Desde Roma. Ante la sorpresa de muchos de sus partidarios y compañeros de partido y la no menos importante alegría de la oposición de derecha que piensa que el Movimiento Cinco Estrellas se está yendo a pique, el actual ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Luigi Di Maio, presentó su renuncia a la jefatura política del M5S, asegurando sin embargo que seguirá luchando dentro del Movimiento y ejerciendo su papel de canciller de Italia.
La noticia, que él hizo pública recién por la tarde del miércoles, se esperaba desde esta mañana, porque Di Maio había hecho una reunión con los parlamentarios de su partido para comunicarles la decisión.
Aunque él no entró en particulares sobre los motivos cuando presentó oficialmente la renuncia en la tarde del miércoles ante una asamblea de “facilitadores regionales” del M5S, al parecer el stress y el intenso trabajo que ha tenido que hacer desde que llegó al Parlamento hace casi siete años, ha sido una de las causas de su dimisión. Hay quienes lanzan también otras hipótesis relacionadas con las polémicas internas por las que varios parlamentarios del M5S han dejado el partido incorporándose al llamado Grupo Mixto del Parlamento.
Di Maio es uno de los más jóvenes políticos italianos que en pocos años logró desempeñar importantes roles en el estado, desde diputado y vicepresidente de la Cámara de Diputados cuando tenía 26 años en 2013, a ministro de trabajo y de las políticas sociales y viceprimer ministro en el precedente gobierno del actual primer ministro Giuseppe Conte.
Antes de renunciar explicó en la asamblea que comenzaba “una nueva etapa en el Movimiento” y que hay que “refundarlo”. “Yo no me iré, no dejaré jamás el Movimiento. El Movimiento es mi familia”, dijo ante los aplausos de varios minutos que la asamblea le dedicaba a cada rato. Pero advirtió: “los peores enemigos son los de adentro”. “Tenemos que seguir siendo la brújula de los ciudadanos – concluyó-. El M5S no puede ser juzgado por los 20 meses de gobierno que ha llevado adelante hasta ahora. Es necesario esperar los cinco años de la legislatura para emitir un juicio. Se requiere tiempo para ordenar lo que otros han desordenado durante 30 años”.
Todos los argumentos presentados por Di Maio no impidieron que la derecha y opositora al actual gobierno de la alianza M5S-Partido Democrático, hiciera todo tipo de elucubraciones sobre las razones reales y consecuencias de esta renuncia. Según el jefe del grupo parlamentario de derecha Hermanos de Italia, Francesco Lollobrigida, la renuncia de di Maio demuestra que se está frente a una situación desastrosa y que hay que ir “a votar para darle a Italia un gobierno que ponga de pie a la nacion”. Según el ex ministro derechista de la Liga, Matteo Salvini, la crisis que está viviendo el M5S “es culpa de Beppe Grillo (fundador del M5S), no de Di Maio”. En otros ambientes también se habla de que las diferencias con Grillo provocaron la renuncia Di Maio.
Según el primer ministro Giuseppe Conte, la renuncia de Di Maio no tendrá ninguna influencia en la marcha del gobierno. “Su decisión representa una etapa de un proceso de reorganizaciónm interna del Movimiento que se esta haciendo desde hace tiempo. Estoy seguro de que eso no tendrá ninguna repercusión sobre el gobierno”, declaró.
Cualquiera de todas estas versiones sea la verdad, lo cierto es que el Movimiento se encuentra ahora sin un jefe político verdadero. Provisoriamente ha quedado a cargo Vito Crimi hasta tanto se hagan los llamados “estados generales” en marzo, especie de asamblea donde será elegido el nuevo jefe político. Pero todo esto sucede a tres días de dos elecciones regionales importantes, en Emilia Romania y en Calabria, donde el centroderecha, sobre todo en Calabria, podría perfilarse como ganador.
El 2020 se presenta muy activo desde el punto de vista eleccionario. Se realizarán otras seis eleccioness regionales (en Campania, Liguria, Marche, Puglia, Toscana y Veneto) y también se deberá votar en el referendum para aprobar la reducción del número de parlamentarios, una revindicación que siempre levantó el M5S. De las ocho regiones que van a eleccioness este año, seis están hasta ahora controladas por el centro izquierda mientras la derecha controla sólo Veneto y Liguria. Pero en una situación de crisis como parece estar el M5S, sus perspectivas eleccionarias no parecen demasiado alentadoras.
Según algunas encuestas publicadas por la prensa italiana en enero, en caso de voto la Liga de Salvini obtendría en torno al 32 por ciento del consenso de los italianos, el PD cerca del 19,4 por ciento y el M5S, que hasta hace poco más de un año era el primer partido de Italia, sólo el 15,6 por ciento.