“Estamos viviendo días muy intensos. Sabíamos que había mucha expectativa, pero cuando esta semana fuimos a recorrer Radio Nacional y la TV Pública, para abrazar a sus trabajadores, nunca nos imaginamos que nos íbamos a encontrar con tanta emoción de parte de la gente”. Las palabras de Rosario Lufrano, la periodista que esta semana asumió formalmente la presidencia de Radio y Televisión Argentina, pone en evidencia la situación que atravesaron los trabajadores de la TV Pública y Radio Nacional en los últimos cuatro años. La política de ajuste y abandono de los medios públicos no solo afectó productiva y profesionalmente a los trabajadores, sino que también tuvo una consecuencia humana que la nueva gestión buscará remediar. “Queremos que los medios públicos se pongan en marcha, que todos los trabajadores puedan trabajar”, subraya Lufrano a Página/12, en una entrevista en la que anticipa los lineamientos de su gestión, adelanta su idea de crear una productora de contenido dos estatal y reflexiona sobre el rol que tiene la TV Pública, Radio Nacional y sus 49 emisoras provinciales en la era de las “fake news”.
Directora ejecutiva de la TV Pública entre mayo de 2006 y julio de 2008, cuando presentó su renuncia tras el alejamiento del gobierno de Alberto Fernández -por entonces jefe de gabinete de Néstor Kirchner-, Lufrano vuelve a transitar los pasillos del canal pero como presidenta de RTA. La periodista señala que, pese al paso de los años, hay un puente entre aquel pasado y este presente.
“En mi anterior paso por la TV Pública -recuerda Lufrano- también hubo que recomponer el vínculo emocional, porque ser trabajador de Canal 7 daba vergüenza. No se querían poner el chaleco estampado con Canal 7. ¿Por qué? Porque era tal el abandono del lugar en esos años, tanto lo que se había destrozado... Las cámaras que habían eran las viejas Bosch que se habían comprado para el Mundial 78, que en 2007 mostraban de color marrón las camisas que eran azules... ¡No quería venir a trabajar ninguna mujer! Esas cámaras te hacían 20 años más vieja. La decisión política de Kirchner y Fernández fue la de poner en valor los medios públicos. Y eso significaba dinero, porque hubo que renovarlo tecnológicamente. Y paralelamente se trabajó el concepto de "la Televisión Pública" para darle un sentido a lo público, un contenido. En la pantalla se reconoció ese concepto y a los trabajadores empezó a darles orgullo ponerse el chaleco. Ya no daba vergüenza. La mayor prueba de eso es que no hay muchos ex directores que puedan volver a entrar al canal. Hoy volvemos a encarar un proceso de recuperación artística y humana”.
-¿Cuáles será los ejes de esa nueva etapa?
-La base de donde partimos es contundente: hubo mucho deterioro, maltrato, el no trabajo... Hay sectores del canal abandonados ediliciamente: si llevo a alguien con los ojos vendados a ciertos lugares y lo dejo ahí, cuando abre los ojos no sabe en qué parte del mundo está. Hay trabajadores que me contaron que de todo el turno trabajan solo una hora. No porque no quieran, sino porque no tenían trabajo asignado. Y eso pasa en muchas áreas: vestuario, maquillaje, peinado... No tienen nada que hacer. Nuestra idea es que la fábrica audiovisual trabaje. Y que nuestros trabajadores tengan qué hacer. Queremos darle mucha importancia a los trabajadores del canal y de la radio. Muchos fueron desplazados. Esto es algo que se repite en la historia de Canal 7. Tanto para las radios como para el canal, nuestra gestión tendrá mucha impronta con nuestros trabajadores, darles trabajo y respeto. Y tendrá los lineamientos del discurso de Alberto Fernández.
-¿El del 10 de diciembre?
-Sí, me gustó mucho. Hizo un recorrido de temas: plantea la necesidad de luchar contra la pobreza y el hambre; fortalecer la economía para que la industria se recupere, para que el consumo exista, para que el trabajador tenga plata en el bolisllo y para que la Pyme salga de la siuación en la que se encuentra; encarar la deuda; reforma judicial, intervenir la AFI; nunca más los sótanos de la democracia; derecho de las mujeres y cambio climático. Ese recorrido del presidente es Política de Estado. Estoy convencida que esa política de Estado tiene que estar expresada en los medios públicos. Y ese es nuestro objetivo. Eso no quiere decir que sea aburrido, tedioso... Tiene que ser entretenido, te tengo que informar, te tengo que formar, porque otra base será la revolución del conocimiento. Ojalá tengamos la inteligencia de darle forma entretenida, para que los contenidos televisovs o radiales capten la atención de la ciudadanía.
-Todos los flamantes directores ponen como modelo a la BBC. Muchos, tal vez, sin tener idea cómo se financia y cómo se administra...
-Yo también hablo de la BBC, pero no por cómo se financia, sino porque si salgo a la calle y digo RTA, nadie sabe qué es. Un amigo me preguntó si RTA era una línea de trenes. Uno de los objetivos es que se sepa qué es RTA, que tenga brillo, prestigio y que se tenga dimensión de todo lo que se hace. Quizás no se llame más RTA, porque quiero hacer una productora de contenidos audiovisuales.
-¿Eso significa que evalúan cambiar el organigrama y las competencias de la sociedad?
-RTA tiene actualmente dos unidades de negocios: Radio Nacional y la Televisión Pública. Quiero crear una tercera unidad de negocios, que sea la productora de contenidos audiovisuales, que incluso busquen la posibilidad de exportarse. Tenemos mucho recurso humano y talento, y poca plata. Hay que generarla. También haremos alianzas estratégicas. Ahora viajo a Madrid para tener una reunión con Radio y Televisión Española. Generaremos alianzas, aportes de capitales para la producción... Le encontraremos la forma de que se pueda generar trabajo desde acá, también.
-¿Serán alianzas solo con medios públicos, o también privados?
-Se pueden hacer con medios públicos como privados. Empezamos por RTVE porque nos unen lazos históricos, culturales, idiomáticos y hasta de objetivos de gestión. Esa es una construcción. No es algo que se va a dar de manera inmediata. Pero creo que los medios públicos argentinos tienen que poder producir materiales de calidad y de interés internacional. De hecho, nosotros estamos produciendo una serie documental que todavía no puedo decir de qué va, que tiene el nivel de la serie de Netflix sobre Nisman. ¿Por qué la agenda te la impone Estados Unidos a través de sus plataformas? Y todos la vemos y decimos "qué lindo". Nosotros estamos en condiciones de hacer eso.
-¿Y por qué no se hizo?
-Porque son decisiones. El gobierno anterior privatizó el mensaje. No interesaba que el mensaje saliera desde los medios públicos. Se difundía por otras vías. Y se les ponía plata para que eso sucediera. Se manejó la comunicación con una planilla Excel, como tantas otras áreas. "Hay que ajustar...", "esto no cierra...", "para qué tanta gente...". La prueba fue Télam, que salió mal, pero que probablemente hubiera continuado en RTA. Hay una filosofía que tiene que ver sobre cómo cada gestión entiende al Estado, qué tiene qué hacer el Estado. Desde el 10 de diciembre se piensa de otra manera el Estado. Se terminaron esos cuatro años.
-¿Qué rol deben tener los medios públicos en el ecosistema mediático argentino? ¿Un rol secundario o competitivo?
-¿Te referís al rating?
-Al rating, a la información y a la producción de contenidos.
-Nosotros tenemos que tener nuestra agenda. La Televisión Pública, Radio Nacional y Télam van a trabajar en conjunto. Los tres gerentes de noticias están comunicados todos los días para saber cuál es la agenda. Siempre digo que los periodistas estamos muy acostumbrados a seguir la agenda que imponen los grandes medios. Y todos hacemos la misma nota. Los medios públicos deben tener su propia agenda. Y es interesante la agenda. Uno se da cuenta cuando pasan cosas en la calle. Cuando las mujeres salimos a la calle a defender un tema que no es agenda, se vuelve agenda. ¿Cómo no vamos a poder hacer agenda desde los medios públicos?
-Hay que modificar hábitos de consumo pero también del circuito informativo, producir notas interesantes y de calidad...
-Ninguna cosa va a pasar mañana. Pero esos son los objetivos de trabajo.
-Esa agenda, que se enmarca dentro de los lineamientos que dio el presidente el 10 de diciembre, ¿obedece al registro informativo o también se extenderá al resto de los géneros?
-Esa agenda cruzará todos los géneros. Desde la radio, por ejemplo, para su centenario el 27 de agosto, queremos hacer un gran evento. Ya estamos trabajando un documental sobre los 100 años de la radiofonía argentina. Y también desde Nacional estamos encarando un documental sobre espionaje ilegal en Argentina. Esos son los dos grandes temas de producción radiofónica de este año. Ojalá podamos replicarlos en lo visual, desde la TV Pública. Y después tenemos otros eventos deportivos importantes: eliminatorias del Mundial de Qatar, la Copa América y los Juegos Olímpicos de Tokio.
-La LSCA estipulaba que los eventos deportivos de interés relevante debían ser transmitidos gratuitamente por la pantalla pública. Cambiemos dejó de aplicar esa potestad, limitándola a los partidos de la Selección de fútbol. ¿Están pensando en recuperar ese articulado de la ley?
-Lo que vamos a hacer es lo que hicimos en la anterior etapa: donde haya una camiseta argentina estarán los medios públicos. Queremos acompañar a nuestros deportistas, dentro de todo lo que se pueda. Vamos a trabajar en ese sentido. Sí destaco que tenemos un presupuesto muy acotado. Tenemos el mismo presupuesto que el año pasado, como tiene todo el país.
-¿Los medios públicos van a tener el mismo presupuesto que en 2019, que fue el mismo que en 2018?
-Sí. Con todas las devaluaciones y la inflación que se acumuló. El Estado argentino tiene el mismo. Cuando el presidente mande al Congreso una nueva Ley de Presupuesto y se apruebe, quizás tengamos otros números. Pero hoy es nuestra realidad.
-¿Va a haber producción de ficción?
-Vamos a tener la cuarta temporada de El marginal, que es un ciclo que nos viene de Contenidos Públicos. Y queremos que Pedro Saborido y Diego Capusotto vuelvan a la TV Pública. Ya están trabajando en algunos proyectos. Y hay alguna otra línea de ficción.
-¿Qué va a pasar con las coproducciones, que en Cambiemos crecieron exponencialmente hacia el final de la gestión?
-Nuestra idea es producir en el canal todo lo que se pueda. Hay proyectos que vienen de afuera, pero podemos hacerlas dentro del canal.
-El sector informativo fue uno de los más golpeados, tanto en la radio como en la TV Pública. El más evidente fue la eliminación de los noticieros durante el fin de semana...
-En la radio había palabras que no se podían pronunciar, como "Patria". Y eliminaron los noticieros el fin de semana. Eso es porque estaba privatizado el mensaje. ¿Para qué necesitabas informar? Eso era un gasto. Te asegurás que el mensaje vaya por otro lado. A nadie le interesaban los medios públicos. Eran un estorbo.
-¿Cree que la gestión anterior tuvo la política premeditada de abandonarlos para, en una segunda etapa, cerrarlos?
-Quizás el objetivo último fuera ese. La prueba con Télam lo muestra. O por lo menos achicarlos a su mínima expresión.
-¿Va a volver el servicio informativo de los fines de semana?
-Nuestra idea es que puedan volver. No va a ser de un día para otro. Tiene que ver con los costos, con qué números nos vamos a encontrar. Lo qué sí puedo asegurar es que en los noticieros va a trabajar el personal de planta, que habían sido totalmente desplazados.
-En 2019 todos los conductores de las distintas ediciones de noticias de la TV Pública eran contratados. ¿Eso va a volver a ocurrir?
-Eran todos de afuera, contratados. Nuestra idea es que haya fuerte presencia de los compañeros del canal.
-Radio Nacional tiene 49 emisoras. El gobierno anterior tomó al decisión de que se retransmitiera la programación porteña en las FM provinciales, que son las que mejor se escuchan en las capitales provinciales. ¿Se va a mantener esa decisión?
-La idea es que haya producción propia en cada emisora. Tenemos que hacer un recorrido para ver cómo están las emisoras, porque no están todas iguales. Algunas están muy mal, otras están bastante bien, unas cuantas regulares. Nuestra idea es que haya producción local. Si después quieren tomar programación de otro lugar, por supuesto. ¿Qué le importa al santiagueño, al fueguino o al jujeño que hubo un accidente en la 9 de Julio?
-¿Cómo entiende usted a los medios públicos?
-Hay que tratar de entender que los medios medios públicos son del Estado y no del gobierno. Se que es una línea finita y discutible...
-¿Cuál es su posición?
-El gobierno administra el Estado, que a su vez tiene medios públicos para difundir el mensaje que quiere difundir. Si vos hacés política pública y no hacés el interés del funcionario... Porque el problema es cuando el funcionario cree que es el dueño. Si el funcionario cree que es el dueño, ya tenemos un problema. Si el funcionario en cambio cree que el medio público es la herramienta que el Estado tiene para llegar a los ciudadanos, a todos, y decirles qué es lo que se está haciendo y cómo se lo está haciendo, explicarlo, me parece bienvenido. ¿En qué lugar el funcionario que administra el Estado puede sentarse para que diga qué está haciendo y cómo lo está haciendo? No te dejan. Un cachito, un ratito, un poquito, un pedacito, para después poder hablar de los temas que les interesan a ellos.
-Es respetable, cada medio tiene su línea editorial.
-Hay una línea editorial con un interés para defender. Desde este lado, también. ¿O qué? ¿Los medios públicos no tienen una línea editorial? ¿No tienen cosas para defender? ¿Por qué la mirada esa puesta solamente acá? ¿Por qué si se termina un contrato es una especie de censura? Los contratos se terminan y los de los conductores no son puestos vitalicios. Si no, el que viene a programar la radio o la TV no tiene posibilidad de programar nada. Cuando se termina un contrato la empresa tiene el derecho de renovarlo o no, porque cambiamos el objetivo o buscamos otras cosas...
-¿En su anterior gestión le pasó de algún funcionario que quiso adueñarse de los medios?
-No. Trabajar con Alberto Fernández fue un placer. Es una persona que escucha. Podrá decirte a veces que no está de acuerdo con algo y vos defender tu posición. Alguna vez le he dicho “estás equivocado, no es así”, por tal o cual motivo. Y después tomará la decisión que crea conveniente. Pero es un hombre que escucha y que deja hacer. Yo creo que él confía en la persona que elige y la deja trabajar. No es que pone a alguien para ver cómo la controla y la rodea. Si no sería muy esquizofrénico, ¿no?
-¿Y qué lugar tendrán los opositores al gobierno, o a sus políticas, en los medios públicos?
-Como siempre, serán invitados todos. Espero que esta vez no pase, pero ya nos ha pasado en otras oportunidades, que cuando se los invita a Canal 7 no vienen.
-Hay que cambiar eso.
-Es un prejuicio que tiene el otro. No sé si además de mi trabajo tengo que ver cómo hago para desarmarle el prejuicio al otro. ¿Qué más que la pantalla para que vengan a hablar y a decir lo que quieran? Nos ha pasado siempre. A muchos los llamás y no vienen. Se les ofrece un móvil, dicen que están ocupados y ese mismo día después aparecen en otras pantallas. Evidentemente tenemos un déficit, en general, de nuestra dirigencia. Política, empresaria, sindical... la que vos quieras. Se elige con quién se habla.
-En campaña, Alberto Fernández sorprendió porque fue a todos los medios.
-A todos les cuesta. Alberto Fernández fue la excepción.
-Por un lado, deberían ser invitados todas las expresiones democráticas, y por otro, los dirigentes deberían ir a los medios públicos. Eso mejoraría al sistema estatal.
-Sí, pero al menos en mi anterior experiencia, se los invitaba pero no venían. Por un momento pensé en, programa por programa, hacer la lista de los invitados a los que llamábamos y no venían. Después aparecen los “poderes ciudadanos” que te piden informes de por qué Fulano nunca estuvo acá. Y es porque lo invitamos 30 veces y no vino. Tiene su derecho a decir “no voy, me siento en donde me gusta”, qué sé yo.
-¿Qué cosas no pueden pasar en los medios públicos?
-Yo no me meto en la vida privada de la gente ni hago escraches a otros colegas ni mido según dónde trabajás.
-¿Y esa línea va bajar a los medios públicos?
-Acá no va a haber persecución a nadie ni se harán escraches. Cada uno trabaja donde puede trabajar. Lo que nunca va pasar es que vamos a mentir. Y si alguna vez sale una información que no es correcta es porque nos comimos el amague dando una información que creíamos que era y no era. No creo en los escraches ni en analizar la vida privada de las personas.
-En la era de las fake news, ¿el rol de los medios públicos con la información recobra relevancia?
-Se trabajó mucho en ese sentido. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual fue un avance. Una Ley que ahora está machucada.... Pero que ayudó mucho. Es correcto que todos sepan quién es quién.
-El debate alrededor de la LSCA ayudó más en la sociedad que en la regulación.
-Exactamente. Hubo que dar una batalla cultural. Se ayudó mucho para discernir quién es quién. Los medios de comunicación tienen dueños, los dueños representan intereses, los dueños te titulan la realidad y aveces uno lee y sabe que no es cierto, que no fue así. Y si lo aclaran es en la página 45, no lo lee nadie y el mensaje ya se instaló y la gente lo repite. “Se robaron dos PBI”: ¿dónde está comprobado que haya sido así? ¿Qué juez dijo con su sentencia un haya sido así?
-El juez mediático...
-Ninguno. Pero hay comunicadores que lo dicen todos los días. O piden desde la pantalla que Fulano o Mengano a vayan preso. Y después uno se encuentra en el asado del domingo con amigos que te dicen que “se robaron dos PBI”. Y lo dicen porque vieron en la tele o lo escucharon en la radio o lo leyeron. Desarmar eso es un trabajo enorme. Es una batalla que hay que dar. Pero que hay que darla. Quizás fracasamos, quizás nunca se note, pero hay que decir las cosas como son. Cuando hablemos de que alguien está involucrada en alguna causa, será porque lo dice un expediente judicial, ya sea porque fue imputado, procesado o elevado a juicio por tal cosa. No vamos a decir que Fulano tiene que ir preso. Todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Instalar mediáticamente que alguien es culpable me parece una canallada.
Los ataques de la prensa macrista
Esta semana, la ex Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, tuiteó que volvía "el relato bancado con fondos públicos", citando una nota del diario Clarín que señalaba el "discurso militante" de Lufrano, por haber agradecido a los trabajadores los cuatro años de "resistencia". También aparecieron varios artículos en el diario La Nación en la misma línea. La flamante presidenta de RTA defiende su posición. "Antes de asumir -cuenta Lufrano- tuve un cruce con Mercedes Ninci en el programa Debo decir en el que la periodista me preguntaba casi a los gritos si volvía 678, "porque lo bancábamos nosotros con nuestros impuestos". Contesté que es un fuerte desconocimiento de la cantidad de dinero que pone el Estado a todos los medios. La pauta estatal que reciben los medios privados, más grandes y más chicos, sean de gráfica, radio o televisión, sale del mismo presupuesto donde tiene los fondos los medios públicos. Por lo tanto, los impuestos de los ciudadanos bancan el relato de las empresas privadas, que tiene su relato construido en base a lo que les parece que tienen que mostrar, defendiendo los intereses que les parece que tienen que defender... Así que los relatos, unos y otros, en todo caso, están construidos con el dinero de todos los ciudadanos argentinos. Esa parte no te la cuentan, por lo que ya hay ahí un relato mentiroso".
Lufrano sostiene, además, que el Estado no debe abandonar sus obligaciones en los medios públicos. "La TV Pública es el único canal estatal y Nacional la única radio estatal, por lo que si el Estado abandona sus obligaciones, pregunto qué chances tiene la ciudadanía de escuchar una cosa diferente a los relatos que casi son idénticos del resto de los medios privados, que también financia el Estado. Los medios públicos también recaudan con pauta privada. Hay eventos que el Estado puede ganar (como los deportivos) y otros en los que sale empatado (como actualmente pasa con los festivales). Nosotros pensamos los medios públicos como una inversión, mientras que otros lo sienten como un gasto. Me gustaría preguntarle a la ministra a qué relato se refiere. ¿O el gobierno de la ex ministra Bullrich no tuvo un relato sostenido con la plata de todos los ciudadanos argentinos, con la cantidad de dinero en pauta que se puso en todos los medios?", se pregunta.
La idea del federalismo
Una de las banderas que flamean todos los directivos que llegan a los medios públicos es la del "federalismo". Una intención que, por lo general, se declama más que la que se pone en práctica. ¿Cuál será idea de la actual gestión? "Nosotros hicimos federalismo en la etapa anterior. Hicimos Estudio país, con Beto Badía, en el que cada provincia tenía un representante y recorríamos todo el país", recuerda Lufrano. La funcionaria subraya que el Cocineros argentinos encabezará esa política en la TV Pública, aunque adaptándose a la realidad argentina. "Queremos que Cocineros argentinos, que es un ciclo que funcionó muy bien, sea el ciclo que recorra el país", detalla. "Incluso que no sea solamente de cocina, sino que podamos mostrar que hay sectores que la están pasando muy mal, que fue necesario lanzar una Tarjeta Alimentaria para la lucha contra el hambre. El programa puede servir para mostrar qué comprar con la tarjeta, con qué te alimentás mejor, qué recetas se pueden dar para que sea nutritivo, rico y accesible lo que podés comprar. Tiene que tener este sentido. Y queremos que la comida que hagan en Cocineros..., no termine siendo comida por los chicos en el estudio, sino que podamos donarla a comedores o escuelas en el lugar en dónde se esté. Es una idea que estamos empezando a transitar".
-Muchas veces la federalización se piensa desde Buenos Aires para el resto de las provincias y no al revés. La mirada porteñocéntrica de la Argentina se termina imponiendo. ¿Cuál es su idea?
-Hay algunas ideas para que algún conductor vaya para las emisoras provinciales y que alguno venga para acá, hacer algunas transmisiones en conjunto. No es sencillo porque eso requiere dinero. No queremos tener una mirada porteñocéntrica.