Desde Caracas
El presidente de Colombia, Iván Duque, fue el primero en anunciar el arribo de Juan Guaidó a Colombia. Afirmó que mantendría una reunión de trabajo con quien llamó el “presidente de Venezuela”, que también, según anunció Duque, participará de la Cumbre Hemisférica de Lucha contra el Terrorismo que se celebrará el lunes en Bogotá, con la presencia del secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo.
Luego fue el mismo Guaidó quien confirmó estar del otro lado de la frontera y prometió un regreso al país “lleno de buenas noticias”, sin anunciar cuándo sería, ni cuál será su agenda para los próximos días, aunque trascendió por diferentes medios que podría ir al Foro de Davos, en Suiza, que comienza el 21 de enero.
La llegada de Guaidó a Colombia conllevó especulaciones acerca de cómo habría cruzado la frontera debido a la prohibición de salir de Venezuela. La única vez que salió del país fue en febrero del año pasado cuando cruzó a Cúcuta desde donde, había jurado, entraría junto a los camiones de ayuda humanitaria.
Fue recién en septiembre cuando se confirmó que había cruzado a Colombia a través de un operativo montado entre el gobierno colombiano, la derecha venezolana y el grupo paramilitar Los Rastrojos, con los cuales se tomó varias fotografías.
La noticia, fue ampliamente difundida en aquella oportunidad, confirmando las acusaciones de las vinculaciones tanto del gobierno de Colombia como de Guaidó con el paramilitarismo colombiano que opera, entre otras zonas, en la frontera colombo-venezolana.
Esta nueva ida a Colombia ocurre en un momento de crisis sostenida de su fórmula para lograr su objetivo tantas veces anunciado de “cese la usurpación”, es decir el derrocamiento por la fuerza de Maduro, que debería abrir paso a un “gobierno de transición” para dar paso a “elecciones libres”.
Esa crisis comenzó en gran parte luego del intento fallido de aquel febrero, al cual se sumó la acción también fallida de tomar las armas junto a un grupo de militares el 30 de abril. Desde entonces Guaidó decayó a lo interno de Venezuela, sin capacidad de movilizar y volver a generar expectativas en la base social opositora.
Esa crisis que se agudizó con las acusaciones de corrupción ocurridas con el dinero recibido para el evento de Cúcuta, así como al interior de la Asamblea Nacional (AN).
El Guaidó que cruzó a Colombia ya no es el dirigente estrella fabricado con una inmensa operación mediática y política que lo mostraba como imparable. Ahora es un dirigente que además de las derrotas del 2019 ha sumado una más, central, el 5 de enero pasado: la pérdida de la presidencia de la AN.
Esa derrota en el Poder Legislativo, producto de una disputa interna de la oposición sobre la cual el chavismo maniobró, no fue reconocida por Estados Unidos. La administración de Donald Trump sostiene que Guaidó sigue siendo el presidente de la AN y, en consecuencia, el presidente encargado de Venezuela.
Su ida a Colombia tiene entonces varios objetivos. Por un lado, volver a darle fuerza desde el frente internacional, a través de declaraciones y fotografías acompañado por Duque y Pompeo y quienes asistan a la Cumbre. Guaidó tendrá un momentáneo oxígeno político que necesita para seguir generando noticias.
Por otro lado, allí recibirá nuevas instrucciones para hacer frente a un 2020 que ha comenzado con un nuevo retroceso para la ingeniería del gobierno paralelo 2.0 que encarna Guaidó.
¿Qué plan tiene el gobierno norteamericano para enfrentar este escenario? ¿Qué rol cumplirá Colombia en esta nueva etapa? Esas son algunas de las preguntas centrales. Por el momento se sabe que el gobierno norteamericano no reconocerá el próximo llamado a las elecciones legislativas en Venezuela, que he hecho declaraciones acerca de la necesidad de un diálogo, y que mantendrá las operaciones encubiertas armadas.
En tercer lugar, Guaidó buscará a través de esa salida del país crear una expectativa al interior de Venezuela para mostrarse respaldado. En ese marco intentará hacer de su regreso otro hecho político. En ocasión de su salida en febrero del 2019 su ingreso había sido por el aeropuerto internacional de Maiquetía.
El conflicto venezolano atraviesa uno de sus momentos determinantes. La apuesta del gobierno es lograr unas elecciones a la AN con la mayor participación de fuerzas de la oposición, para lo cual cuenta con que el sector opositor que se ha alejado de la estrategia norteamericana es cada vez más numeroso.
Lograr ese objetivo sería un paso importante en la reconfiguración del mapa política y su correlación de fuerzas internas. Pero, como bien se sabe, el conflicto venezolano transcurre sobre variables nacionales, así como también y sobre todo variables internacionales.
El último paso del frente internacional había sido el de activar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. La ida de Guaidó por Colombia será importante para saber qué líneas de acción han decidido priorizar quienes conducen el intento de golpe de Estado en Venezuela que, contra muchos pronósticos, no ha lograr sus objetivos.