Que nos oprimen, nos explotan, nos violentan, nos mienten y nos controlan para ponernos al servicio de otros hace miles de años no es nada nuevo.

Lo nuevo es escuchar sobre el Parto orgásmico o multi-orgásmico. Siempre ahí, al alcance de la mano. Por milenios. Sin embargo, más popular y conocida es la condena del “Parirás con dolor”. Por ende nacemos como hijes del dolor. Jamás supimos sobre la usina de enorme placer, bienestar, trascendencia, poder sobrenatural y éxtasis que cargamos en nuestras cuerpas con capacidad gestante, de parto y posparto. Gracias a la información genética que contiene la “programación biológica” para llevar a cabo las funciones orgánicas y conductuales para perpetuar a la especie (en este caso, la humana). Esto es bioquímica pura. 

Tenemos la capacidad biológica para activar la genética que sostiene al sistema del “anti-estrés”, conduciendo a la elaboración de hormonas como la serotonina, la dopamina, la oxitocina y las beta-endorfinas. Casualmente hormonas involucradas en los orgasmos, la euforia, la risa, las caricias, la alegría, el gozo, el juego, el ejercicio físico y la calma. En concentraciones descomunales, por las muchísimas horas que pudiera durar un trabajo de parto. Catorce, dieciocho, veinticuatro, setenta y dos… Imagínense lo que sería masturbarse o hacer el amor o drogarse o hacer deporte de alto rendimiento sin parar todo ese tiempo. Ahí, al alcance de la mano de cualquiera, sin importar etnia, edad, religión, cultura, sexualidad, patrones corporales, estereotipos, época histórica. Una maravillosa plataforma biológica que nos abre la puerta a sentir orgasmos cuando amamantamos, gemir sudadas con los pezones parados y el pelo revuelto, a tocarnos y a veces masturbarnos sintiendo una vulva y una vagina mojadas y agrandadas mientras parimos.

Cuánto nos siguen robando… en las salas de partos repletas de gente extraña, asediadas en “manada” por personal hospitalario, luces estridentes, piernas sujetadas, inmovilizadas en camillas de parto, manos atadas en las cesáreas… ¿Quién podría entregarse al desenfreno, a la calentura, a la desinhibición, a los besos, a las humedades en semejante lugar y situación? Durante el embarazo, nos aterrorizan con el dolor insoportable del parto, que pasa a ser real, cruel y desnaturalizado con el ritual de intervenciones para manipular el proceso del parto/nacimiento, y con la desinformación y ocultamiento del potencial prohibido del parto orgásmico. Nos quieren atrofiades, dormides, dominades, castrades, traumatizades, a nosotres y a nuestres hijes. Y, con esta marca, tornarnos sumises y funcionales a sociedades basadas en el sistema del estrés, apoyado en la adrenalina. La buena noticia es que podemos despertar esa química de la salud, del bienestar, del placer, puesta al servicio de un parto/nacimiento orgiástico, como de una vida libre de violencia, muy sencillamente. Decidiendo conscientemente cuál sistema alimentaremos en cada momento para ganar la pulseada al final del día.

*Partera profesional independiente egresada de la Universidad de Buenos Aires. Primera presidenta de la Asociación Argentina de Parteras Independientes (AAPI).