Durante unos pocos días, los amantes del noveno arte posan sus ojos en lo que sucede en una pequeña ciudad en el centro-oeste francés: Angoulême. Allí se celebra cada enero el Festival Internacional de la Bande Dessinée, el más importante de Europa y una cita obligada para editores y autores de todo el mundo. Este año abrirá sus puertas el jueves y se extenderá hasta el domingo, aunque ya hoy habrá actividades para profesionales del medio, de las que también participarán autores y editores argentinos o vinculados a la escena local, como Marcos Vergara (LocoRabia) y Thomas Dassance (ex productor de Comicópolis, Viñetas Sueltas y actualmente responsable del sello iLatina, en Francia). Además, el país también estará representado con un candidato en la selección oficial del encuentro: Ignacio Minaverry, por Dora 4 (aquí publicado por Hotel de las Ideas bajo el título Dora 1964 – Amsel, Vogel, Hahn).
Sobre el festival, Stéphane Beaujean, su director artístico considera que “debe asumir su rol: devino en el único lugar del mundo donde se cruza el conjunto de la producción internacional pasada, presente y en cierta medida, futura”. Las palabras de Beaujean pueden parecer altisonantes, pero guardan algo de verdad: mientras los grandes eventos norteamericanos (las ComicCon de San Diego o Nueva York y en menor medida los encuentros independientes) se concentran en la producción estadounidense y sus avatares audiovisuales, y algo similar ocurre con el mercado japonés, al que resulta muy difícil acceder, en las callecitas y bares de Angoulême confluyen todos los caminos. Beaujean señala, con orgullo, que el festival que cura debe “erigirse como una vitrina lo más completa posible de la creación contemporánea”. Y aunque omite decirlo, el Festival Internacional de la BD también es vitrina para las pujas e intereses cruzados del mercado francófono.
Desde hace algunos años el festival es escenario para la reunión de los “Estados Generales de la BD” y también fue punto de lanzamiento para los reclamos de dibujantes y guionistas, muy golpeados por los intentos gubernamentales de disminuir pensiones y seguridad social a distintos sectores, y por la precarización cada vez más marcada desde las editoriales. Desde esa perspectiva, la declaración de 2020 como “el año BD2020” que lanzó en septiembre pasado el ministro de Cultura galo Franck Riester, suena a compensación simbólica por los malos tragos de los últimos tiempos. Riester anunció una serie de exposiciones itinerantes, cinco grandes eventos en el Centro Nacional del Libro, la participación de “grandes museos y monumentos históricos”, una suerte de diccionario estético y temático, y una celebración por la declaración de la Unesco de “Capital Mundial de la Historieta”.
Pese a sus problemas, el mercado francés es muy fuerte. Aunque la Asociación de Críticos locales ya no lanza las estadísticas de hace algunos años, hasta no hace mucho la cantidad de lanzamientos anuales superaba los 16.000, más de un tercio de ellos novedades. El gran problema del mercado francófono de historietas es que las librerías no daban abasto para exponer y dar oportunidad a todos los títulos que les llegaban por mes, ni hablar ya de todos los álbumes y libros publicados. Por eso también la importancia que significa incluir en la selección oficial el Dora de Minaverry. Sus editores argentinos contaron a Página/12 que esperan que “a través de este merecido reconocimiento más lectorxs puedan acercarse al trabajo de Minaverry y descubrir todo su talento”. El director artístico del festival observa que el sector llegó a las cifras actuales en menos de 25 años: en 1995 apenas había 700 novedades. Y hacia 2018 la cifra de negocios del sector crecía a niveles del 3 o 4 por ciento anual, mientras el sector editorial en general se retraía un punto cada año.
Esto también explica el constante interés y esfuerzo de los editores argentinos para acercarse al encuentro europeo, con o sin apoyos oficiales. Este año se estiró hasta allí Marcos Vergara, uno de los responsables de LocoRabia, que compartirá stand con iLatina en el sector Nuevo Mundo. “Tengo ya pautadas un montón de reuniones para ofrecer y ver material”, contó Vergara a este diario. “Llevo una valija llena de libros y la idea es no traerme nada de vuelta, dejar todo para que lo vean editores de allá”, explica. Algunas de esas reuniones, anticipa, servirán para revalidar encuentros de su primera visita en 2014, como el del Centro de Estudios Baleares. iLatina, en tanto, ya lanzó cuatro títulos de autores argentinos como Carlos Trillo, Domingo “Cacho” Mandrafina, Gustavo Schimpp, Quique Alcatena, Francisco Solano López, Carlos Sampayo y la joven Nacha Vollenweider.
Finalmente, otro atractivo de este año será la definición, esta tarde, del nuevo Grand Prix, otorgado a algún autor por su trayectoria o su aporte al medio. Los tres candidatos de 2020 son Emmanuel Guibert (La guerra de Alan, entre otros), la humorista gráfica Catherine Meurisse (que comenzó su carrera en Charlie Hebdo, en 2005), y Chris Ware (Acme Novelty). El ganador será reconocido con una muestra individual la próxima edición y, claro, la inevitable polémica en las redes sociales. Porque al menos en eso, el mercado francés es igual al resto.