Vivir bajo la sombra asfixiante del padre o superar ese “fantasma”. Esta disyuntiva existencial –que suele ser una pesada herencia- no afectó a Christopher Tolkien, tercer hijo del célebre escritor británico J.R.R. Tolkien (1892-1973), el autor de El Señor de los anillos, que murió a los 95 años en Francia. Albacea y protector de las esencias de la Tierra Media, el primer lector de El Hobbit, lejos de obstaculizar la circulación de la obra de su padre, fue el responsable de catalogar, editar y publicar numerosos trabajos que habían quedado inéditos a la muerte de Tolkien padre, incluida la obra El Silmarillion, editada póstumamente en 1977; los doce volúmenes de La historia de la Tierra Media (1983-1996), Los hijos de Húrin (2007) y La leyenda de Sigurd y Gudrún (2009).
“El compromiso de Christopher con las obras de su padre ha permitido que vieran la luz docenas de publicaciones”, subrayó en un comunicado el presidente de la Tolkien Society, Shaun Gunner, que alabó asimismo su trabajo como académico en la Universidad de Oxford, donde dio clases de lengua inglesa entre 1964 y 1975. El hijo del escritor “reveló la gran visión de su padre de una mitología rica y compleja” al editar El Silmarillion y “abrió una ventana hacia el proceso creativo de Tolkien”, señaló por su parte Dimitra Fimi, profesora de la Universidad de Glasgow. Christopher también fue traductor y ayudó a llevar sagas legendarias épicas de períodos históricos a lectores modernos. Una de estas obras fue la Saga de Hervör y Heidrek, del siglo XIII, que Christopher tradujo del islandés; una de las obras históricas que inspiró las leyendas míticas de Tolkien de la Tierra Media. Christopher obtuvo la Medalla Bodley en 2016 por su destacada contribución a la literatura, la cultura, la ciencia y la comunicación.
Durante su infancia creció escuchando los cuentos de su padre sobre Bilbo Bolsón y fue fundamental para la retroalimentación e interpretación del material original de J.R.R. Tolkien. Muchos años después sería el encargado de terminar proyectos incompletos y asistir en la publicación de manuscritos y ediciones especiales. Entre estos materiales se destaca el mapa de la Tierra Media, sobre el cual corrigió errores e inconsistencias. A Christopher –que había nacido el 21 de noviembre de 1924- no le gustaron las películas que Peter Jackson hizo sobre la famosa obra de su padre, El Señor de los anillos. “Destriparon el libro, convirtiéndolo en una película de acción para jóvenes de 15 a 25 años –dijo en una entrevista con Le Monde-. Tolkien se ha convertido en un monstruo, devorado por su propia popularidad y absorbido por lo absurdo de la época”. También planteó que “la comercialización ha reducido el impacto estético y filosófico de la creación a nada”. En 2006 los abogados de la Fundación Tolkien y la editorial HarperCollins demandaron a la productora New Line Cinema por 150 millones de dólares por daños y perjuicios. Tres años después los productores aceptaron pagar finalmente un 7,5 por ciento de los beneficios a la sociedad encargada de gestionar los derechos de la obra de Tolkien.
El heredero reconstruyó apuntes inacabados en trozos de papel, que hoy son grandes relatos que permanecen en la memoria de los lectores del mundo. La Tierra Media está de luto.