Ni Francia ni los Estados Unidos. Ni Brasil ni el Vaticano. En un movimiento sorpresivo, Alberto Fernández decidió que el primer país que visitará como Presidente será Israel. Estará el jueves 23 en Jerusalén para participar de un encuentro internacional por los 75 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz.
El nombre de la reunión mundial es “Foro internacional de líderes en conmemoración del día internacional de recordación del Holocausto y la lucha conra el antisemitismo”. Entre otros invitados, el primer ministro Benjamín Netanyahu ya se aseguró la presencia del presidente de Rusia Vladimir Putin y del francés Emmanuel Macron.
El foro se realizará en el Yad Vashem, el museo de Jerusalén en recordación del Holocausto.
La visita de Fernández puede servir para restañar las heridas que dejó el Memorandum de entendimiento con Irán en la relación bilateral y reponer las tradicionales buenas relaciones de los gobiernos peronistas con el Estado de Israel. Los israelíes declararon su independencia en 1948. La Argentina reconoció al nuevo Estado a la vanguardia de la región y al año siguiente envió un embajador, Pablo Manguel. La Fundación Eva Perón envió ropas y medicamentos para los inmigrantes de todo el mundo que fueron a Israel a instalarse. La presencia de Putin combina la liberación del campo de concentración y un antecedente diplomático: la Unión Soviética fue el primer país que reconoció al Estado israelí.
Por el lado argentino la simbología hacia una actitud de borrón y cuenta nueva es completa. A Fernández lo acompañará el nuevo embajador de la Argentina, Sergio Uribarri. El ex gobernador de Entre Ríos fue siempre una de las cartas que jugó Cristina Fernández de Kirchner en la política nacional. Los embajadores son por definición representantes del Presidente pero la sugerencia de que fuera Uribarri a Tel Aviv fue arrimada por la propia CFK, según pudo saber PáginaI12. Y, como también fue posible comprobar, no hubo diferencias con Fernández.
Israel sería hoy, así, uno de los países con embajadores políticos junto con Uruguay (Alberto Iribarne), Brasil (Daniel Scioli), Chile (Rafael Bielsa), los Estados Unidos (Jorge Argüello) y Paraguay (Domingo Peppo). Todavía no hay definición sobre China, donde el macrismo había designado como embajador político a Diego Guelar. En Rusia al menos por el momento el Gobierno dejó a Ricardo Lagorio, nombrado por Mauricio Macri tras remover de allí al actual vicecanciller de Felipe Solá, Pablo Tettamanti.
El anuncio de la visita a Israel coincide con el anuncio de que entidades que representan a parte de la comunidad judía organizada como la DAIA y la AMIA se corrieron del acto que este sábado 18 rendirá homenaje al fiscal Alberto Nisman, muerto hace cinco años en circunstancias que la Justicia no pudo terminar de aclarar por la decisión de politizar la causa tomada por la administración Macri. El acto se va perfilando como una manifestación del Pro. Ni siquiera participará la asociación que agrupa a los fiscales, clave en las movilizaciones por Nisman que comenzaron el 18 de febrero de 2015 con una marcha de paraguas encabezada por el entonces fiscal Germán Moldes.
Israel tiene peso en los sectores conservadores de los Estados Unidos. No por motivos que en el fondo esconden estereotipos antisemitas (los judíos serían los dueños de las finanzas mundiales con asiento en Nueva York) sino por la influencia política del lobby israelí en Washington. El propio Netanyahu combatió a Barack Obama al punto de utilizar el Senado norteamericano para criticarlo por el pacto con Irán y es hoy uno de los principales aliados de Donald Trump. Los dos mantienen conversaciones telefónicas de intercambio sobre asuntos globales.
Un funcionario del Gobierno argentino dijo a este diario que el motivo de la convocatoria a Israel (el aniversario de la liberación del campo de concentración más grande montado por los nazis) es compatible con las políticas de derechos humanos tanto de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner como del de Fernández.