En breve INCLODE (“Dispositivo de incisión y cierre”, siglas en inglés) podría revolucionar el campo de la medicina y, en concreto, suavizar el paso por la sala de operaciones. Si bien las tecnologías invaden los quirófanos desde hace tiempo, nadie había pensado lo suficiente respecto de cómo reemplazar el mecanismo más antiguo de todos: la artesanal e histórica sutura con aguja e hilo. El cierre de heridas, una etapa decisiva que, para colmo, depende de la precisión de los cirujanos; cualidad que, no obstante esté bien entrenada, como alguna vez pronunció un mentalista muy mediático “puede fallar”. Bajo estas premisas, y con el propósito de disminuir la probabilidad de infecciones y mejorar la calidad de las cicatrizaciones, Diego Fridman (médico UBA) y compañía se propusieron llenar este vacío con conocimiento del bueno y aplicado a situaciones concretas. Desde cesáreas a cualquier operación programada, la nueva tecnología creada por cerebros argentinos, promete grandes resultados. A continuación, el director científico del proyecto narra todos los detalles al respecto.
-¿De qué se trata y cómo surgió la idea de diseñar este dispositivo?
-Pablo Luchetti tuvo la idea original. Cuando estudiaba medicina se planteó una pregunta muy sencilla: ¿cómo podía ser que en un quirófano, que muchas veces se parece a una nave espacial con toda la tecnología que tiene, la última fase de las operaciones todavía siga protagonizada por la sutura? Tantas maquinarias presentes y el proceso finaliza con una aguja y un hilo. En una época tan atravesada por dispositivos de toda clase y color aplicados al campo de la salud, aún los médicos tenemos que seguir cosiendo a los pacientes. Una práctica milenaria a la que, históricamente, no se le halló ningún sustituto y que, para colmo, es operador-dependiente.
-Se le confía el cuerpo al pulso de un profesional que, en alguna mala jornada, puede fallar.
-Seguro, depende mucho del entrenamiento, de las capacidades, el tiempo de experiencia y la habilidad estética. Un cóctel nada sencillo de encontrar en una sola persona. Frente a esta pregunta, surge la idea de crear la tecnología INCLODE. Parte de las complicaciones y los defectos advertidos en los cierres de las heridas tienen que ver con el propio mecanismo de aguja e hilo que lastiman la piel al querer juntar la epidermis; los bordes separados durante el acto quirúrgico. Cuando se realiza una sutura, la tensión en el cierre está colocada en los puntos, con lo cual, no se distribuye de forma homogénea a lo largo de la incisión.
-¿Qué ventajas presenta?
-Es un parche autoadhesivo con un mecanismo de sellado propio. Se pega en el sitio en el que se realizará la incisión, luego el dispositivo se abre para permitir el trabajo del profesional con libertad, éste sutura solo en los planos profundos y una vez que el proceso culmina se activa el cierre que junta los bordes. Es decir, el objetivo de la tecnología consiste en reunirlos con una lámina que se coloca de modo previo a la intervención quirúrgica. De esta manera, la herida queda mejor desde lo estético pero, sobre todo –y lo más importante– reduce de manera notable los riesgos de contraer infecciones para los pacientes.
-Luego de ser colocado, ¿cuánto tiempo permanece el parche en la piel?
-Aproximadamente unos diez días y después de ese lapso el médico lo retira como si fuera un apósito. Y ahí finaliza el trabajo, porque no hay puntos ni hilo. La incorporación de esta tecnología es vital porque podría eliminar gran parte del dolor que sienten los pacientes en la etapa postquirúrgica. Además, al ser transparente permite monitorear la evolución de la cicatrización de la herida, esto es, si cambia de color o si se genera algún problema. Si fuera necesario, por algún motivo, retirar INCLODE antes de tiempo podría hacerse con un poco de alcohol para aflojar el adhesivo. Otra ventaja es que permite el drenaje de líquidos por parte de la herida, así como también, al estar diseñada con materiales permeables habilita la evaporación de la humedad de la zona afectada y, en efecto, los pacientes pueden bañarse con el adhesivo puesto.
-¿De qué material está hecho?
-Es un elastómero, una especie de goma que pese a ser muy elástica mantiene la memoria y vuelve siempre al mismo origen. La búsqueda de los insumos no fue nada sencilla, hoy contamos con una tecnología que parece infalible pero existe un largo camino para explorar las técnicas, los ensamblados y demás. Aquí trabajó muchísimo el diseñador industrial Luciano Poggi, que logró materializar aquello que solo estaba presente de manera abstracta. Frente a un problema vinculado a una necesidad, opusimos nuestras ideas que, luego de mucho esfuerzo, tomaron cuerpo en este producto que hoy tenemos y que ya fue patentado en Argentina y en EEUU. En los próximos días saldrá una nueva patente –incorpora a Europa– que tiene en cuenta otras mejoras.
-Qué bueno que la patente sea Argentina. ¿Cuáles son los próximos pasos?
-Nos pone muy contentos. INCLODE SA es una empresa de base tecnológica que se pudo constituir gracias a un subsidio recibido del MinCyT en 2014 y, en la actualidad, buscamos grupos que deseen invertir. Hoy en día trabajamos en la confección de diferentes matrices, ya que las características del dispositivo se deberán adecuar al tamaño y al sitio de las heridas. El prototipo culminado está preparado para una herida de 10 cm y pensamos que podría ser revolucionario para el tratamiento de las cesáreas, por ejemplo. Se nos ocurrió también que podríamos adaptar la matriz que tenemos con el propósito de que pueda ser utilizado en laparoscopias. Tenemos versiones, incluso, para reemplazos articulares que, necesariamente, deben ser lo suficientemente sofisticadas para ajustarse al movimiento. El desafío para los próximos años es agregar más tecnología, de manera que el sistema permita la liberación de drogas o chips que favorezcan el monitoreo de la cicatrización en tiempo real. No estamos muy lejos.
-La pregunta de rigor: ¿cuánto tardará en estar disponible en los quirófanos y cuánto se estima que costará?
-Creemos que a mediados de este año estará listo para ser comercializado. Para mayo tendremos la aprobación de las autoridades regulatorias. Si bien es externo, de carácter no invasivo, requiere la autorización por ANMAT en Argentina y FDA en EEUU. Prevemos que la producción nos costará entre 6 y 7 dólares; haremos una parte aquí y el ensamblado en el exterior porque hoy no está disponible la tecnología necesaria. Nos gustaría hacerlo 100% en Argentina pero actualmente no están dadas las condiciones. Si se sumaran todos los gastos incluidos podría venderse en 30 o 40 dólares.
-No es poco.
-Pero se ahorra muchísimo tiempo y el tiempo es dinero. El cierre del dispositivo en el quirófano se realiza en tan solo 30 segundos, mientras que la sutura se prolonga por 8 o 10 minutos. Reducir los 10 minutos y llevarlo a 30 segundos representa un ahorro muy importante. En Argentina no se tiene demasiado registro pero en EEUU, por ejemplo, se calcula que el minuto de quirófano cuesta 50 dólares. También se eliminan los costos de las consultas para quitar los puntos porque solo se debe retirar un adhesivo. INCLODE es beneficioso por donde se lo mire.