquier interesado en el destino de la democracia, en Brasil o en cualquier otro lugar.
Finalmente, el destino de la incursión artística de Costa en la política de Brasil, se conocerá el próximo 9 de febrero cuando se entreguen los Premios Oscar en Los Ángeles. Será en una ceremonia que por segundo año consecutivo no tendrá anfitrión, pero que contará con la presencia de la sufriente pero siempre resiliente América Latina.