Desde Jerusalén
La deuda será preocupación central en la cabeza de Alberto Fernández por los menos hasta marzo, plazo imaginado para el cierre de las negociaciones con el FMI y los bonistas. De eso estuvo hablando durante las muchas horas de avión hasta Israel con el gobernador Axel Kicillof y será el motivo de fondo de la gira que encarará la semana que viene por las principales capitales europeas. A la visita original al papa Francisco en el Vaticano, ya quedaron confirmados encuentros con el presidente de Italia, Sergio Matarella, y el primer ministro Giuseppe Conte, con el jefe de gobierno español Pedro Sánchez, con el presidente de Francia Emmanuel Macron y existe la posibilidad de que cierre la gira en Berlín en un mano a mano con Angela Merkel.
En la comitiva argentina explicaban que el esfuerzo estaría puesto en conseguir el apoyo de los principales gobiernos de Europa en el Fondo. El argumento para persuadirlos será el que se viene repitiendo: la necesidad de permitir crecer la economía para poder pagar y el historial de cumplimientos de sus compromisos que tuvo Argentina durante los años que gobernó el kirchnerismo. También, la idea de no incrementar el déficit en la medida que sea posible. Durante la campaña, Alberto Fernández fue elogioso con el llamado "milagro portugués", que hizo despegar la economía de ese país moviendo las partidas presupuestarias de manera de favorecer el consumo pero sin incrementar el rojo de las cuentas, como exigía la Unión Europea cuando acudió al auxilio de Portugal.
Serán las ideas que el Presidente llevará a la recorrida que arrancará el próximo 31 de enero en Roma, seguirá en Madrid y, al momento, concluirá el 5 de febrero en París aunque existe la posibilidad de una fecha adicional en Berlín. Dependerá de la posibilidad de hacer coincidir las agendas.
De deuda habló Fernández también con Kicillof, quien se veía bastante tranquilo luego de la decisión de estirar hasta la semana que viene la negociación con los acreedores por el pago de un bono. El gobernador bonaerense comentaba en la comitiva que si bien los papeles están repartidos en varias manos, tienen negociaciones bien encaminadas con los dos fondos más grandes. "Es lógico que ahora estén más duros para ver si pueden sacar algo más, pero lo oferta es buena para ellos. Mucho peor les va a ir si la deuda cae en default, ahí pierden un montón", razonaba.
El Presidente no durmió mucho. Vio películas y se paró en algunos momentos a conversar. Dos mujeres se acercaron para charlar y la conversación derivó hacia el Colegio Nacional Buenos Aires y ahí se sumó Kicillof para aportar lo suyo. Con respecto a la deuda, el gobernador explicaba luego que su postura estaba en línea con la del gobierno nacional, algo que quedó claro luego de la presentación del proyecto de "sostenibilidad de la deuda pública" que elaboró el ministro de Hacienda, Martín Guzmán, para quien sólo tuvo elogios. Lo que sí, imaginó, él a veces parece ir un pasito adelante del Ejecutivo nacional por una cuestión de actitud más frontal, pero que eso no quiere decir que existan diferencias. Kicillof desarrollará aquí su propia agenda. Apenas llegó a Jerusalén dejó las cosas en el hotel y se fue en un auto de la embajada junto al secetario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, hasta Tel Aviv para visitar el centro tecnológico Shimon Peres para la Paz.