Con un formato anual que intenta emular a la Liga de Campeones del fútbol europeo, hoy comenzará con cuatro partidos la fase de grupos de la Copa Libertadores. Los duelos Jorge Wilstermann-Peñarol, Deportes Iquique-Guaraní, Zulia-Chapecoense y Atlético Paranaense-Universidad Católica darán inicio a un certamen que ya tuvo dos fases previas y que amenaza con dejar planteles muy diferentes al inicio y al final de la competencia. Candidatos naturales mezclados con debutantes o equipos con poca experiencia internacional ofrece esta nueva edición del certamen, que tendrá la emotiva presencia del Chapecoense, en su primera participación fuera de su país tras el accidente aéreo del año pasado en Colombia.
Cuando la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) pensó en el rearmado de sus torneos buscó reflejarse en la Liga de Campeones: un calendario anualizado, con la Libertadores y la Sudamericana jugándose en forma simultánea y con equipos eliminados en la primera con la posibilidad de reengancharse en la segunda. Además, con más dinero para repartir. Sin embargo, la primera experiencia no parece asemejarse a las luces de la Champions. Nombres de clubes poderosos como Boca, Independiente y Racing, de Argentina; Olimpia y Cerro Porteño, de Paraguay; Colo Colo y Universidad, de Chile; y Alianza Lima y Universitario, de Perú, son algunos de los ausentes ilustres. Tampoco estarán los representantes mexicanos, que durante dos décadas jerarquizaron el certamen, más allá de que nunca pudieron levantar el trofeo pese a llegar a tres finales. Por el contrario, clubes con escasa tradición como Atlético Tucumán y Godoy Cruz, Deportes Iquique de Chile, Melgar de Perú o Sport Boys de Bolivia parecen haber tomado la posta.
Con ese panorama, campeón de la edición pasada y finalista de la Sudamericana, el Atlético Nacional de Medellín vuelve a ser un candidato al título. El club colombiano está recuperando de a poco a su entrenador, Reinaldo Rueda, que fue operado de la cadera a principio de año y, si bien ya regresó a sus tareas, todavía no trabaja de forma plena.
Encabezados por San Lorenzo y River, los campeones de 2014 y 2015, Argentina tendrá seis conjuntos, que saltarán al torneo con muy poco rodaje: el torneo argentino es el único de Sudamérica que no comenzó en 2017 y sus jugadores arrastran casi 80 días sin partidos oficiales por la competición doméstica. A esos problemas se suma el nuevo formato de la Libertadores, con un mercado de pases abierto a mitad de competencia, que seguramente marcará una sangría en muchos planteles. “Es una experiencia nueva para todos. Hoy podés estar bien y en mayo, cuando termina la primera fase, tenés que volver a armar un equipo”, se quejó Marcelo Gallardo,entrenador de River. “Hacen una Copa durante todo un año, pero nosotros tenemos que lidiar con los cortes y los parates a mitad de año. Cuando los equipos europeos se están armando, vos tenés que jugar las semifinales”,añadió el técnico. “Acá tomamos la desorganización como algo normal”, afirmó Gallardo.
Con ocho representantes, Brasil es el país que más equipos aporta al torneo. En siete de los ocho grupos hay un conjunto brasileño. La única excepción es el 3, pero el número se compensa en el 4, donde aparecen Flamengo y Atlético Paranaense.
Como campeón de la Sudamericana 2016, título que le entregó la Conmebol después del accidente aéreo en el que murieron 19 integrantes del plantel, Chapecoense hará su estreno en el certamen, lo que le entregará una cuota emotiva al torneo. Para no utilizar un charter, como el que había usado en el vuelo trágico, el club brasileño debió realizar dos escalas, con un viaje de 27 horas hasta llegar a Maracabaibo para enfrentarse al Zulia.
Los vuelos por Sudamérica ya son un inconveniente adicional en el certamen. Además de la tragedia del Chape, en la fase previa Atlético Tucumán estuvo a punto de perder los puntos en su duelo ante El Nacional cuando el charter que había contratado no pudo despegar de Guayaquil a Quito por problema de papeles y los jugadores debieron abordar a último momento un vuelo comercial.El año pasado, el plantel de Huracán sufrió un accidente en Venezuela cuando el ómnibus que lo trasladaba rumbo al aeropuerto se quedó sin frenos.
Maquillada como la Champions, la Libertadores arranca una nueva edición, con varios problemas sin resolver, pero con todos sus atractivos intactos.