“Quizás fue un error abrir al otro día”. A más de una semana del asesinato de Fernando Báez Sosa frente a la puerta de Le Brique, uno de sus fundadores, Daniel Maximiliano Vázquez, estimó que “quizás” (una palabra que puede traducirse como “a lo mejor” o incluso como “es posible”) haya sido “un error” que los dueños del boliche convocaran por las redes sociales a “una fiesta”. Esto, al día siguiente del salvaje homicidio de un joven de 19 años. Vázquez dijo ser el “ex dueño” de Le Brique, pero los propietarios de comercios vecinos le dijeron a este diario que todavía tiene “una parte minoritaria” en el paquete accionario como dueño aún del local.
Poco importa si sigue siendo dueño o no, lo que importa, lo que duele es ese “quizás”, tanto como que nadie diga todavía quienes son los dueños mayoritarios, los que marcan las pautas del “protocolo” con el que se maneja la disco.
El pretendido “ex dueño” de Le Brique sostuvo que el asesinato fue posible porque "faltaba más presencia policial" y eso fue lo que permitió que los diez detenidos atacaran con “piñas y patadas”, como dijeron los testigos, a un chico con la camisa rasgada que tomaba un helado. Vázquez sostuvo que por cuestiones del “protocolo” lo echaron del boliche a Fernando, dado que tenía la camisa rota y “nadie puede estar en cuero” en el boliche. Es mejor cuidar la supuesta compostura que salvar una vida que ya estaba en peligro. A uno de los hoy detenidos por el homicidio agravado de Fernando, lo tuvieron que sacar por la fuerza dos enormes y protocolares patovicas del boliche.
Ellos, igual que los policías, no intervinieron para evitar que a Fernando lo asesinaran a mansalva ante los ojos de todos los que estaban allí esa madrugada del sábado 18 de enero.
Vázquez explicó que, como marca el “protocolo”, al grupo violento lo sacaron por una puerta y a las víctimas del atropello, dentro del boliche, lo hicieron salir por otra, lo que no garantizó que los malos persiguieran y mataran a uno de los buenos. Por supuesto, Vázquez lamenta “profundamente” lo sucedido con el chico de 19 años. Explicó el declarado “ex dueño” que hubo un problema dentro de la disco, porque durante un pogo –algo que se sabe desde el primer momento en la causa—un amigo de Fernando manchó con bebida la camisa de otro de los rugbiers. No se sabe si esto lesiona el “protocolo” y justifica una “reparación” a golpes.
Vázquez admitió que si Fernando se hubiera quedado adentro del boliche, hoy estaría vivo, pero los chicos “no pueden estar en cuero” dentro del boliche porque lesionan el “protocolo”.
En febrero de 2006, entrevistado por este diario sobre cómo era la noche geselina, Vázquez aseguró textualmente: “Acá hay poca histeria. Los pibes que quieren ganarse a una minita se lanzan en la calle, en los pubs o se deciden acá en Le Brique”. Los chicos y chicas que presenciaron la muerte de Fernando, difícilmente vuelvan a Le Brique. Y no va a ser por “histeria” sino por “ataque de pánico” como sufren los sobrevivientes de Cromañón.