Mara Gómez sueña con incorporarse oficialmente al Club Atlético Villa San Carlos de la Ciudad de Berisso, uno de los diecisiete participantes del Campeonato de Fútbol Femenino de Primera División A. Su entrenador, Juan Cruz Vitale, pretende alinear a la joven delantera en el equipo a la brevedad. De autorizarla la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Gómez se convertirá en la primera futbolista transgénero en dicho campeonato. Aunque hay antecedentes similares en otras ligas y campeonatos del país, el caso de Gómez suscita mayor atención por tratarse del escenario más encumbrado del fútbol femenino nacional. Por su parte, Gómez ha declarado que estaría encantada si el presidente de la AFA la llamase para, en relación a su sueño futbolístico, decirle: “Quedate tranquila, está todo bien”.
En una entrevista reciente publicada en este diario, Gómez relata experiencias de discriminación y afirma que el fútbol fue no sólo un importante apoyo para su identidad de género, sino también una razón para vivir. El fútbol, dice, "me salvó la vida". Respecto de su sueño de participar en el Campeonato de Fútbol Femenino de Primera División A, Gómez le pide a la dirigencia futbolística que se pregunte "si alguna vez sintió lo feo que es que te den vuelta la cara", que se ponga en su lugar y que se la escuche teniendo en cuenta lo que el fútbol significa para ella. La jugadora solicita, nada más y nada menos, que se respete su condición de ciudadana en una sociedad democrático-liberal y se le permita actuar como tal. Este tipo de sociedad se define, entre otras cosas, por el respeto a la pluralidad de formas de vida y el empoderamiento de las personas para que desarrollen los planes de vida que valoran.
Como afirma el filósofo Charles Taylor en su célebre libro La ética de la autenticidad, el principio clave de las sociedades democrático-liberales es la autenticidad; es decir, que cada cual pueda definir su vida como le venga en gana en base a sus ideas y valores, por supuesto, asumiendo que con ello no se dañe a otras personas. La filosofía de corte kantiano, ejemplificada por filósofas como Adela Cortina o Martha Nussbaum, lo denomina principio de autonomía o autodeterminación. Este reconoce y alienta la capacidad de las personas para darse sus propias normas acerca de cómo vivir. Independientemente de cómo se entienda, este principio puede emplearse para que la AFA autorice a Gómez a participar en el Campeonato de Fútbol Femenino de Primera División A. Dado que en las sociedades democrático-liberales cada cual debe poder forjar su vida, y dado, desde luego, que el fútbol es sustancial para Gómez, no se le debe impedir el acceso a este popular deporte en su intento por forjar una vida significativa que respete su género autopercibido. Es más, se debe empoderar a las personas para que alcancen el tipo de vida que tienen razones para valorar.
No obstante, la potencial autorización de la AFA para que Gómez participe en el Campeonato de Fútbol Femenino de Primera División A es reprobada bajo la noción de que las futbolistas transgénero tendrían ventajas competitivas sobre las futbolistas cisgénero. De hecho, antes de su arribo al Club Atlético Villa San Carlos, "los equipos rivales la observaron y alzaron la voz: no querían que una mujer trans participara porque, argumentaban, sacaba ventajas". Las supuestas ventajas competitivas estarían basadas en sus características genéticas. Este argumento fue ejemplificado en un despiadado comentario referido por Gómez. El mismo indicaba que la jugadora "Es un tipo vestido de mujer, nació hombre, va a morir hombre y siempre va a tener más ventaja que una mujer, porque tiene más fuerza: le va a romper una pierna a alguien".
La afirmación de que las futbolistas transgénero tendrían ventajas competitivas sobre las futbolistas cisgénero es discutible. En primer lugar es importante destacar que el rendimiento futbolístico es multifacético y no reducible a la prestancia en una cualidad o condición singular. Ni la fuerza o la velocidad, por ejemplo, explican adecuadamente la excelencia en este deporte. Es más, se puede ser fuerte y/o veloz y no destacarse futbolísticamente. Por el contrario, es posible carecer de estos rasgos en alto grado y destacarse como futbolista. Gómez lo ha dicho convincentemente: "Yo pienso que vos podés tener fuerza y velocidad, pero si no tenés táctica, inteligencia y otras capacidades, no te sirven de nada. Creo que tiene que ver con la capacidad y el entrenamiento, no con la biología". Es decir, en el fútbol, ser menos fuerte o veloz que el resto de las futbolistas no implica estar necesariamente en desventaja competitiva.
Gómez niega ser más fuerte que el resto de las futbolistas. A este respecto, ha declarado: "Yo conozco un montón de chicas que patean más fuerte que yo. Lo viví en la cancha y puedo demostrárselo a cualquiera: puedo encontrar 20 jugadoras que tienen la patada más fuerte que yo y otras 20 que corren más fuerte". Incluso si Gómez fuese más fuerte que las futbolistas cisgénero, ello no implica que éstas tengan necesariamente un mayor riesgo de lesión que en su ausencia. Al menos habría que reconocer que no hay evidencia disponible que afirme, o sugiera, que ese es el caso cuando se tiene en cuenta la dinámica del fútbol. No es infrecuente que futbolistas menos fuertes lesionen a pares más fuertes.
Para neutralizar las supuestas ventajas competitivas y el mayor riesgo de lesión de las futbolistas cisgénero, a las deportistas transgénero e intergénero se les requiere demostrar un nivel de testosterona dentro del considerado "normal" para las mujeres cisgénero. De no ser así, deben reducirlo artificialmente o competir con hombres. Tanto Gómez como su club "están tranquilos en ese sentido: cuentan con los estudios que responden a los parámetros permitidos". A pesar de ello, Gómez reniega del requisito por fatuo y discriminatorio: "Apelan a la fuerza para excluirnos. Messi es el mejor del mundo y supera a rivales más altos y más fuertes. Y no es sometido a estos controles".
Vale destacar que parte de la comunidad científica desconfía de la presunción de que la testosterona mejora el rendimiento deportivo. Por otro lado, este requisito define a la feminidad en relación a un determinado nivel de testosterona, lo cual es problemático, entre otras razones, por arbitrario. Además, es impropio someter a las futbolistas con alto niveles de testosterona a un tratamiento farmacológico, que presenta riesgos para su salud, para satisfacer una dudosa definición de feminidad.
Que este sea un requisito para que las deportistas transgénero e intergénero practiquen deporte, refleja que existe fricción entre ciertos derechos y su lógica interna. A la mujer que no se encuadra en los cánones habituales, se le exige que sacrifique o limite su capacidad de autodeterminación para poder practicar deporte con sus pares "normales". Nuestra intención no es debatir la justificabilidad de esa postura, sino mostrar la necesidad de, primero, obtener más evidencia sobre el efecto de la participación de las futbolistas transgénero en el juego y, segundo, incitar a pensar los valores que han de primar en las decisiones que afectan tanto a los sueños de las futbolistas, como al deporte que tantas personas aman. Dicho esto, y de acuerdo a lo expuesto en esta nota, el presidente de la AFA haría bien en actuar como el cartero del tango que inspira su título y le informe a Gómez que pronto podrá cumplir con su sueño futbolístico.
* Doctor en filosofía e historia del deporte. Docente en la Universidad del Estado de Nueva York (Brockport).
** Doctor en filosofía. Docente en la Universidad del Estado de Pensilvania (University Park).