Con la detención de un hombre en la localidad bonaerense de Morón, suman ocho los sospechosos involucrados con el secuestro de los 87,55 kilos de cocaína en la bodega de un avión en el aeropuerto de Ezeiza. La droga estaba oculta dentro de la aeronave en tres cajas de cartón rotuladas como si se tratara de aceite para turbinas y fue hallada el miércoles, poco antes de la partida del vuelo. La investigación ahora está orientada a determinar cómo fue posible que el cargamento pasara sin ser descubierto por los mecanismos de control aduanero de la estación aérea.
Mientras se analiza el tema de la aparente falla en los controles, se estima que los integrantes de la banda tuvieron que apurar el embarque de la droga, porque se vencían los permisos de la tripulación para despegar. Por otra parte, fuentes judiciales confirmaron que hay un octavo detenido. Se cree que se trata de uno de los hombres que fue filmado por las cámaras de seguridad del Aeropuerto Ministro Pistarini cuando subían las cajas con cocaína a la bodega del avión de carga de KLM.
El nuevo sospechoso fue apresado cerca de las cuatro de la madrugada del jueves, durante un operativo realizado por personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) en una vivienda del partido de Morón.
De acuerdo con la investigación que llevan el fiscal en lo Penal Económico 2 Emilio Guerberoff y el titular de la Procunar, Diego Iglesias, el sospechoso fue identificado por las imágenes registradas cuando subía al avión operado por la empresa MartinAir.
La aeronave había llegado a Ezeiza horas antes del hallazgo, procedente del aeropuerto de Guarulhos, en San Pablo, y luego de ser cargado con encomiendas y casi medio centenar de caballos de polo y de carrera, tenía previsto partir hacia Amsterdam.
Los investigadores intentan determinar de dónde provenía la droga y cómo es que logró pasar todos los mecanismos de control. Las normas aduaneras establecen que toda la mercadería que ingresa o egresa al aeropuerto debe pasar por los depósitos de la Terminal de Cargas Aéreas (TCA) y ser sometida a un riguroso control de scanners.
"En el caso de estas cajas que contenían la cocaína nunca pasaron por TCA, por lo que Aduana nunca tuvo la opción de revisarlas", le dijo a la agencia de noticias Télam una fuente de la investigación. Se cree que la banda tuvo que apurar la carga de la cocaína dentro del avión porque se le vencían los permisos de la tripulación para poder despegar, justo en un momento en que la actividad del aeropuerto estaba suspendida por una tormenta eléctrica.
"Esa maniobra en un momento prohibido fue lo que los terminó delatando, porque a los agentes de la Aduana les llamó la atención cuando observaron en las cámaras de seguridad que dos camionetas de MartinAir se acercaban al avión de KLM y comenzaban a cargarlo", dijo la fuente. Eso llevó a la realización del operativo.
"Los perros adiestrados en la búsqueda de estupefacientes marcaron inmediatamente tres cajas de cartón: una caja grande que contenía 47 ladrillos de cocaína, y dos más pequeña con 20 ladrillos cada una que tenían un rótulo de la empresa Jet Oil, de aceites para turbinas", explicó el vocero consultado.
Para los investigadores está claro que se trató de una modalidad conocida como "rip off", que significa que la mercadería que se transportaba en el avión era de origen lícito y contaba con toda la documentación en regla, hasta que se descubrió lo contrario.
En el marco de la causa permanecen detenidos desde el miércoles los tres pilotos de la aeronave, oriundos de los Países Bajos y cuatro argentinos, empleados de MartinAir, dos de mantenimiento y dos operativos. Los argentinos fueron indagados por el juez en lo Penal Económico 9, Javier López Biscayart, que los acusó del delito de "tráfico de estupefacientes". Estaban ingadando a los tres extranjeros, a quienes se cree responsables directos del delito.