Los grupos armados que espantan a los radicales Cornejo y Lorden son para Clarín “la fiel y temible milicia aymara de Evo Morales que aún pelea contra la conquista española” y para Infobae “la retaguardia que se planta” en Bolivia. Su símbolo identificatorio son unos ponchos rojos – de ahí el mote que recibieron – y provienen de Achacachi, la capital de un departamento de La Paz donde la población ha envejecido tanto que se redujo mucho la cantidad de jóvenes.
Centro referencial del señorío aymará, esa región de Los Andes ya tenía un asentamiento urbano antes de que llegaran los españoles. Ahí siempre se respaldó a Evo y una estatua de Túpac Katari simboliza las reivindicaciones de sus habitantes desde hace siglos. Lo que quizá no sepan en la conducción de la UCR es que la orden de descuartizamiento contra el líder aymará salió desde el Virreinato del Río de La Plata, en Buenos Aires.
Evo es tributario de esa tradición de lucha y los Ponchos Rojos, hombres y mujeres collas de condición muy humilde, lo siguieron con la misma táctica que empleó el líder ejecutado por los españoles después de sitiar La Paz en 1781. Se la llama el cerco de Túpac Katari. Tras el derrocamiento de Morales, los Ponchos Rojos cercaron la capital y marcharon desde su región. Esas son las milicias armadas que invocó Evo y temen en la UCR.