Cientos de miles de trabajadores empezaron a llegar desde la mañana al centro porteño para repudiar los despidos, la falta de trabajo, la pérdida de poder adquisitivo del salario. La cúpula de la CGT convocó a la movilización y las dos CTA, se sumaron. Evitó la concentración en la Plaza de Mayo y convocó frente al Ministerio de la Producción. A la luz de los hechos, no tomó la temperatura del descontento social. Adelantaron el acto y ni Héctor Daer ni Oscar Schmid ni Carlos Acuña se atrevieron a ponerle fecha precisa al paro nacional anunciado. El descontento de la multitud estalló: los dirigentes bajaron en medio del repudio y se refugiaron en el sindicato de Comercio, en Diagonal Sur al 600.

El acto comenzó con el Himno Nacional y un minuto de silencio en “homenaje a los mártires que dieron su vida por el movimiento obrero, entre ellos, Juan Domingo Perón, Evita y José Ignacio Rucci”. 

 

Carlos Acuña, uno de los integrantes del triunvirato de la CGT y titular del gremio de los empleados de estaciones de servicio abrió la lista de oradores agradeciendo la presencia de los manifestantes y ratificando la adhesión de la central obrera al Paro Internacional de Mujeres de mañana. “Basta de manoseo”, arrancó Acuña, quien enseguida destacó la voluntad de diálogo de la Confederación General del Trabajo, afirmación que provocó los primeros silbidos del acto. Más adelante le reclamó al Gobierno nacional que “reconozca” que se equivocó con el pronóstico de la inflación del año pasado, “que fue superior al 40 por ciento” y ”nos dé la oportunidad de discutir lo que perdimos, como lo hizo con otros”. Luego de ratificar que “la CGT no va a permitir que se ponga un techo a las paritarias”, Acuña concluyó que “si fueran médicos, estaríamos todos muertos, porque no aciertan una”.

El secretario General de la Confederación Argentina de Trabajadores de Transporte (CAAT), Juan Carlos Schmid, por su parte, advirtió que “no estamos aquí para dilatar nuestra propuesta: venimos a anunciar que habrá medidas de fuerza en la Argentina antes de fin de mes”. En otro tramo de su discurso, denunció que mientras la alianza gobernante Cambiemos se propone “llegar a la pobreza 0 en veinte años, ha sido muy veloz para responder a las demandas de los poderosos, cosa que agiganta la brecha social”.

Schmid se preguntó también “dónde está la política de inversiones, si en las importaciones, en los capitales especulativas, en las facilidades para ir de compras a Chile”, y advirtió que “la falta de acción (oficial) golpea a los más desprotegidos y se manifiesta en despidos y vacaciones adelantadas”. Por último, reconoció que “la inflación está bajando a costa de los trabajadores”, y denunció que “se quebró la confianza”.

El último de los oradores, Héctor Daer, dijo que “vinimos hasta acá a decirle (al Gobierno) que si no hay rectificaciones, habrá paro, pero tiene que ser acompañado por todos los sectores de la sociedad”, afirmación que ante la falta de definición de la fecha de la medida de fuerza provocó nuevos silbidos entre los manifestantes, quienes al grito de “paro ya” entorpecieron la salida de los dirigentes del palco principal.

Las columnas de trabajadores se sintieron defraudadas por la tibieza de los discursos. Un grupo de delegados de la línea 60 se subió al palco y otros grupos los acompañaron reclamando "paro general ya". Luego se produjeron empujones y golpes que opacaron el final pero no alcanzaron para desviar la atención del logro político de la jornada: poner en evidencia el masivo descontento social contra el Gobierno.