Con el verano de su lado, las nudistas de la reserva Yatan Rumi de Tanti, Córdoba, organizan karaokes y bailes todas las noches de sábado, en el mes de enero. En febrero, Yatan celebra el amor, el baile y comparte su cumpleaños: el 14 de febrero festejan el día de les enamorades con casamientos nudistas sin jueces de paz ni más testigos que otres cómplices nudistas y el valle de Punilla. El 15 es el aniversario de Yatan.
La maratón nudista cordobesa Cross Country, con la participación de nueve mujeres, entre ellas una mujer trans que ganó el primer premio, reveló que cada vez somos más las participantes mujeres en los movimientos nudistas argentinos. En la maratón del año pasado sólo habían participado ocho mujeres. Sumando a todos los géneros, el domingo 8 de diciembre corrieron cincuenta y dos maratonistas.
El campeonato se hizo en la reserva natural nadonudista Yatan Rumi, ubicada en las sierras de Córdoba, a pocos kilómetros de Tanti. Bibi Rozo, la mujer trans –de 36 años- que resultó ganadora en la categoría Damas Amateur de 6 kilómetros, se alzó con la copa mayor entre abrazos de sus compañeras. Bibi vivió mucho tiempo en Brasil, donde frecuentaba playas nudistas como Praia do Pinho y Praia da Galheta, una playa de nudismo opcional. Al regresar a Argentina en 2017, se contactó con un amigo afín al camping Yatan Rumi y se incorporó a la carrera nudista. Ese año Bibi salió quinta en la categoría Amateur, la misma con la que se consagró ganadora en 2019.
“Ahora soy frecuentadora del camping, sé además que no soy la única chica trans, hay otras chicas que sé que también van” se entusiasma Bibi, para luego relatar su proeza: “Sin querer, no sé cómo, salí primera. Yo venía corriendo y tenía adelante mío a una mujer y pensé: ‘no voy a dejar que nadie me pase, así por lo menos salgo segunda’. Y cuando llegamos, comienzan a nombrar a los ganadores y resultó que la mujer que venía adelante mío era ganadora de la categoría Elite! Lo cual me convirtió automáticamente en la ganadora de la categoría Amateur” cuenta entre carcajadas.
La carrera se dividió en dos grandes categorías: por distancia (tres y seis kilómetros) y por edades. Pero cada una tenía una subcategoría: por género. El participante más joven tenía 18 años; el más grande 75. Marcela Escobar, una mujer de 55 años con disminución visual, hizo una muy buena performance en la misma categoría que Bibi Rozo, con la ayuda de un guía.
En su edición número catorce, la maratón nudista se reafirmó como tradición en la provincia cordobesa. La maratón es el evento que da comienzo a cada temporada veraniega del campo, que continúa abierto, sin parar sus actividades continuas, hasta Semana Santa.
“El casamiento es una renovación de votos para los ya casados y una expresión de votos y fidelidad para quienes son pareja” relata Nora Frete, nudista y organizadora desde hace seis años de los eventos veraniegos. En carnaval, el baile de disfraces desafía la imaginación de los participantes: “usamos el bodypainting” sonríe Nora.
El pionero del campo Yatan Rumi es el compañero de Nora, Miguel Suárez, que en el año 2000 conoció la playa nudista Olho du Boi de Buzios, Brasil. A su regreso, se contactó con otros fanáticos y fanáticas del nudismo y creó la fundación. Poco después, con el propósito de alquilar un lugar apartado para instalar el campo nudista, el grupo encontró un aviso en el diario: “Alquilo casa de campo de mil doscientas hectáreas”. Creyeron que esa gran cantidad de hectáreas era un error tipográfico del diario, pero no lo era. Llamaron a la dueña de las tierras, que les reveló el secreto del gran tamaño de la finca: ella y su familia eran nudistas y se bañaban desnudos en los arroyos de las cercanías, a mil trescientos metros de altura.
El fenómeno del nudismo no es nuevo en la Argentina. En la localidad de Moreno, provincia de Buenos Aires, hay dos quintas nudistas: “Pachamama” y “Edén”. “Lo de Juan”, en Rosario, es una casa quinta ubicada en las afueras de la ciudad. En la costa atlántica hay dos playas de nudismo tolerado –se admiten personas desnudas o vestidas-, una en Chapadmalal, “Playa escondida”, y la otra en Villa Gessel, “Playa Querandí”.