El último single que publicó Billie Eilish se llama "Everything I Wanted", pero dado lo vertiginoso de su carrera y de sus logros, es bastante lógico que la cantante de 18 años no haya siquiera llegado a desear este presente. Desde dio a conocer en 2016 "Ocean Eyes", una canción que había grabado dos años antes, la vida parece en fast forward para la joven nacida en Los Ángeles. Y haberse convertido en la artista más joven en ganar el Grammy al Disco del Año, además de la primera mujer en acumular los cuatro más importantes (además del mencionado, Grabación y Canción del Año, y Revelación), no hace más que poner en evidencia su talento ante un público que quizá todavía no le había prestado atención.
Porque, claro, primero que nada Billie Eilish es un fenómeno entre sus congéneres, aunque esté a años luz de los productos diseñados para adolescentes. De hecho, se dio a conocer vistiendo como un rapero de los '90, con ropa tres o cuatro talles más grande, para evitar los comentarios sobre su cuerpo, y no sólo no se preocupó por ocultar que tiene Síndrome de Tourette sino que lo usó como parte de su imagen. Su álbum When We All Fall Asleep, Where Do We Go?, por otra parte, se destacó precisamente por salirse de las normas, con letras oscuras y reflexivas, una voz siempre al borde del susurro y una producción que toma los elementos del pop y la música urbana actuales -desde los tecladitos y el autotune hasta el hi hat acelerado del trap- y los devuelve deliciosamente desenfocados.
"Ya me sacaron los aparatos y este es el álbum", se ríe Eilish en la intro de su disco, titulada "!!!!!!!", justo antes de ponerse a tararear sobre los graves de "Bad Guy". Esa canción sobre un "tipo rudo" que termina siendo ella misma fue la que se llevó el premio el domingo por la noche en el Staples Center de Los Angeles, pero también la que sedujo a millones de adolescentes en todo el mundo. Sus dos primeros shows en la Argentina serán el 2 y el 3 de junio de este año en el DirecTV Arena, pero las entradas están agotadas desde que se pusieron en venta en septiembre de 2019.
La cosecha de Grammy de Eilish no se detuvo con los cuatro principales, porque ganó también los de Disco Pop Vocal y Disco No Clásico. Además, su hermano Finneas O'Connell se consagró como el Productor No Clásico más joven de la historia, y los ingenieros de sonido y de mastering de When We All Fall Asleep, Where Do We Go? acumularon tres gramófonos dorados por cabeza. Pensar que la joven vocalista había sufrido una depresión que incluso la llevó a considerar el suicidio... "Creí que no llegaría a los 17", confesó hace poco.
Lejos de aquella realidad, Eilish ya está pensando en su segundo álbum, para el que Finneas aseguró que quieren experimentar nuevos caminos. "No esperábamos nada especial con el primer disco", dijo la cantante el domingo, justo después de su performance en los Grammy. "Sólo hicimos el disco que nos gustó. Ni siquiera podría decir que tratamos de hacer algo específico ni que queríamos ganar un millón de premios. Nuestra única meta fue hacer un disco que disfrutáramos, tanto haciéndolo como al publicarlo. Así que todo esto se siente irreal".
La actuación de Eilish en los Grammy no fue con "Bad Guy", la canción que se llevó el premio, sino "When the Party's Over", un lamento asentado en un piano mínimo y un coro de iglesia. "¿No sabés que no soy buena para vos? / He aprendido a perderte, pero no puedo soportarlo / Desgarré mi camisa para parar tu sangrado / Pero nada hace nunca que dejes de irte", canta allí con una profundidad inusual para los 16 años que tenía al momento de grabarla.
Entre esa madurez insólita y el hecho de que su disco suena como ningún otro en el mainstream actual ha hecho que la música de Eilish no tenga fecha de vencimiento y que varios colegas con unos cuantos años más que ella la elogien. Dave Grohl, por ejemplo, declaró que sus hijas estaban "obsesionadas" con la cantante. "Está pasando con ella lo mismo que pasó con Nirvana en 1991", declaró el hoy líder de Foo Fighters, que en esa época estaba tras la batería del trío de Seattle. Su hija Violet incluso lo convenció de hacer un cover de Eilish a dúo, después de haberlo arrastrado hasta el programa de Ellen DeGeneres sólo porque iba a estar la cantante.
Otras artistas que la elogiaron fueron Lana Del Rey, a quien Eilish siempre citó como una de sus grandes influencias, y Avril Lavigne, que algo sabe sobre ser una estrella adolescente. Ana Wintour, la célebre editora de Vogue, elogió que tenga un estilo propio para vestirse y su activismo por una mirada positiva hacia los cuerpos femeninos. Y Eilish, "belieber" de alma, hasta se dio el gusto de que Justin Bieber metiera un feat en una versión de "Bad Guy". "Perdí la cabeza", recordó luego sobre el día que conoció al ídolo juvenil en el Festival de Coachella.
"Nunca quise tener una vida normal", le había confesado Eilish hace poco al diario inglés The Guardian. "No es que haya soñado con esta vida mientras crecía, pero todas las cosas que uno hace mientras crece a mí nunca me gustaron... ¡No puedo explicarlo sin sonar muy desagradable! Estoy muy bien con el modo en que son las cosas. No querría nada más. Incluso cuando partes de lo que tengo hoy no son lo que quiero, realmente no me importa, porque tiene que ver con tener todas estas otras cosas que literalmente no podría haber soñado con tener". Pero, dado su talento y su juventud, esto recién parece estar empezando.