Fiscalía y querellas pidieron ayer pena de prisión perpetua para dos policías acusados por el homicidio de Jonatan Herrera, mientras lavaba su auto en barrio Tablada. Con los otros tres agentes imputados hubo pedidos disímiles que van de los 14 a tres años de prisión, por delitos de tentativa de homicidio y abuso de armas. Los imputados negaron tirar con intención de matar al joven de 23 años, sino para "repeler" los tiros del ladrón al que perseguía el Comando Radioeléctrico. La agente de esa división, Gladys Galindo, negó ser autora de uno de los tiros mortales y dijo que la PAT tiraba mientras ella detenía al autor del robo. El Tribunal no unificó las querellas, pero pidió que se limite el alegato a un abogado por cada una, y negó la incorporación de dos nuevos testigos.
Mientras los bombos sobre avenida Pellegrini retumbaban dentro de la sala con el grito de "asesinos, asesinos", comenzaron los alegatos que debían realizarse el miércoles pasado. "Este es el juicio de una ejecución. Personal policial de PAT y el Comando disparó con sus armas reglamentarias contra la humanidad de un ciudadano que lavaba su auto en la puerta de su casa". Aquel 4 de enero, un chico que fue condenado por cometer un robo en una juguetería a seis cuadras del lugar del crimen, huía en su moto cuando lo comenzaron a seguir patrullas del Comando por bulevar Seguí. En la huida cayó de la moto y comenzó a correr, cuando agentes de la PAT bajaron de un colectivo "para prestar colaboración". Sin embargo, dispararon al blanco equivocado. Jonatan intentó resguardarse, pero no pudo evitar las balas: dos disparos le causaron la muerte. La investigación determinó que esos tiros partieron de las armas de Ramiro Rosales (PAT) (foto) y Gladys Galindo (Comando), acusados por el delito de homicidio con pedido de prisión perpetua. Sin embargo, también dispararon sus armas Francisco Rodríguez, Alejandro Gálvez y Luis Sosa. Según declararon, lo hicieron para "repeler disparos del ladrón" que huía. Sin embargo, el fiscal Spelta negó que hayan errado las balas: "Uno tenía remera blanca y el otro, roja". Y aunque se los hubieran confundido "ningún accionar justifica matar de la manera que lo hicieron", dijo.
Analía Abreu, querellante en representación de la madre de Jonatan, María Elena Herrera, expresó: "Los hechos sos claros y representan la vigente y desgraciada vitalidad de la violencia institucional. La labor de la querella estará orientada en demostrar la responsabilidad de estos agentes policiales", aseguró. Y aclaró: "El autor del robo nunca disparó contra los policías. Todos actuaron de manera consciente, contra la víctima. Abrieron fuego contra una persona inocente y desarmada. La única diferencia de lo que vamos a acusar es que no todos tuvieron la misma puntería".
"Lamento lo que pasó y me apena mucho lo que sufre la familia. Entiendo su dolor, pero de ninguna manera fue mi intención", aseguró Rosales, quien consultado por su abogado, Mariano Buffarini, de la Defensa Pública, dio cuenta de la escasa formación que recibió antes de portar un arma: tuvo solo tres prácticas de tiro. "Tirábamos cinco disparos, nos corregían y hacíamos cinco más. No hice más de 40 disparos en toda mi práctica". Y agregó que juntó las vainas del lugar del hecho, porque eso les hacían hacer en las prácticas.