Puede parecer un exceso la afirmación. Mucho más si se comprueba que hay 13 equipos reunidos en apenas seis puntos. Y que cualquiera de ellos está en situación numérica de ganar la Superliga. Pero buena parte del atractivo de las siete fechas que quedan para la definición del campeonato de Primera radicará en el mano a mano, otro más, entre River (uno de los punteros con 30 unidades y que este sábado se enfrentará a Godoy Cruz en Mendoza) y Boca, (uno de los escoltas con 29 puntos y que este domingo recibirá a Independiente en la remozada Bombonera).
Para River representa la oportunidad de ganar una competencia local de todos contra todos que no logra desde que, con Ramón Díaz en la dirección técnica, obtuvo el torneo Final de 2014. Marcelo Gallardo se anotó tres Copas Argentinas (2016, 2017 y 2019) y una Supercopa Argentina ante Boca en 2018. Pero, enfocado en las grandes conquistas internacionales, nunca consiguió un campeonato de la A. Tratará de hacerlo ahora, sin más interferencia en la agenda que la que le provocará su debut en la Copa Libertadores, el 4 de marzo en Quito ante Liga Deportiva Universitaria. Pero si de última, no alcanza su objetivo, no pasará nada: las espaldas de Gallardo y su plantel son tan anchas que hay margen como para absorber esta y cualquier otra frustración.
En cambio, sería otro golpazo para Boca verlo dar a River una nueva vuelta olímpica en su propia cara. Y, en paralelo, una complicación adicional para el ciclo que ahora capitanean Miguel Angel Russo como técnico y Juan Román Riquelme como responsable mayor del fútbol de Boca. Las cinco eliminaciones anteriores siguen siendo una llaga en la escaldada piel xeneize. Y aunque Russo y Riquelme no deberían hacerse cargo de lo que sucedió antes, saben que ganar la Superliga, fortalecerá el ánimo para encarar la Copa Libertadores. Y que perderla en este embalaje final, otra vez a manos del rival eterno, alzará las primeras voces acusadoras. Justo cuando arranca la fase de grupos del máximo torneo continental a nivel de clubes, en la que Boca hará su estreno el martes 3 de marzo como visitante de Caracas Fútbol Club.
No será lo mismo para River y Boca perder la Superliga a manos de su tradicional adversario que hacerlo ante cualquiera de los otros pretendientes. Pero da la impresión de que, si esto último es lo que finalmente sucede, habrá mucho mayor estruendo en la Bombonera que el Monumental. Ya fue dicho: hay muchísima más tolerancia a la frustración para Gallardo que para Russo. Aunque Russo lleve sólo 20 días como DT, las cinco eliminaciones a manos de River se hacen sentir en el peso de su equipaje. Acaso pueda descargar algo de lastre en la imbatible idolatría que sigue siendo patrimonio de Riquelme. Pero no ganar (o perder) la Superliga dejará marcas en el futuro del nuevo técnico boquense.
River será visitante de Godoy Cruz, Unión, Estudiantes y Atlético Tucumán y local ante Central Córdoba, Banfield y Defensa y Justicia. Pero eso no constituye una desventaja, sino todo lo contrario: afuera, el equipo de Gallardo está invicto, con seis triunfos y dos empates y 20 puntos logrados sobre 24 (83,33% de eficacia). Adentro, perdió la mitad de los partidos que jugó (4 de 8), ganó tres e igualó uno con apenas 10 unidades sobre 24 (41,66%).
A Boca le fue un poco mejor que River como dueño de casa con cuatro victorias, tres igualdades y una derrota y 15 puntos sobre 24 (62,50%). Y como visitante, también ganó cuatro, empató dos y perdió dos con 14 puntos de 24 (58,33 %) que, sin ser malos, están lejos del gran registro riverplatense. El conjunto de Russo será local ante Independiente, Atlético Tucumán, Godoy Cruz y Gimnasia y visitará a Talleres, Central Córdoba y Colón. Un escenario imprevisible.
La definición de la Superliga se dará el domingo 1º de marzo. Tal vez sea para River y Boca, el mejor banco de pruebas en la antesala misma del arranque de la Copa Libertadores. Tal vez, los dos gigantes terminen siendo testigos de una gloria ajena. Todo es posible cuando hay 13 equipos lanzados en la recta final. Y uno solo puede ser el campeón.