Hace dos años denuncié, al sacar el calculo calórico, que los chicos estaban ingiriendo menor cantidad de proteína que lo indicado. Lo normal es 1 miligramo por kilo (del peso del niño). Y los chicos están incorporado 0.5 ó 0.7 miligramos por kilo”. La denunciante es la diputada provincial por el departamento San Martín, Gladys Paredes (Frente de Todos), sobre la situación de la niñez en el norte salteño en general, y de las comunidades originarias en particular. La legisladora fue la primera médica pediatra del Hospital de Tartagal (ciudad cabecera del departamento norteño), Juan Domingo Perón.

De origen cordobés, Paredes llegó a la provincia en 1984 para la residencia de pediatría. La falta de recursos humanos, insumos, e infraestructura signaban la realidad del Hospital Juan Domingo Perón y sus áreas operativas. “Lo mismo que ahora”, dijo la diputada en diálogo con Salta/12.

Esta no es la única realidad que no cambió. “No puede ser que hoy se muera un niño por diarrea y deshidratación como hace 30 años”, dijo la médica.

La legisladora opinó que para encontrar una salida a la problemática no se debe actuar solamente desde el ámbito de la salud, sino de manera interdisciplinaria y abordando la multiculturalidad de las comunidades.

La comunidad wichí tiene sus particularidades. No puede ser que aún haya analfabetismo materno, o que no existan políticas dedicadas a que los chicos no abandonen la escuela. Yo tengo la expectativa de tener entre mis colegas a profesionales de los pueblos originarios. Pero no tienen la posibilidad de seguir los estudios”, sostuvo.

La diputada indicó que ya presentó por mesa de entrada de la Cámara de Diputados un proyecto con el fin de que se pueda contar con más herramientas para abordar la prevención de la mortalidad materno-infantil.

Criticó la visión puramente asistencialista de las comunidades, sin contención mayor. Sobre todo cuando hubo cuatro años de políticas que, al afectar a la mayoría, dejaron en peor situación a los más vulnerables, entre los que se encuentran las comunidades originarias. “No puede ser que un Ministerio de Asuntos Indígenas (que con el gobierno de Gustavo Sáenz actual fue degradado a Secretaría), se haya limitado sólo a entregar bolsones”, manifestó.

Política comparada

De las políticas que, a su entender, deben continuarse, destacó la provisión de agua potable para los habitantes del Chaco salteño. Como ejemplo de la importancia de este servicio contó que en la comunidad wichí de Misión Monteveo, ubicada a 45 kilómetros de Tartagal, fue una “emoción” cuando lograron tener agua de la canilla, lo que implica ya no tener que transportar los bidones por un recorrido de diez kilómetros. También destacó las políticas que permitieron la construcción de viviendas para comunidades que vivían (aún muchas viven así) bajó una estructura de palos y plásticos. “Después de que sucedió el alud (en Tartagal), en 2009 existieron políticas más profundas”, dijo. 

La en aquel momento presidenta Cristina Fernández de Kirchner visitó el norte provincial y desde entonces, junto a la gestión de Alicia Kirchner en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, se dieron estas políticas.

La legisladora sopesó las gestiones porque vivió y actuó durante la epidemia de cólera que azotó al norte provincial en 1993. “Es cuando (desde la Nación) descubren a las comunidades. Y lo único que se hizo fueron tanques de agua. En 2009 se fue más a fondo. Se los reconoció como personas y no se los abandonó”.

Contó que durante la última etapa de la gestión de Cristina Fernández habían quedado para inaugurar las viviendas en Misión Pacará, a 30 kilómetros de Tartagal. “Nunca les llevaron las camas y los muebles. Ni se les entregaron las llaves”, dijo la diputada. Sin embargo, y ante la falta de un lugar donde vivir, las familias originarias ingresaron de todos modos en las casas. 

La situación en salud no es mejor. La diputada dijo haber conseguido el dinero para contar con una terapia pediátrica. Pero no hay médicos terapistas que atiendan porque no se radican en la zona.

Lo básico es la falta de alimentos. En la zona hay denuncias de falta de entrega de leche. Pero “la leche no le soluciona el problema de la falta de proteína” a los niños, aclaró. Es preciso que accedan a la carne, sin embargo, el valor que tomó el producto en el norte hace imposible su compra. “No todos están acostumbrados al huevo y no a toda la gente le llegan los huevos”, añadió.

Paredes detalló la degradación en el consumo de alimentos al describir que hace “8 o 9 años atrás veía la olla en las misiones con el puchero hirviendo, con verduras también. Pero ahora ves la olla vacía o con algunos huesos flotando”.