No hubo espíritu “celebratorio”. Tampoco fue una velada marcada por el desánimo. La quinta edición de los premios Nuevas miradas en la televisión, organizado por la Universidad Nacional de Quilmes y el Centro Cultural Caras y Caretas, tuvo un tono acorde a un momento de la industria audiovisual argentina que fue catalogado por muchos de los premiados como “oscuro”. Tras el desguace de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y luego de un 2016 en el que el volumen de producción televisiva en el país fue casi nula, lo que se vivió el lunes a la noche en el auditorio de la universidad fue un encuentro para reconocer a programas, señales y trayectorias que demostraron que otra televisión no sólo es posible sino también necesaria. Lalo Mir, Juan Sasturain, Fernando Spiner, Osqui Guzmán, Víctor Laplace y Roberto Navarro fueron algunos de los premiados que dijeron presente en un premio que se resiste a desaparecer.
A lo largo de cuatro ediciones, el Nuevas Miradas nominó y premió a más de 400 programas y personalidades de la pantalla chica, dando cuenta de la vasta y ecléctica producción alternativa, independiente y federal que surgió a partir de la política pública de fomento a la producción audiovisual. En el 2016 no se puso en marcha ni una sola serie federal de financiamiento estatal. Toda la construcción de contenidos inclusivos, diversos y producidos en diferentes puntos del país desde 2009 hasta 2015 se frenó abruptamente con la asunción del gobierno de Cambiemos. “Porque creemos en la necesidad de la continuidad de las políticas es que seguimos reconociendo a propuestas que generen debates y den lugar a nuevos discursos”, señaló Alejandro Villar, rector de la UNQ, al abrir la ceremonia conducida por Federica Pais y Matías Lojo.
Sin nominaciones, en la quinta entrega del galardón más alejado de la TV comercial hubo puros reconocimientos. Fue Juan Sasturain, reconocido por su rol de divulgador de la literatura y la historieta en programas como Ver para leer, Continuará, Disparos en la biblioteca y Plop!, el que precisó la sensación compartida. “Es muy raro ganar un premio desierto, que hemos ganado porque el año pasado fue desierto televisivamente hablando. Plop! salía por Encuentro, un canal que existía o que sigue existiendo, está por ahí, pero ya no es parte del Ministerio de Educación. Raro”, dijo, con la sencillez y agudeza de su humor. A su lado, Eduardo Maicas –coconductor de Plop!– aprovechó el reconocimiento para hacer reír a la platea. “En realidad, el especialista en decir boludeces en el programa soy yo, porque Juan sabe todo. Me convocó porque necesitaba a alguien que dijera boludeces”, bromeó.
El periodista Roberto Navarro fue el encargado de recibir el reconomiento a todo el equipo periodístico de C5N, “por perseverar en la tarea periodística haciendo frente a la crítica y las presiones ejercidas por quienes se arrogan el derecho a determinar los contenidos a los que el pueblo argentino puede acceder”. “Es una época oscura, de despidos, de pérdida de derechos, de detenciones arbitrarias como la de Milagro Sala. Eso es posible porque los medios tradicionales no lo cuentan. Estoy orgulloso de que C5N cuente la verdad. Un canal en el que está Víctor Hugo Morales, que fue el primero en darse cuenta, y Gustavo Sylvestre, ese narrador diario de la realidad argentina”, destacó el conductor de Economía política.
La pérdida de la perspectiva latinoamericanista que evidenciaron las pantallas de Encuentro o Pakapaka encontró en Crónica de América, el ciclo conducido por Morales y Cynthia García, a casi la única propuesta televisiva que da cuenta de lo que sucede en Argentina y en la región. “Es un proyecto colectivo que no tiene lugar en el cable ni el aire argentinos, pero sí en canales universitarios. Buscamos encontrar caminos emancipatorios para la región, porque los procesos políticos y económicos que suceden en cada país de nuestra América latina no son aislados sino que se repiten a lo largo de la historia”, subrayó la periodista al momento de recibir el premio. Crónica de América se emite todos los domingos a las 23 para toda la región: en Argentina por las señales de la Universidad de La Plata, de la provincia de Santa y Urbana TV (el canal de la Villa 31); y para Latinoamérica por Ecuadro TV, Bolivia TV y TVT Sao Pablo, además de poder verse por streaming en la web lagarcía.
En tiempos en los que el archivo se transformó en materia prima para casi toda la TV, hubo un reconocimiento especial a Las patas de la mentira, el recordado ciclo de mediados de los noventa producido por Miguel Rodríguez Arias y conducido por Lalo Mir. “Empezamos a grabar la tele –contó Rodríguez Arias– en 1983, en VHS, y recién en 1990 empezamos a editar el programa en formato de video. En la tele hicimos dos años entre 1995 y 1997 en América, hasta que Eurnekián ganó la licitación de aeropuertos y nos levantaron. Las patas... no fue un ciclo de propaganda, sino de libertad. Tal vez nos pasamos de libres y por eso nos levantaron”. Lalo Mir también fue reconocido por Encuentro en el estudio y su “contribución a la difusión y puesta en valor de la música popular latinoamericana” a lo largo de su trayectoria. “Trabajo hace 40 años de payaso. El escepticismo me mueve. Creo que una de las cosas más series que hice fue Las patas..., que nos expuso a nosotros mismos y a las pavadas que se dicen a diario en los medios como nunca antes”, detalló el conductor.
En una ceremonia en la que se visibilizó el reclamo de que el Estado fomente a la cultura y a la producción audiovisual, también fueron reconocidas las ficciones El marginal, Estocolmo y Fábricas, así como la serie documental Cuerpo a cuerpo, el caso Marita Verón, las magistrales clases Borges por Piglia, la serie infantil Derechos torcidos y el programa Cronistas barriales, un noticiero realizado por adolescentes de distintos barrios carenciados de Quilmes que emite la señal de la universidad.