En un mensaje calificado de “urgente”, dirigido a los países pero de manera especial a la industria farmacéutica, la Organización Mundial de la Salud (OMS) volvió a advertir sobre la falta de nuevos antibióticos que puedan imponerse en el combate contra las bacterias resistentes a los medicamentos y que provocan cada año la muerte de decenas de miles de personas sólo en Europa y Estados Unidos. El organismo internacional publicó dos nuevos informes en los que señaló que "la amenaza de la resistencia a los antimicrobianos nunca fue tan inmediata y la necesidad de soluciones más urgentes". El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo al respecto que “hay muchas iniciativas en marcha para reducir la resistencia, pero también necesitamos que los países y la industria farmacéutica se involucren más y aporten fondos sostenibles y nuevos medicamentos innovadores".
Consultado por Página/12, el especialista brasileño Enio García, magister en Salud Pública de la UBA, afirmó que “es cada vez más frecuente la aparición de resistencia microbiana en algunas enfermedades, en el ámbito hospitalario, pero también en otras instancias, lo que se complica porque desde la década del ochenta no se producen medicamente nuevos en materia de antibióticos”. Recordó que se trata de “un tema de agenda mundial que se analiza en las cumbres de salud y en la Argentina, en materia de salud humana, se ve en los casos de tuberculosis”. Precisó que el problema se da muchas veces “por la interrupción de los tratamientos, lo que va generando la presencia de bacterias multirresistentes”.
Aclaró que “por suerte tenemos antibióticos para esos casos, pero se trata de medicamente mucho más caros, mientras que los tratamientos de primera instancia son eficaces y mucho más baratos”. Advirtió sobre la necesidad de “no discontinuar los tratamientos” porque los laboratorios “no los están produciendo” de manera masiva porque habían dejado de ser rentables por tratarse de una enfermedad en retroceso. El problema de los pacientes es que los medicamentos eficaces para quebrar la resistencia de las bacterias “son un ciento por ciento más caros”.
Enio García dijo que en Argentina, como tema agregado, se suma el uso de antibióticos para garantizar “el crecimiento del ganado vacuno, lo que ayuda al peso del animal, lo que tiene una fuerte influencia en la venta del producto, sobre todo en las exportaciones”. Consultado sobre cómo puede llegar a vincularse eso que ocurre en el mundo animal con el humano, respondió que “como no existe regulación en el ámbito agropecuario se mezclan los antibióticos con la comida sin ningún control y en el animal se van generando bacterias resistentes que mañana se pueden mezclar con bacterias que afecten al ser humano y se podrían traspasar esos genes de resistencia a nosotros, a los humanos”. Recordó, en ese sentido, que “la última pandemia de gripe fue la gripe porcina, porque se produjo una mutación que empezó a afectar a los seres humanos”.
La antibiorresistencia, como se define a las bacterias que se vuelven resistentes a los antibióticos, es una amenaza que, según la OMS, hace temer que el mundo se encamine hacia una era en la que las infecciones comunes puedan volver a causar la muerte, como ocurría en el pasado. Se estima que unas 33.000 personas mueren cada año en Europa de una infección resistente a los antibióticos, mientras que en Estados Unidos los fallecimientos se estiman en cerca de 35.000. Descubiertos en la década de 1920, los antibióticos salvaron decenas de millones de vidas al luchar eficazmente contra enfermedades bacteriológicas como la neumonía, la tuberculosis y la meningitis.
Sin embargo, con el correr de las décadas, las bacterias se modificaron para resistir estos medicamentos. La advertencia de la OMS es porque las bacterias pueden volverse resistentes cuando los pacientes utilizan antibióticos que no necesitan, como consecuencia de la automedicación y la facilidad para comprar antibióticos sin recetas, y también en los casos en los que no se terminan los tratamientos, dando lugar a que la bacteria sobreviva y a que desarrolle una resistencia que la haga inmune al tratamiento.
Para contrarrestar la tendencia actual, la OMS brega por el desarrollo de nuevos antibióticos, pero este proceso es complicado y costoso. Según el organismo de las Naciones Unidas, están en desarrollo 60 nuevos medicamentos, incluidos 50 antibióticos, pero los más innovadores están en la etapa de los ensayos preclínicos. La OMS precisó que de un total de 252 medicamentos, los más innovadores no estarán disponibles hasta dentro de diez años.