Mientras los afectados por el coronavirus ya son más de 4.500, según las cifras de la Comisión Nacional de Sanidad de China, una compañía de biotecnología que trabaja junto al Hospital Oriental de Shanghai anunció que en 40 días tendrían habilitadas las muestras de una vacuna para combatir la enfermedad. Según anunció la agencia estatal china, la vacuna será entregada a centros médicos para que lleven a cabo las pruebas correspondientes. El virus ya dejó 106 muertos en China, y alertas epidemiológicas en todo el mundo. A pesar del control en las fronteras y la cancelación de vuelos desde y hacia Wuhan, la ciudad donde se originó el virus, en Alemania el ministerio de sanidad registró el primer caso de coronavirus: un hombre que, por una capacitación de la empresa en la que trabaja, estuvo en contacto con una colega china que había viajado desde Shanghai hacia el país europeo. En Latinoamérica, solo se registraron dos posibles casos en Colombia y Brasil , que aún están bajo observación.

Karen Gómez es argentina y vive hace un año y medio en Wuhan, la ciudad que desde el jueves pasado está en cuarentena como medida de prevención contra el coronavirus. Llegó a través de una beca para hacer una maestría en negocios internacionales en sintonía con su carrera en comercio exterior. En el proceso de selección tuvo que darles prioridad a tres universidades, y finalmente le tocó la de Wuhan, que tiene el campus universitario en medio de la ciudad. “Si no me matara el virus, me mataría el aburrimiento”, bromea Karen, que se alegra de vivir en el campus porque así puede reunirse con otros compañeros en los espacios comunes. Ocupa una habitación que tiene que desinfectar y ventilar todos los días. “Tenemos que usar barbijos, que ahora son obligatorios, y un desinfectante para que mantengamos limpias las casas”, señala. Si bien en las farmacias estos insumos están agotados, según relata Karen Gómez, el gobierno mandó tanto barbijos como productos para desinfectar los espacios. Otras medidas de higiene son el uso del alcohol en gel, lavarse las manos con más frecuencia de lo habitual, y acudir a un médico ante el primer o más mínimo síntoma. “El hospital del campus, que antes cerraba los fines de semana y a la noche, ahora está abierto las 24 horas”, explica la estudiante. Si bien ellos están en receso invernal, el resto de la ciudad de Wuhan también está en paro: hasta el 3 de febrero las autoridades extendieron el feriado por el Año Nuevo Lunar, para evitar que se pueble de nuevo la ciudad y el virus circule aún más. “En la calle no hay nadie, solo vi algunos padres con sus hijos, porque al vivir en departamentos es muy difícil mantenerlos tantos días encerrados”, comenta Gómez después de haber salido a caminar por la ciudad.

Wuhan tiene 11 millones de habitantes. A principios de diciembre se detectó el primer caso del virus (al principio conocido como “neumonía de Wuhan)”, un hombre que falleció finalmente el 9 de enero. Si bien todavía no está confirmado, se cree que el virus tuvo su origen en el mercado de la ciudad donde, además de carne vacuna, pollo y pescado, se vendían otras especies de animales exóticos que se sacrificaban en el momento. "Es una costumbre de acá ir a esos mercados para comprar alimentos más fresos. Va la gente de la ciudad, no son turísticos", explica Gómez desde la ciudad en cuarentena. Este domingo el gobierno chino, desde el Ministerio de Agricultura, prohibió el comercio y transporte de animales salvajes en todo el país. “En cuanto a seguridad e higiene a China le falta desarrollo todavía”, comenta Diego Mazzoccone, director ejecutivo del Centro Latinoamericano de Estudios Políticos y Económicos de China (CLEPEC), que vive desde hace tres años en Beijing, donde hay ya 80 personas afectadas y este martes se confirmó la primera muerte causada por el virus. Según el investigador, “hace solo 40 años el 80% de la población de China era pobre. Las ciudades crecieron muy rápido y la población todavía no tiene el nivel educativo que se necesita en cuanto a la higiene y forma de vida, que es distinta que en el campo”.

Karen Gómez, la estudiante argentina que vive en Wuhan, cuenta que para Navidad evitó ir a lugares aglomerados, multitudinarios. “Para mediados de diciembre ya se hablaba de la posibilidad de que hubiera un virus en la ciudad”, señala, “la diferencia es que hasta ese momento se creía que no se contagiaba de persona a persona, por eso no nos habíamos alarmado tanto”. Cuando el virus se contagia, hay un período de incubación en que los síntomas no aparecen y no hay forma de detectar si la persona tiene o no la enfermedad. “Como el tiempo de manifestación puede ser de hasta 14 días, aunque salgamos de la ciudad deberíamos estar aislados, así que lo mejor es quedarse acá", afirma Karen Gómez y dice que “no tiene miedo”. 


Informe: Lorena Bermejo