Miles de guardapolvos se unieron para formar uno solo. Con una consigna clara: “Apertura de la paritaria nacional”. La concentración comenzó a las diez frente al Congreso, pero rápidamente se expandió a todas las calles aledañas. De los micros y las bocas de subte no paraba de salir gente. En menos de una hora se hizo imposible caminar entre la multitud, casi no había huecos. La bandera que guiaba la marcha decía “Frente Nacional Educativo”, y tenía los nombres de los gremios nacionales, que pararon ayer y lo volverán a hacer hoy: Amet, Cea, Ctera, Sadop y Uda. Los estatales de ATE, que también llamaron a parar 48 horas, habían pegado afiches en toda la zona: “Macri = Hambre” era la frase principal. También llamaban a movilizarse el 7 y 8 de marzo: hoy con las centrales sindicales y mañana por el paro internacional de mujeres.
“Hoy somos todos docentes”, “Docente luchando también está enseñando”, eran algunas de las frases de los carteles o pancartas. Los sindicalistas anunciaron, eufóricos, que la marcha juntó 70 mil personas. Eran cuadras y cuadras de gente y banderas. Docentes, alumnos, madres, padres. El acto se hizo sobre Callao, altura Paraguay, al otro lado de la plaza que está frente al Ministerio de Educación, donde en principio iba a realizarse. Desde la organización explicaron que no se hizo frente al ministerio porque la calle era muy angosta y complicaba la circulación. Las diez cuadras que separaban el Congreso del escenario estallaban de gente.
Sonia Alesso, secretaria general de Ctera, fue la primera oradora: “Emociona este parazo nacional de norte a sur”, fueron sus primeras palabras. “Bullrich (Esteban, el ministro de Educación) da su número de teléfono en la tele, pero a nosotros no nos atiende”, dijo. “Estamos dando una lección histórica –enfatizó–. Están usando esta paritaria para arrodillar al movimiento obrero, pero no nos arrodillaremos”.
Choripán, paty, empanada, pan casero, pan relleno, roscas, bombón helado y bebidas de todo tipo se vendían hasta terminarse: los vendedores, chochos. “Es una piña al gobierno de Macri”, decía un señor que tomaba mates mientras vigilaba a una nena. Otro le respondió: “Mañana vengo de nuevo”.
“Esta movilización no empieza ahora. Venimos teniendo un conflicto larguísimo en Capital, porque en diez años de gobierno el macrismo ha maltratado a los docentes, de una manera que no creo que en la historia del país haya equivalente”, dijo Ricardo Aresta, docente de CABA.
“En este momento tiene que ver –explicó Aresta– con disminución del presupuesto educativo, con la reducción de partidas para mantenimiento y la no implementación de esas partidas. El tema central es la cuestión salarial,un problema de todos los años, pero ahora hablamos de un gobierno que no cumple la ley nacional de paritarias. Claramente lo que busca es fragmentar la lucha de los trabajadores. Estamos permanentemente en estado de alerta y movilización”.
Desde el norte salió un micro que trajo decenas de docentes con ánimo de luchar. Vestidos con remeras negra que decían “Salta” en verde flúo, no pasarían desapercibidos. Pero además, el detalle del poncho rojo y negro, con un sol potente, hizo que todas las miradas se posaran ahí. Cantaban: “Unidad, de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode”.
Él le cedió la palabra, ella explicó: “Vinimos con mi marido, que también es docente –pero en la universidad–, porque creemos que reclamando juntos, unidos, es la única forma que vamos a salir adelante. Este es un ajuste que nos toca muy fuerte, sobre todo en las provincias del norte, que somos las más pobres. Hay un movimiento muy fuerte que se viene gestando y está presente acá”. Belén García y su compañero salieron de Chaco el domingo a las 18, viajaron 12 horas junto a varios docentes de su provincia, pero igual sonríen: “No queda otra, hay que dar la batalla”.
Desde la concentración hasta la desconcentración pasaron más de cuatro horas. La marcha pasó, miles pasaron, frente al Hotel Bauen, que fue recuperado por sus trabajadores hace más de 15 años y hoy sigue funcionando bajo su gestión, sin patrones, aunque bajo peligro de desalojo luego de que el presidente vetara la ley de expropiación que votó el Congreso. En la terraza, un puñado de trabajadores agitaban, cantaban, aplaudían, flameaban una bandera. Cuando la columna pasó por allí la euforia fue total: “Bauen, escucha, tu lucha es nuestra lucha”.
“Macri está peleando contra 1.200.000 trabajadores”, vociferaban desde el escenario, un acoplado bien armado. “¿Qué sí se puede? No se puede ser más cínico”, decía un cartelito de cartón, precario.
“Macri, mirá qué distintos somos, peleamos por los derechos, y vos cuidas tu negocio... Si querés un cambio, tu sueldo me das, te doy mi salario, a ver si llegás...”, cantaban en la columna de Sadop, el sindicato de los docentes privados.
Había muchos bebés, niñas y niños. Los menos en cochecitos, la mayoría en brazos u hombros; los más grandecitos jugueteaban por ahí. Un grupo de nenes sostenía un cartel: “Yo apoyo a los maestros. Paritaria nacional”. Fueron objeto de cientos de fotos. Un helicóptero que volaba la zona llamó la atención de uno, que levantó el cartel e hizo de todo por que lo vean desde allá arriba. “Puede ser la policía”, dijo en voz baja un tipo que fumaba solo.
“Vinimos hasta acá porque consideramos que tiene que haber paritaria nacional, no se puede obviar algo tan importante”, dijo Patricia Brioschi, docente de Santa Fe. Sobre el techo del 18 por ciento, la docente dijo: “Con la inflación que tuvimos, ya desde septiembre del año pasado pedimos reapertura de paritaria y ahora estando en marzo, con el 18 es imposible comenzar”.
“Hagan a los docentes una oferta tan buena como a los buitres. Y no les va a hacer falta amenazar a nadie”, exigía un cartel chiquito que sostenía una señora al lado de una mesa llena de periódicos. Las organizaciones políticas estaban al final de la columna, pero sus militantes vendían prensas por todas partes. “Tu explotación está matando mi vocación”, explicaba un afiche.
En la puerta del Congreso varios carteles apuntaron contra la gobernadora María Eugenia Vidal, por su idea de reclutar voluntarios. “Me ofrezco para los paros ferroviarios, en las fiestas soy la primera del trencito”; “Voluntario de ministro de Educación, soy verdulero y me encanta mandar fruta”; “Voluntario paro de circos, hago malabares para llegar a fin de mes”; “Me ofrezco como voluntario por paro de meteorólogos, antes de que se largue a llover me duelen los huesos”.
Informe: Gastón Godoy.