La respuesta del Ministerio de Salud de la provincia a los reclamos de Gervasio Barbier, referente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) en Santa Victoria Este fue llevarle la contraria. Al menos esa fue la interpretación del dirigente, según los hechos narrados a Salta/12.
El 9 de diciembre la hija de Barbier, Belén, y su pareja, Milton Corvalán, iban en moto desde Santa Victoria Este a Misión La Paz en horas de la noche. En dirección contraria venia una ambulancia del Hospital local. Hubo un choque y los chicos fallecieron.
Desde ese momento Barbier pidió que se exonere al conductor de la ambulancia y a la gerenta del Hospital, Marcela Quispe. A uno acusó de manejar alcoholizado (algo que ya había sido denunciado en anteriores ocasiones por otro agente de Salud), y a Quispe, por haber conocido siempre la situación sin hacer nada. Junto a ellos apuntó a otros agentes del Hospital, y todos los denunciados tomaron licencia por dos meses.
Durante ese tiempo asumió en la gerencia el médico Juan Casabella Dávalos. “Pero ahora lo sacaron y el lunes volvió Quispe”, dijo Barbier, al destacar que el tiempo de licencia no se había terminado. Ante la decisión de Salud, pese a que las conversaciones por la situación institucional continuaban en Salta Capital, Barbier junto a su esposa decidieron ayer volver a Santa Victoria para tomar el Hospital a partir de hoy.
Para Barbier la decisión de Salud tiene que ver con sus denuncias de falta de medicamentos en la zona. Él había filmado un video en el cual se apreciaba la falta de insumos médicos en un centro de Salud. En la denuncia pública indicó que algunos habitantes originarios cruzaban a Paraguay o Bolivia para conseguir los medicamentos gratuitos.
Barbier hizo la filmación un viernes en una salita del área operativa. El domingo, como forma de contrarrestar lo filmado, el médico Casabela Dávalos filmó una habitación del Hospital de Santa Victoria Este atiborrada de medicamentos.
Las denuncias cruzadas se dieron a conocer y, como parece suceder últimamente, generó el desagrado de los funcionarios ministeriales. Para el referente wichí, la solución que encontraron fue echarle la culpa a Casabela Dávalos y trasladarlo.
“Ellos me piden tolerancia pero yo ya no puedo”, dijo Barbier. Recordó que los cuestionamientos a Quispe no son de ahora y el pedido de su alejamiento viene por otras situaciones y la enemistad que se ha generado con algunos referentes de las comunidades victoreñas.
La situación podría generar violencia y tensión en el Hospital, como ya sucedió en la primera toma, que fue a mediados de diciembre. En aquel momento hubo agresiones sobre algunos agentes cuestionados. El pedido de Barbier y quienes adhieren a su reclamo (su familia y otros vecinos de distintos parajes), es que “con resolución o sin resolución”, Quispe se vaya del Hospital.