Su nombre es sinónimo de derechos humanos, pero nunca había trabajado con las Fuerzas Armadas. "Es un desafío muy interesante", dijo Eduardo Jozami a PáginaI12 minutos antes de ingresar a su primera reunión con el ministro de Defensa, Agustín Rossi, quien lo convocó para desempeñarse como director nacional de Derechos Humanos en esa cartera.
"Va a tener la enorme responsabilidad de conducir la Dirección Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario. Es un orgullo contar con el compromiso y la experiencia de un gran militante", destacó el ministro Rossi.
Ex preso político durante la dictadura, Jozami es abogado, profesor universitario, periodista y escritor. Estuvo detenido durante toda la dictadura, da clases en la UBA y la Untref, integró el espacio Carta Abierta y dirigió el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, que funciona donde operó el centro clandestino de la ESMA.
"Es un área en Defensa que tiene una tradición interesante que hay que tratar de continuar. La creó Nilda Garré y Rossi la siguió desarrollando, cumple tareas importantes en materia de formación y modificación de planes estudios en base a valores democráticos y de género", explicó. "En ese sentido, estaremos a tono con las políticas del área que dirige Elizabeth Gómez Alcorta. Más que proyectos o ideas nuevas me comprometo a retomar el rumbo que tuvo esa dirección en el período de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, y que el macrismo desandó", agregó.
Jozami destacó que tenemos que "seguir avanzando para que queden atrás las Fuerzas Armadas participando de los golpes y la represión, porque desde el retorno de la democracia hay un consenso que tienen los ciudadanos respecto de que los militares no intervienen en la seguridad ni en la represión interior, sino en la defensa nacional". A su criterio, en los ultimos cuatro años el gobierno de Mauricio Macri "hizo avances para que ellos participen en las represiones con la excusa de la inseguridad, por eso se impone profundizar en su formación democráctica, no puede ser un sector al margen de la vida política".
En septiembre de 1979, Jozami estaba preso en Rawson y fue designado para hablar con los delegados de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA. Antes había estado en las cárceles de Devoto y de La Plata, donde fue testigo de cómo sacaban de su pabellón a varios presos para fusilarlos, entre ellos Rufino Pirles, Dardo Cabo, Angel Giorgiadis y Julio Urien. Además, su compañera, Lila Pastoriza, había estado secuestrada en la ESMA desde junio de 1977 hasta octubre de 1978. En una entrevista publicada por este diario relató que aquella visita de la CIDH "era una muestra de que empezaba a erosionarse el poder de la dictadura e hizo que se relajara el régimen carcelario aunque, paradójicamente, la dictadura la aceptó porque se sentía ganadora”.