La industria argentina utilizó en noviembre pasado apenas el 60 por ciento de su capacidad instalada. Ese número implica una caída de casi tres puntos porcentuales en relación al mismo período de 2018. El rubro con menor grado de utilización fue el automotor, con el 38,7 por ciento, seguido de metalmecánica (42,3) y productos textiles (51,6 por ciento). Más allá del bajo nivel de utilización de las instalaciones industriales, el encarecimiento de las importaciones permitió un leve crecimiento interanual en textil, edición e impresión y caucho y plástico. También avanzó refinación de petróleo. El resto tuvo caídas anuales.
El uso de la capacidad industrial en el último mes de mandato de Mauricio Macri fue el más reducido de la serie que publica el Indec, que comienza en 2016. La baja utilización de máquinas e insumos industriales es la respuesta empresarial a la caída de la demanda en el mercado interno, producto de la política macroeconómica de destrucción del poder adquisitivo de los ingresos de los hogares. Tampoco colaboraron las exportaciones, afectadas por el bajo crecimiento de otras economías que demandan productos argentinos.
El promedio de utilización en noviembre pasado fue del 60,7 por ciento, por debajo del 63,3 por ciento de noviembre de 2018. La industria automotriz uso apenas el 38,7 por ciento de sus instalaciones, como consecuencia de la caída en la fabricación de unidades, para llegar a niveles operativos mínimos desde 2005, con desplome de los indicadores que en términos relativos no se observaba desde la crisis de 2002. En once meses, se produjeron 300.263 unidades entre autos y utilitarios, una contracción anual del 32,7 por ciento.
La industria metalmecánica (excluído automotores) tuvo una utilización del 42,3 por ciento.Es decir, que exhibió una tasa del 57,7 por ciento de capacidad ociosa. Según los datos de Adimra, la metalurgia acumula diecinueve meses consecutivos de contracción y el 46 por ciento de los empresarios del rubro redujeron las horas extras. El impacto negativo más notable aparece en los renglones de bienes de capital y autopartes. Mientras que maquinaria agrícola y carrocerías, remolques y semirremolques tuvieron mejoras en noviembre.
Productos textiles se ubicó en el 51,6 por ciento, lo cual es un número muy bajo pero aun así superior al 43,9 por ciento del mismo mes del 2018. Parte de la mejora relativa se explica por el retroceso de las importaciones ante la suba del dólar. Según la Cámara de la Indumentaria, en octubre --último dato disponible-- el ingreso de ropa importada se redujo un 36,9 por ciento en valores y un 39,2 en kilogramos, comparado con mismo mes del año 2018.
También quedó por debajo del promedio de utilización industrial el sector de caucho y plástico (54,7) y edición e impresión (59,3). Alimentos y bebidas se ubicó en el 59,7 por ciento, cuatro puntos por debajo de la marca de noviembre de 2018, a raíz de la menor utilización registrada en la molienda de oleaginosas, en establecimientos productores de bebidas, y en la elaboración de productos de confitería.
El sector de refinación de petróleo mostraba en noviembre el mayor nivel de uso de capacitad instalada, con el 78,7 por ciento, que si bien es superior al de períodos anteriores, es un rango históricamente bajo, ya que es un sector que suele (o solía) trabajar con una carga de petróleo hasta el límite de producción de combustibles, lo que llevaba la capacidad ociosa siempre muy cerca a cero. Algo similar sucedía con la producción siderúrgica, con régimen de producción continua que solamente se detenía una vez al año por parada técnica. En noviembre, la industria siderúrgicva trabajó al 73,6 por ciento de su capacidad, quince puntos por debajo del nivel que exhibía en noviembre de 2018.