El cambio en el sistema de administración del comercio exterior que días atrás aplicó el gobierno nacional despertó la inquietud en los importadores. El principal motivo de la queja empresaria es el plazo de la vigencia de licencia no automática para la importación --define la "ventana" de tiempo disponible para que se pueda realizar la compra al exterior con la licencia aprobada--, que bajó de 180 a 90 días según lo resuelto por la Secretaría de Industria. Con el objetivo de conseguir retrotraer ese plazo, los importadores se reunieron este jueves con el secretario de Industria, Ariel Schale. La respuesta fue que la resolución establece que son 90 días renovables y que no habrá problemas en aprobar esa prórroga. Con ello, se ratifica el desincentivo a importar, lo cual junto con el dólar caro, la baja de tasas y el impulso al consumo apunta a activar rápidamente la producción de algunos sectores industriales que producen bienes finales para el mercado interno. Asimismo, pueden reaparecer problemas de oferta de importados para consumo final en algunos nichos. En todo lo que implica insumos importados para producir, el gobierno asegura que no habrá trabas.

La primera resolución oficial de la Secretaría de Industria del gobierno de Alberto Fernández fue ampliar en unas 300 posiciones arancelarias las licencias no automáticas de importación (LNA). Con ello, el espectro del comercio importador regulado por las LNA pasó del 12 al 15 por ciento medido en posiciones arancelarias, aunque el porcentaje medido en dólares es mucho más alto, porque hay partidas de mucha relevancia comercial. Entre las nuevas licencias, por ejemplo, se sumó el capítulo de automóviles, motocicletas, instrumentos y aparatos de medicina, cirugía, odontología o veterinaria, tractores, teléfonos celulares, motores, generadores eléctricos y grupos electrógenos, artículos de grifería, lavarropas y secarropas, neumáticos, textiles, heladeras, estufas y cocinas.

La LNA es un trámite adicional para cada operación de importación. Requiere de una solicitud a cargo del importador, que puede o no ser aprobado por la autoridad. El rechazo a un pedido de LNA puede justificarse a partir de la presunción de una operación de comercio desleal, por ejemplo, a precio de dumping, o en una cantidad tal que puede desestabilizar un mercado completo. En realidad, los casos de rechazo son los menos, en cambio, lo que sucede es que la LNA agrega un factor de incertidumbre en la operación de importación, y esa característica se basa en primer lugar en el acortamiento del plazo de vigencia, de 180 a 90 días. Esto quiere decir que el importador tiene 90 días desde que le otorgan la licencia hasta que la mercadería ingresa al país. Si se extiende, tiene que volver a tramitarla. Los importadores aseguran que ese plazo no es viable para la operación con mercados asiáticos. Por eso pidieron la extensión, pero Schale les recordó que la licencia puede ser prorrogada y el compromiso oficial es renovar la licencia cuando lo amerite. 

La incomodidad en el trámite de importación es una buena noticia para los fabricantes locales y un mal trago para los importadores. Sin embargo, cabe resaltar que muchas veces esas funciones son compartidas, de hecho, buena parte de la producción local tiene partes, piezas e insumos importados, sumado a los bienes de capital y maquinarias importadas. Otro de los cambios aplicados por el gobierno en la política comercial fue poner en funciones a los analistas de comercio exterior para evaluar la viabilidad de la licencia no automática, en reemplazo del “robot” que las manejaba durante la gestión anterior. "Por ahora, no hay quejas de los operadores, las licencias están saliendo en tiempo y forma, no hay demoras sustanciales", indican en la cámara de importadores. A mediano plazo, la magnitud del flujo de las importaciones va a depender de la suerte de la reestructuración de la deuda y de la posibilidad de que la economía argentina vuelva a conseguir financiamiento externo. Los grandes importadores comprenden el argumento oficial de que en un contexto de fuerte restricción externa, no hay otro camino que regular las salidas de dólares.

Otros productos que ahora quedan bajo el abanico de las LNA son tampones, pañales para bebés, mobiliario y sus partes, afeitadoras, bombas de aire, triciclos, muñecas, hornos, jabones, herramientas para trabajar madera y aparatos para soldar. Las nuevas licencias también afectan a productos puntuales de bajo flujo comercial, como videoconsolas, mesas de pool, billar y ping-pong, máquinas de coser, botones, cierres de cremallera y termos.