Alberto Fernández iniciará este martes su primer viaje como presidente cuando se embarque en un vuelo de línea hacia Israel, donde será el único mandatario latinoamericano que participe del Foro Internacional de Líderes en Conmemoración del Holocausto. En Jerusalén, Fernández mantendrá un encuentro bilateral con el presidente israelí, Reuven Rivlin, y es muy posible que tenga una conversación a solas con el presidente ruso, Vladimir Putin, quien pasará por el foro apenas unas horas. El solo anuncio del viaje de Fernández le sirvió para descomprimir un vínculo que se había enrarecido desde que ganó las elecciones sin que él hubiera hecho nada para que eso sucediera.
Fernández había recibido la invitación de Rivlin varios días atrás pero dudaba de participar por lo largo de la travesía, justo una semana antes del viaje ya pautado al Vaticano para reunirse con el papa Francisco. Fue Cristina Kirchner quien lo persuadió de que asista, el miércoles pasado, cuando compartieron una cena. Siempre atenta al escenario internacional, la vicepresidenta consideró que no participar del encuentro era una mala señal en momentos de recrudecimiento de la tensión en Medio Oriente. Apenas se conoció la decisión, Fernández canjeó críticas por elogios de parte de sectores de la comunidad judía y de la diplomacia israelí y norteamericana.
Como presidente electo, Alberto Fernández había recibido en noviembre pasado a la embajadora de Israel, Galit Ronen, en una reunión buena puertas para adentro pero no tanto puertas para afuera, cuando se deslizó la versión de que Fernández planeaba derogar el decreto de Mauricio Macri que declaró a Hezbollah como agrupación terrorista. El Presidente luego aclaró que lo que dijo fue que el tema no figuraba en su agenda. La ministra de Seguridad, Sabina Frederic, consideraría más tarde que el terrorismo era en verdad "un problema de la OTAN, no nuestro". La saga continuó con los vaivenes alrededor del caso Nisman, que la oposición busca reflotar para generarle algún daño al Gobierno. En definitiva, sin haber hecho casi nada, Fernández tenía complicado un frente -el del vínculo con Israel y su aliado Estados Unidos- que necesitaba en calma de cara a las negociaciones por la deuda con el FMI. El gobierno de Israel no mandó representantes a la jura del 10 de diciembre y todavía no le otorgó el plácet al embajador designado Sergio Urribarri, ex gobernador de Entre Ríos.
Argentina integra la Task Force Internacional que se ocupa del estudio y difusión del Holocausto, motivo por el que Alberto Fernández recibió la invitación para la conmemoración del 75 aniversario de la liberación de Auschwitz que congregará a casi medio centenar de líderes en un encuentro que se realizará en el museo Yad Vashem. Entre los mandatarios, hablarán allí el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el príncipe Carlos de Gales, Rivlin y Putin. También estarán presentes el vicepresidente norteamericano Mike Pence, el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y el de Italia, Sergio Mattarella, entre muchos otros, principalmente europeos.
Armado a toda velocidad, en el periplo acompañarán a Alberto Fernández su mujer Fabiola Yáñez, el canciller Felipe Solá, el gobernador bonaerense Axel Kicillof, el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Beliz, el diputado Eduardo Valdés y el vocero Juan Pablo Biondi. Saldrán después del mediodía desde Ezeiza rumbo a Roma donde combinarán el vuelo que los depositará en Tel Aviv pasado el mediodía del miércoles. La primera actividad oficial será a la noche, en la cena que el presidente Rivlin ofrecerá para todos los visitantes. Entre los representantes de la realeza europea se sentarán los reyes Felipe y Letizia de España y la reina Máxima de Holanda.
El jueves se desarrollará el foro convocado bajo el lema "Recordando el Holocausto, luchando contra el antisemitismo", donde se intercalarán discursos, videos y actividades artísticas conmemorativas. En algún momento de la jornada es muy posible que se produzca la conversación entre Putin y Fernández. El presidente ruso viajará con las horas contadas y no tendrá bilaterales, pero Cristina Kirchner le hizo llegar un mensaje para que se haga un hueco en la agenda para el presidente argentino. Que se produzca dependerá de la cantidad de actividades de la jornada. Fernández está interesado en dar a conocer su posición en política exterior, afín a la línea de los gobiernos progresistas de la región y de Europa, pero con la idea de también establecer un vínculo firme con países que tengan posiciones divergentes como podrían ser Estados Unidos e Israel.
Menos cerrada estaba hasta anoche la posibilidad de encuentros con Macron o con Netanyahu. En cambio, ya había quedado confirmada la reunión con el anfitrión Reuven Rivlin el viernes a las 10. La vuelta está prevista para esa misma tarde, con lo que la estadía en Israel apenas superará las 48 horas aunque en la Casa Rosada esperaban que tuviera efectos duraderos.