“Nadie está en la cima por siempre y nadie es intocable”, casi spoilea el trailer de la segunda temporada de Narcos: México, que promete ahondar en el auge y la caída del cartel de Guadalajara, en los '80, bajo el mando del jefe traficante Miguel Ángel Félix Gallardo, interpretado sobriamente por Diego Luna. La continuación de Narcos: México llegará al menú de Netflix el próximo 13 de febrero (acaso a modo de previa, la señal A&E repuso desde esta semana la primera temporada, todos los miércoles) y buscará prolongar el éxito de las miniseries basadas en hechos reales sobre fechorías de narcotraficantes latinoamericanos, que durante la última década han generado tantos dividendos y tanta fascinación pese a los tendales de cadáveres que dejaron en Colombia, México y otros países.
Narcos: México es, en realidad, la última expresión de este subgénero que estallara con el culebrón colombiano Escobar, el patrón del mal (2012) y continuara con producciones mexicanas como El señor de los cielos (desde 2013) o El Chapo (2017-2019). Pero que consiguió su gran éxito global con el tanque de Netflix, Narcos (2015-2017), que en sus tres temporadas serió el andar criminal de los dos grandes carteles colombianos de los '90: el de Medellín, del casi popstar Pablo Escobar Gaviria, y el de Cali, de la familia Rodríguez Orejuela.
La primera temporada de Narcos: México se emitió en 2018 a modo de spin-off de Narcos, con la misma estética refinada y cuidada –a lo Breaking Bad– y con el agregado del subtexto pop que la ambientación ochentosa permite en términos de música y vestuario –a lo División Miami–. La nueva temporada hurgará en el momento en que el cartel de Guadalajara se convirtiera en objeto de una cacería de los servicios secretos de los Estados Unidos, tras el asesinato de un agente de la DEA en 1985. Y agudizará las tensiones internas en la organización criminal, cuando comenzaron a despuntar los nuevos aspirantes a jefes y los focos de eventuales traiciones.
Uno de los alicientes de promoción con los que cuenta Narcos: México es que, tres décadas después de los hechos que narra, sus personajes siguen siendo noticia, en las páginas policiales y hasta en las playlists. Miguel Félix Gallardo, hombre clave en la iconografía narco mexicana, permanece en prisión desde 1989 y desde entonces ha inspirado toda clase de narcocorridos (como Jefe de jefes, de Los Tigres del Norte, o como el Corrido a Félix Gallardo, de Los Jilgueros del Pico Real, cuya letra es una verdadera crónica). Rafael Caro Quintero, otro de los personajes centrales de la serie, quien alguna vez ofreciera pagar la deuda externa mexicana a cambio de su libertad, es interpretado por el actor Tenoch Huerta. Caro Quintero hoy permanece prófugo tras haber pasado 28 años preso, es objeto de una puja judicial entre México y los Estados Unidos y se le atribuye ser el nuevo jefe del cartel de Sinaloa. Otro de los narcojerarcas de la serie, Ernesto Fonseca Carrillo, permanece en prisión domiciliaria y registró su alias traficante, “Don Neto”, como marca legal para comercializar bebidas alcohólicas.
Además, Narcos: México parecer preparar discretamente el terreno para una eventual saga futura con el último gran personaje del narcotráfico, “el Chapo” Joaquín Guzmán Loera, quien para la época narrada en la serie, era apenas un pistolero novato, del montón, en las filas de Félix Gallardo: en enero del año pasado, el actor mexicano Alejandro Edda, quien interpreta al joven Chapo, estuvo como espectador en el juicio al célebre traficante, en Nueva York, y hasta recibió el saludo del reo. Es que, a diferencia del finado Pablo Escobar, no hay duda de que los narcos mexicanos, presos o no, siguen sus series vía streaming.